Tesis para maestría aprobada por la UPC es cuestionada por reproducir estereotipos de género
Dos estudiantes de esta casa de estudios obtuvieron su grado de máster en Gerencia y Administración con este documento aprobado en el 2016, el cual contiene estereotipos machistas y errores ortográficos.
Un par estudiantes obtuvieron la maestría en Gerencia y Administración en el 2016 con la tesis “Plan de negocio ‘Beauty Care’”, la cual se difundió recientemente en las redes sociales debido a los estereotipos de género que se identificaron en el resumen del documento, aprobado por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), bajo la asesoría de Leyder Bocanegra.
“Si una mujer presenta las manos secas o las uñas de estas quebradas, mal pintadas o sucias, dice mucho de la mujer. Nos muestra como una mujer desaliñada y descuidada en su presencia. Al igual sucede con los pies, los cuales son más observados en verano, ya que no nos atrevemos a lucirlos si no se ven perfectos, pues seríamos catalogadas como mujeres descuidadas y sucias. Otra actividad típica del verano es ir a la playa, usar bikinis, ropa más cómoda como short o polos manga cero, y sería desagradable lucir esas prendas mostrando vellos parecidos a los del hombre lobo. Eso dejémoslo para los hombres”, escribieron Patricia Jaramillo Deustua y Trudie Zapata Flores en el resumen de la tesis.
Resumen de la tesis de maestría Plan de negocio ‘Beauty Care’ de la UPC. Foto: captura
Además de los estereotipos machistas plasmados en este documento con el que ambas estudiantes consiguieron sus maestrías, sobre todo con respecto a la depilación obligatoria para las mujeres, también se identificaron faltas ortográficas y bibliografía mal citada.
“Hay una cadena de reproducción de estereotipos de género. Las estudiantes han llegado a ese nivel académico con un conjunto de estereotipos sobre las mujeres y los hombres que lo que hacen es alertar sobre la necesidad de la aplicación del enfoque de género en la escuela”, manifestó la investigadora y antropóloga Angélica Motta. Ella detalló que este hecho es una consecuencia de no erradicar los estereotipos durante la educación básica regular, lo cual lleva que estos se normalicen y reproduzcan durante el pregrado y el posgrado.
Ello se debe a que en los últimos años se han detenido los avances en cuando a la aplicación de este enfoque —que permite que se tenga en cuenta que existen estereotipos de género que van a afectar la forma en que las personas experimentan y perciben al mundo— a raíz del avance de sectores fundamentalistas y religiosos contrarios a la igualdad.
“Los centros de estudio tendrían que ser espacios críticos donde esto (los estereotipos) se cuestione, no solamente a nivel de posibilidad de reflexión, sino como parte de las mallas curriculares de los cursos. Ahí hay una falla del sistema educativo superior y de la supervisión que hace el Estado del funcionamiento de las instituciones privadas en cuanto a la calidad de educación”, aseveró la especialista.
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La depilación obligatoria como violencia simbólica
En cuanto al contenido de los estereotipos de género plasmados en la tesis, Angélica Motta afirmó que muestran la exigencia sobre las mujeres en cuanto a cómo deciden presentar sus cuerpos. Sobre esto, el feminismo no considera a la depilación en sí como un problema, sino el hecho de que tenga que ser una norma social obligatoria para todas las mujeres.
Rebecca Herzig, profesora de Estudios de Género y Sexualidad en Bates College, escribió que la noción de que el vello corporal es “poco femenino” se remonta a 1871 con el libro El origen del hombre de Charles Darwin. Según ella, la teoría de la selección natural asoció al vello corporal con “una ascendencia primitiva y un retorno atávico a formas anteriores y ‘menos desarrolladas’”. Mientras creció la popularidad de estas ideas, incrementó la percepción de que tener menos pelos en el cuerpo era señal de que los humanos eran más evolucionados y sexualmente atractivos. Este estereotipo fue impuesto solo para las mujeres.
En la misma línea, la escritora española Bel Olid detalló en su libro “A Contrapelo. Por qué cortar el círculo de depilación, sumisión y autoodio” que la depilación es “una opresión colectiva” que va más allá de si las mujeres deciden o no realizarlo, sino que tienen relación con qué cuerpos tienen derechos a ocupar el espacio público y cuáles no.
Así, la depilación se convierte en un mecanismo de control sobre el cuerpo de las mujeres, pero que, según la autora, también conlleva intereses económicos, ya que afirma que esta práctica es parte de un negocio que saca provecho de la perpetuación de los estereotipos que penalizan a las mujeres que deciden no retirarse el vello.
Con la crecida del movimiento feminista, estos preceptos machistas empezaron a derribarse y cada vez son más las mujeres que deciden sin presiones sociales el depilarse o no.