Sociedad

Omar Flórez: "Las redes y la Inteligencia Artificial no son tóxicas sino el ser humano"

Omar Flórez. Científico arequipeño, especialista en Inteligencia Artificial explicó la relación entre esta tecnología y las rutinas de las personas. Él estudió Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional de San Agustín.

En casa. Omar Flórez vuelve a su ciudad natal cuando está de vacaciones, en su última visita concedió entrevista a LR. Foto: Rodrigo Talavera
En casa. Omar Flórez vuelve a su ciudad natal cuando está de vacaciones, en su última visita concedió entrevista a LR. Foto: Rodrigo Talavera

Conversamos en una cafetería del centro histórico de Arequipa. El científico arequipeño, que lleva años residiendo en Silicon Valley (California) se encuentra de vacaciones en su ciudad natal, aunque su agenda está cargada. Después de la entrevista, tiene previsto una cita con el gobernador de Arequipa.

La charla discurre entre espressos amargos.

–Sigue el debate sobre si la Inteligencia Artificial (IA) reemplazará a los trabajadores y habrá despidos.

– Un organismo internacional publicó una lista de los empleos que la Inteligencia Artificial reemplazaría. Es una aproximación equivocada que provocó pánico. Una visión más responsable hubiese sido decir en qué actividades puedo elevar mi productividad usando IA y hacerlo más rápido. No dando la sensación de que un algoritmo reemplazará un trabajo (…) Debemos ver a la IA, como vimos un auto en la primera revolución industrial, como algo que nos permite desplazarnos rápido.

–Con la aparición de Chat GPT, se afirma que la gente que redacta tiene las horas contadas. Un monitor escribirá por ti.

– Si la demanda es constante y la productividad alta es probable que necesites menos personas para hacer la misma cantidad de trabajo. Habrá un periodo que haya más oferta que demanda. Puede haber menos puestos de trabajo en algunas áreas, pero será una transición (de diez años) Mi preocupación no está en la gente que domina tecnologías sino en gente mayor o alejada de zonas de internet, que quedarán aislada. Muchos de los ataques de internet, por ejemplo, engaños basados en ChatGPT están enfocados a
ellos. La gente no debe enfocarse en que un algoritmo les quitará el trabajo sino cómo ellos pueden elevar su productividad.

–¿En actividades rutinarias se ha comenzado a reemplazar la mano del hombre por algoritmos?

– Hace cinco años, una empresa de ensamblaje de celulares en China, reemplazó al más del 70% de personas. El resultado fue interesante, redujeron en 30% la cantidad de fallas y de errores técnicos. Además de que las máquinas pudieron trabajar mucho más tiempo. Es la evidencia de la automatización. Chat GPT aumenta la productividad de tareas menos rutinarias, como escribir una noticia, por ejemplo, o de repente hacer un diseño gráfico.

–Hasta los poetas estaban preocupados con ChatGPT, la computadora escribirá los textos.

– ChatGPT o Mid Journey, puntas de iceberg de la revolución de IA, es como photoshop. Esta herramienta es muy poderosa que ayuda a mejorar algo o hacerlo rápido. Cuando no existía el photoshop, tenías que pintar el cuadro, el nivel de edición era costoso, tenías especialistas en áreas de la manipulación de la imagen. Con photoshop lo haces en un clic. Al final del día estamos hablando de la historia del ser humano creando herramientas.

–Frente a estos desafíos tecnológicos, ¿cuál es el papel de la educación?

– Hace una semana publiqué un artículo en El Comercio diciendo que Chat GPT podría entrar a todas las carreras de sociales de la UNSA o San Marcos. Entonces, ¿qué significa si un algoritmo puede hacer un mejor ensayo o reporte que un ser humano? Entonces, ¿cuál es el rol del estudiante o universidad? Estamos ante una época de cambios, en donde se debe redefinir qué significa estudiar, ser colegio o universidad. Quizás un estudiante debería ser capaz de programar ChatGPT, modificarlo para marcar una diferencia, entre qué es el algoritmo y la persona. Estamos ante el auge de la matemática, estadística, de la programación como herramientas regulares que definan la siguiente revolución industrial.

–Frente a esta avalancha tecnológica, ¿cuál es el riesgo para el Perú, la brecha se va a extender más?

– El peligro para el Perú no es un robot que controle o tome todos los trabajos de las personas sino no sumarnos a esta ola de cambio. Ya nos hemos perdido las tres revoluciones industriales anteriores, máquina a vapor, electricidad y electrónica; en esta cuarta no deberíamos quedar rezagados. No generamos chips ni computadoras. Compramos siempre la tecnología.Entonces quizás es la oportunidad de sumarnos a la ola y crear algoritmos.

–¿Crees tú que hay ese deseo de subirse a la ola?

– Antes tenías el talento disperso en todas las universidades de Perú sin interconexión. Lo interesante de esta revolución industrial es que nos agarra con internet. Un alumno motivado de Arequipa puede conectar con un profesor de Lima y alumno destacado de Trujillo; juntos crean un paper, una publicación científica. Nunca antes en la historia de la humanidad hubo tanta información disponible en internet.

–La información corre a otra velocidad en las nuevas tecnologías. Pero, ¿también hay otros peligros?

– El ser humano de por sí tiene sesgo. Puede ser tóxico insultando o desvalorizando. En internet el impacto se multiplica. Pongo este ejemplo: si un perro te muerde, no es una noticia, pero si tú muerdes al perro sí es una noticia.

–¿Ese tipo de cosas se han ahondado?
– Eso siempre estaba, solo que ahora llega a más gente. Más personas pueden reaccionar ante eso.

–¿No es posible pensar en la autorregulación?
– Muchas empresas invierten en mitigar la desinformación. Ingenieros trabajan día y noche detectando desinformación con inteligencia artificial. Solo que el lenguaje es tan rico y variado que no es posible hacerlo en 100%. Hay millones de post en una red social. Es imposible hacerlo manualmente. Tenemos que confiar en IA para que haga esto, pero no es exacto, por definición.

–Mucha gente dice que las redes sociales han tenido un profundo impacto en la democracia. A eso se debe la elección de Trump en EE.UU. o el fenómeno Milei en Argentina.

– Soy un firme creyente de que la IA y redes sociales maximizan lo que está en la sociedad. La IA no es tóxica. Lo que es probablemente tóxico es el ser humano. La IA son números que propagan aquello que ya existe en los datos y que son generados por seres humanos. Tu pregunta sobre Milei o Barack Obama, ellos han usado esas herramientas para hacer mejores campañas de marketing. Se puede hacer eso para entender mejor lo que la gente quiere, qué tipo de música.

–¿La democracia se afecta por la calidad de información que recibe el ciudadano?

– Hay un caso icónico en Estados Unidos. Cambridge Analytic, una empresa que descargó mucha información de una red social. Con esa data, sabía qué información darle a la gente como recomendación. Y se dice que esto puede modificar la conducta de cierta gente. Es decir, si de repente estás en una sala y 99 personas piensan opuesto a ti es muy probable que con el tiempo puedas empezar a
migrar tus propias perspectivas por estar bien dentro de un grupo social.

–En el Perú vivimos una polarización fuerte y culpan de ello a las redes.

– Los seres humanos tendemos a juntarnos con gente que piensa muy parecido a nosotros. La red social sólo dramatiza esto, pero en general el ser humano está diseñado para empezar a formar grupos que piensan muy parecidos. Un ejemplo muy concreto de esto es, por ejemplo, la elección de Pedro Castillo. Nadie esperaba que pudiera ser elegido. Sin embargo, este tipo de campañas sucedieron de forma espontánea en plataformas como WhatsApp.