Pandemia no frenó violencia contra la mujer en Arequipa
Escenario. Seis feminicidios se registraron en Arequipa durante la emergencia sanitaria. El confinamiento puso a la mujer en una posición de mayor vulnerabilidad según especialistas.
Adela de 25 años murió asfixiada en su vivienda en el distrito de La Joya mientras sus dos menores hijas dormían. Su esposo Raúl Gómez Mamani habría confesado a la Policía el crimen, esa misma persona a la que en junio de 2019, ella denunció por agresión psicológica. Aún con las medidas de protección, nada protegió a esta joven madre de ser una nueva víctima de feminicidio.
El jefe de la unidad territorial del Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra la Mujer y los Integrantes del Grupo Familiar (Aurora) Arequipa, Erick Pumacayo, informó que en lo que va de 2020 ocurrieron ocho feminicidios, de los cuales seis fueron durante la pandemia. Adela es uno de esos casos.
Según la base estadística de Aurora, siete feminicidios en Arequipa fueron registrados en 2019 por los Centros de Emergencia Mujer (CEM). En lo que va de 2020, la cifras de casos son mayores. Ello genera preocupación.
Pumacayo refiere que los CEM en la región de Arequipa reportaron 7 mil 596 casos atendidos de violencia contra la mujer e integrantes del grupo familiar en lo que va de 2020. Sin embargo, aclara que desde el 16 de marzo a agosto, por la pandemia, los CEM no tienen estadística de casos porque estuvieron cerrados, y se realizó trabajo remoto.
Solo en casos de riesgo severo como feminicidios ó tentativa de feminicidio, violaciones sexuales y violencia física, fueron asistidos por equipos itinerantes de urgencia. Estos grupos realizaron más de 700 atenciones durante la cuarentena.
A partir de setiembre, los CEM volvieron con la atención presencial en sus 23 sedes en Arequipa.
La víctima en aislamiento
Un escenario inusual como la pandemia, ha puesto en una posición de mayor vulnerabilidad a la mujer que ya vivía situaciones de violencia. “El confinamiento ha obligado a persistir, a vivir, a cohabitar con la persona que te hace daño de manera constante”, señala Ruth Gallegos, psicóloga especialista en psicoterapia sistémica familiar. Al estar sometida a un confinamiento se incrementó el riesgo de feminicidios.
Existen factores como la dependencia emocional, problemas de personalidad y dependencia económica que hacían que las mujeres asumieran en silencio este ambiente hostil y de violencia. Durante la pandemia ello se afianzó en algunos casos, porque la mujer perdió su trabajo y debía asumir la guía de los hijos en las clases virtuales.
Otras que sí quisieron denunciar, dieron marcha atrás a su decisión, por temor al contagio del coronavirus, las restricciones de movilidad y porque la atención por parte las instituciones y operadores de justicia, fue mínima a causa de la emergencia sanitaria.
A ello se debe sumar, que las mujeres que son víctimas de agresión, no tienen como su primera opción de auxilio a las instituciones de justicia. Ello se reveló en la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2017, donde el 44,5% de las víctimas de violencia buscan ayuda en personas cercanas y solo el 29,2 % acudió a alguna institución.
El agresor durante el aislamiento
Gallegos señala que el perfil del agresor se caracteriza por ser machista, ve a la mujer como un objeto, es poco tolerante a la frustración, tiene una inadecuada gestión de emociones y en algunos casos presenta trastornos de personalidad. Estos aspectos se empoderaron durante el estado de emergencia al tener a la mujer sometida en el hogar.
“El hombre se empodera cada vez más en la situación de violencia hacia la mujer cuando ve que las instituciones no las protegen y empodera la idea de control y poder sobre la mujer, entonces todos esos factores han hecho que esa situación de violencia se incremente en la pandemia”, señala.
¿Qué pasó con ellas?
En un informe de la Defensoría del Pueblo, se dio a conocer que, desde el inicio de la emergencia sanitaria hasta julio, se reportaron 46 desapariciones de mujeres en Arequipa, de las cuales se llegó a identificar el paradero de 42, de acuerdo a la información que les proporcionó la PNP.
“En la mayoría de los casos cuando ya la mujer está ubicada, normalmente se tratan de problemas de violencia dentro del seno familiar”, refirió el encargado de esta oficina, Ángel María Manrique.
Agregó que por el estado de emergencia todas las instituciones han sufrido demoras en su actuación, por eso exhortó un trabajo articulado de las entidades competentes para recibir las denuncias por violencia y garantizar las medidas de protección de la víctima.