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Sociedad

Ley de Alberto Fujimori permite explotación de comunidad campesina que recolecta lana de vicuña en Ayacucho

La marca italiana de lujo Loro Piana paga sumas muy bajas al distrito de Lucanas por lana de vicuña que luego utiliza para confeccionar prendas que llegan a costar hasta un monto de US$9.000.

Los habitantes de Lucanas no reciben un pago por trasquilar vicuñas. Foto: Angela Ponce/Bloomberg Businessweek
Los habitantes de Lucanas no reciben un pago por trasquilar vicuñas. Foto: Angela Ponce/Bloomberg Businessweek

La comunidad de Lucanas está ubicada a 4.000 m. s. n. m., en Ayacucho. Allí, una vez al año, los habitantes arrean, capturan y trasquilan vicuñas para vendérselas a la marca italiana de lujo Loro Piana por US$280 dólares, cifra que apenas alcanza los S/1.000. Sin embargo, una sola prenda de esta firma supera los S/30.000, según reveló un informe de Blooomberg.

El bajo monto obtenido por esta actividad se evidencia en el nivel de pobreza de Lucanas. Según el último Mapa de Pobreza Monetaria realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que incluye a esta localidad, el 41% del distrito es pobre. Además, se informó que el 80% de la población de Lucanas percibía que no se había beneficiado económicamente de la participación de la comunidad en el comercio de la vicuña, a pesar de que este lleva instaurado en el distrito desde 1994.

Esto se debe no solo al bajo monto pagado por la marca italiana, sino también a que no todos los ciudadanos que participan en la actividad reciben una ganancia. En Lucanas, la costumbre local indica que los comuneros que realicen esta actividad deben hacerlo de forma gratuita. Solo los forasteros pueden recibir un pago y este no superará los US$20 por día.

La ruta normativa para la protección de las vicuñas

A pesar de ello, lo más destacable es que la falta de garantía de ganancia económica para Lucanas está respaldada por el Estado peruano.

A inicios de los años 60, el Perú buscó conservar la vicuña y lograr su aprovechamiento económico racional. Con ese objetivo, en 1965 se gestó un proyecto piloto en Pampa Galeras (Ayacucho, Perú), en convenio con las comunidades campesinas de dicha zona, para ejecutar prácticas de conservación.

Comuneros persiguen y acorralan cientos de vicuñas para trasquilarlas. Foto: Angela Ponce/Bloomberg Businessweek

Comuneros persiguen y acorralan cientos de vicuñas para trasquilarlas. Foto: Angela Ponce/Bloomberg Businessweek

En 1969, durante el Gobierno de Juan Velasco Alvarado, el Estado peruano prohibió la exportación, importación y comercio de la fibra y pieles de vicuña, así como los artículos manufacturados de estos. Durante los siguientes años, los Gobiernos de Perú, Bolivia, Argentina y Chile firmaron el Convenio para la Conservación de la Vicuña (CCV), con el fin de prohibir la caza y comercialización de vicuñas y sus derivados.

En 1978, el Gobierno peruano estableció el Proyecto Especial de Utilización Racional de la Vicuña. En 1979, los países que firmaron el Convenio para la Conservación de la Vicuña suscribieron un nuevo convenio, en el cual se permite el manejo y la transformación de los productos de la vicuña siempre y cuando se alcance un nivel de población que permita un manejo racional del camélido.

Ley fujimorista permitió explotación de camélidos de parte de empresas privadas

Hasta ese momento, los camélidos sudamericanos aún estaban protegidos. Sin embargo, esto cambió durante el periodo de dictadura de Alberto Fujimori.

En 1995, se aprobó la Ley Nº 26496: Régimen de la Propiedad, Comercialización, y Sanciones por la Caza de las Especies de Vicuña, Guanaco y Sus Híbridos. Esta norma estableció a los camélidos sudamericanos como especies de fauna silvestre sujeta a protección del Estado y facultó al mismo para otorgar en propiedad los hatos de vicuñas, guanacos y sus híbridos a las comunidades campesinas que cuenten con la presencia de estos animales.

En el año 2000, a fines del periodo de dictadura, se dictó el Decreto Supremo N° 053-2000-AG que facultó al Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos (CONACS) a entregar en calidad de custodia y usufructo de los hatos de vicuña y guanacos a personas naturales o jurídicas distintas de las comunidades campesinas en cuyos territorios habitan dichas especies.

El decreto permitió que las empresas tuvieran los mismos derechos que antes eran exclusivos de las comunidades campesinas. Ahora, cualquier conglomerado que tenga un terreno puede esquilar vicuñas que estén dentro de su propiedad. 

¿Cuál es la situación actual de las vicuñas de Lucunas?

En el siglo XX, esta especie fue cazada hasta casi quedar en extinción, por cazadores que les disparaban para extraer su pelaje en vez de esquilarlas vivas. Por esta razón, la caza fue prohibida en 1969. Pero, un tratado internacional de 1979 ayudó a establecer un mercado legal para la vicuña, que consistía en que la producción de la lana iba a quedar en beneficio del poblador andino. Es así como la comunidad de Lucanas fue la primera comunidad indígena en esquilar vicuñas bajo este nuevo régimen en 1994 y Loro Piana ha sido su comprador desde entonces.

Ahora, las vicuñas son capturadas anualmente y esquiladas cada dos años. Una consecuencia de estas esquilas más frecuentes es que el peso promedio de la fibra obtenida de cada una ha disminuido con el tiempo, ahora rondando los 150 gramos por animal, en comparación con los 250 gramos en 1994.