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Sociedad

Albergue Cuatro Patas: la esperanza de un hogar para perros de Puente Piedra se apaga por falta de apoyo

Vanesa Chilce Correa y su esposo se dedican casi a tiempo completo al cuidado de los 67 perritos que tienen en el albergue Cuatro Patas. Tras seis años de lucha por mantener el refugio, la pareja ya no puede rescatar más animales y están a punto de cerrar por no poder costear los gastos.

El albergue Cuatro Patas necesita apoyo con alimentos, artículos de limpieza y adopciones responsables. Foto: Cuatro Patas / Instagram
El albergue Cuatro Patas necesita apoyo con alimentos, artículos de limpieza y adopciones responsables. Foto: Cuatro Patas / Instagram

“No me da el corazón para devolverlos a la calle”, responde Vanesa Chilce cada vez que alguien le dice que se deshaga de los 67 perritos que cuida en el albergue Cuatro Patas desde hace seis años. La llegada de nuevos integrantes y la disminución de donaciones debido a la pandemia del coronavirus, han causado estragos en el refugio ubicado en Puente Piedra, por lo que muchas veces la animalista entra en desesperación por no tener los medios para alimentar a todos sus ‘niños’, como ella los llama.

Cuatro Patas inició en 2017, cuando Vanesa rentaba un departamento junto con su familia, que además, estaba integrada por su perrita Princesa. Lamentablemente, la pequeña mascota fue envenenada por el dueño del inmueble, lo que causó una profunda tristeza en ella, su esposo e hijo. “Fue un golpe muy duro para mí y, desde entonces, decidí convertirme en la voz de ellos, ayudarlos de la forma en que se pueda y así comenzó todo esto”, afirma con nostalgia.

Conseguir alimentos para más de medio centenar de caninos no es tarea fácil. Los refugiados en el albergue Cuatro Patas consumen 30 kilos de croquetas todos los días y, a pesar de los esfuerzos de los rescatistas, muchas veces los canes no pueden comer sus raciones completas por falta de medios económicos.

El albergue Cuatro Patas se encuentra en la calle Rosendo Sandoval, Puente Piedra. Foto: Cuatro Patas / Instagram

El albergue Cuatro Patas se encuentra en la calle Rosendo Sandoval, Puente Piedra. Foto: Cuatro Patas / Instagram

“Es nuestra mayor preocupación de todos los meses, porque son muchos y diario les tenemos que dar dos sacos de comida de 15 kilos. Durante la semana tratamos de cocinar lo que haya para poder medir y hacer alcanzar. Es muy complicado”, señala Vanesa. Ella y su esposo costean todo con su trabajo independiente, las ganancias de ambos están destinadas principalmente a los estudios de su hijo de nueve años y a los alimentos de los perritos del albergue.

“Muchas veces me pregunto en qué momento cambió mi vida. Los amo tanto que no me da el corazón para dejarlos. Muchas personas dicen que es fácil, que si los he recogido de la calle, los regrese a la calle si no puedo tenerlos ni darles lo que ellos necesitan. Pero yo creo que aquí están más a salvo que en la calle, donde mueren atropellados, les da enfermedades”, afirma la animalista, quien estuvo a un paso de rendirse en más de una oportunidad, pero su amor por los pequeños de cuatro patas siempre puede más.

Con la esperanza de obtener apoyo, Vanesa presentó su proyecto a empresas y a ONGs, pero no obtuvo respuestas alentadoras. También acudió a instituciones del Estado sin mayor suerte. Por ello, recurre a las redes sociales para publicar los casos de sus ‘peluditos’ y pedir donaciones.

Las otras víctimas de la pandemia

Desde que inició la pandemia del coronavirus en el país, muchas familias decidieron deshacerse de sus mascotas, dejándolos a su suerte en las calles. Personas como Vanesa y su esposo decidieron cambiar las vidas de estos animales dándoles una segunda oportunidad en un refugio.

Vanesa y su esposo preparan el alimento de los 67 perros. Foto: Cuatro Patas / Instagram

Vanesa y su esposo preparan el alimento de los 67 perros. Foto: Cuatro Patas / Instagram

“En la pandemia es cuando las personas más abandonaban a sus perritos. Nosotros los acogimos pero como son grandes o viejitos, es difícil la adopción. La gente generalmente adopta perros chiquitos, rechazan a los grandes”, afirma la rescatista, con decepción. Además, la emergencia sanitaria también hizo que las donaciones sean cada vez más escasas.

“Nunca me imaginé ingresar a este mundo del animalismo, ni tener tantos perritos. Empezó como una simple labor social y ahora está creciendo. Es tremenda responsabilidad, amo hacerlo pero también soy realista y sé que muchas situaciones se nos complican”, lamenta.

Las redes sociales como Instagram y Facebook son de gran ayuda para dar a conocer las historias de cada perrito rescatado y sus necesidades. Sin embargo, también son motivo de decepción por personas que prometen la ansiada ayuda y luego desaparecen.

“Nos han escrito varias personas pero al final se queda ahí. Muchos dicen que les pase la dirección’, les pasamos, quedamos para un día, pero nunca llegan. Creo que es la emoción del momento, al ver una publicación, pero al final no vienen”, explica Vanesa. Por otro lado, hay quienes desconfían de su labor, por lo que las puertas del albergue Cuatro Patas están siempre abiertas para quienes deseen visitar a sus huéspedes caninos.

Calidad de vida para casos extremos

Ryker llegó a Cuatro Patas a finales del año 2021, tenía a hemoglobina bastante baja, estaba cuadripléjico, lleno de pulgas, garrapatas y una mata de pelo enredado que apenas dejaban asomar sus ojos. Pese a las pocas esperanzas de vida que tenía el ‘peludito’, Vanesa lo acogió, no sin antes dudar y temer por no poder costear los tratamientos que necesitaría. “Siempre he rescatado sin ver el estado, la raza o la edad, con los que me haya cruzado en el camino”, señala.

“Lo rescaté cuadriplégico, arrastrándose. Ha estado más de dos semanas internado, se le ha hecho tres transfusiones de sangre, ha estado muy mal, tenía anemia de 3.5, estaba a un paso de morirse. Tuvimos apoyo al inicio, luego ya no, me quedó darle calidad de vida, es lo que le hemos dado. Él come puro Hill’s, porque tiene problemas renales”, comenta.

Ryker llegó al refugio Cuatro Patas en diciembre de 2021. Foto: Cuatro Patas / Instagram

Ryker llegó al refugio Cuatro Patas en diciembre de 2021. Foto: Cuatro Patas / Instagram

Luego de dos meses de tratamiento, Ryker logró volver a caminar con ayuda de una prótesis con ruedas, varias transfusiones de sangre y una adecuada alimentación. “Gracias a Dios, él ahora camina tan rápido, nos dijeron que la única manera para que él viviera era con una transfusión diaria durante una semana, pero costaba 350 soles cada transfusión. Él incluso necesitaba una operación y luego una rehabilitación por la fractura en la cadera”, dice con orgullo.

Esperanza para Cuatro Patas

Vanesa y su esposo se dedican casi al 100% al albergue Cuatro Patas. “Si no estoy con ellos, estoy en el trabajo”, asegura. La pareja cubre todas las necesidades que pueden, como cocinar alimentos con leña y ladrillos, bañar y cortar el pelo de los canes y atender a quienes están en tratamiento por algún problema de salud.

“Incluso cuando mi hijito tiene clases, estoy ahí, estoy por acá, tengo que cocinar, limpiar, nosotros no tenemos personal para nada, con mi esposo nos alternamos. Cuando él descansa, yo tengo que salir a trabajar”, relata.

Además de los alimentos, el refugio necesita aromatizantes, detergentes, escobas, recogedores, camas para los perritos, desparasitantes y, si no es mucho pedir, a alguien que los adopte con un corazón casi tan grande como el de ellos, los de cuatro patas.

Contacto:

Si deseas ayudar al albergue Cuatro Patas, no dudes en contactare con Vanesa Chilce Correa al número 921 878 018. También puedes comunicarte con ellos a través de su página de Instagram como @alberguecuatro y Facebook como Albergue Cuatro Patas.

Además, puedes transferir tu apoyo económico a las siguientes cuentas:

  • BCP: 194-33997757-0-66
  • BBVA: 0011-0814-0203098141
  • Interbank: 8983155121442
  • Yape Plin lukita y Tunki: 921878018
  • CCI BCP:002-19413399775706693

*Todo a nombre de Lady Vanesa Chilce Correa.

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