Las telenovelas peruanas aún presentan escasos avances en la representación de personas LGTBIQ+
Pese a la inclusión de personas homosexuales en novelas como Luz de Luna o Los Vílchez 2, la TV peruana aún no erradica los estereotipos con respecto a la población LGTBIQ+, los cuales son considerados como violencia simbólica.
La televisión peruana tiene una deuda histórica con las personas LGTBIQ+. A lo largo de los años, este medio masivo ha repercutido y perpetuado los diferentes estereotipos que terminan por alimentar el estigma y discriminación que viven las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero a nivel social. Esto, en consecuencia, expone la oposición de un sector de la ciudadanía contra los derechos de esta población.
Pero estos estereotipos no son recientes. La investigación “Del clóset a la pequeña pantalla, el rol homosexual en la época de la insensibilización de los medios reproductivos” señala que la representación de las disidencias sexuales en la TV nacional inició de manera tardía con respecto a países europeos y norteamericanos —aproximadamente con 20 años de retraso—. Las principales representaciones de esta población giran entorno a la feminización exagerada en los homosexuales y mujeres trans, así como la confusión entre la orientación e identidad de género.
“Se representa al hombre homosexual como una persona que tiene características asociadas a lo femenino, reforzando la idea de que los varones homosexuales quieren ser mujeres”, señala Silvia Bardales, comunicadora y asistente en el Área de Programa de Investigación y Comunicación Estratégica en el Observatorio de Medios. En la misma línea, sucede con las lesbianas, pues sufren de una hipermasculinización. “Es una confusión porque se confunde identidad con orientación, e incluso expresión sexual”, agrega.
Además, los estereotipos son más evidentes en la población trans. “Para empezar no hay representación trans en las telenovelas peruanas: ni actrices ni actores ni personajes trans. Es como si no existiéramos”, detalla la activista e integrante del Proyecto Únicxs de la UPCH, Gianna Camacho. Sin embargo, cuando se han registrado apariciones de esta población, quienes interpretan el papel son cisgénero —personas cuya identidad y expresión de género coincide con el sexo biológico—, hipersexualizándolas, encasillándolas como trabajadoras sexuales, y solo para el entretenimiento a través de ataques transfóbicos.
“Eso es parte de la discriminación y la transfobia”, asevera Camacho
Bardales indica que estos estereotipos son calificados como violencia simbólica —de las prácticas machistas más normalizadas de la violencia de género—, ya que perpetúan la discriminación de manera tácita, pero se habla muy poco de ella debido a que no pretenden tomar acción “porque les genera rating y ganancias”.
“Cuando estas prácticas son reproducidas por los medios de comunicación, pasa a ser violencia mediática. Estos estereotipos al final terminan en discriminación a nivel social”, pues la TV los reproducen y normaliza debido a la gran cobertura que tienen en la ciudadanía.
“Es importante identificarla para poder denunciarla”, recalca.
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Pequeños pasos para derribar estereotipos
Sin embargo, dos producciones nacionales han dado pequeños pasos para erradicar los estereotipos perpetuados por la televisión nacional. Uno de esos casos es Luz de Luna, en el que se presenta una familia homoparental conformada por Polo, Fernando y Gabrielito. En esta telenovela, la pareja homosexual pone sobre la mesa temas como el matrimonio igualitario, la homofobia y los derechos que les son negados.
En esa línea, Los Vilchez 2 es otra novela peruana que recientemente incluyó un personaje gay que retrata sus sentires frente a la discriminación. ‘Nacho’ es un chico homosexual que narra el rechazo de algunos padres y como las bromas LGTBfóbicas impactan en él.
Pese a mostrar este avance para desestigmatizar a la población LGTBIQ+, Silvia Bardales y Gianna Camacho reafirman que aún hay mucho camino que falta recorrer. Un claro ejemplo fue el caso de transfobia en una escena de la serie De vuelta al barrio, en la cual presentan a Nicol, una supuesta mujer transgénero, cargada de maquillaje, vestida de rosa de pies a cabeza y con una voz gruesa.
“Los guionistas, productores, incluso los directores de los mismos medios, no se hacen responsables de la reproducción de estos estereotipos”, resalta Bardales. En tanto, Camacho invoca a quienes crean estas telenovelas a revisar dicho contenido de la mano con activistas, recabando más información precisa que elimine los estigmas, la base de la transfobia que reproduce la discriminación de estas personas y las pone en riesgo de ser asesinadas.