Mujeres desaparecidas: alistan proyecto para fortalecer su búsqueda con geolocalización
Hasta el 14 de mayo, el Mininter reportó la ausencia de 4.252 mujeres. En el Congreso se busca exigir que las empresas de telefonía revelen en 24 horas desde dónde las llamaron sus posibles agresores. Pero ¿una norma es suficiente?
Minutos antes de que vieran por última vez a Daysi Mina, su abuelo le regaló un celular y un chip. Era la tarde del domingo 26 de enero. La educadora de 21 años había terminado de cubrir las elecciones congresales en Santa Rosa, distrito de Ayacucho, donde trabajaba como reportera. Se despidió de su familiar para viajar una hora hasta San Francisco, pues ahí vivía con su enamorado Noé Laura Taype.
Al día siguiente, él llamó a la hermana de Daysi y le contó que la joven no había llegado a su vivienda. Le preguntó si se había quedado en casa de su familia, en Santa Rosa. Su cuñada le dijo que no. Pasaron dos días y los policías recibieron la denuncia por desaparición, después de que aseguraron a los padres que ella se había fugado con otro hombre.
Cámaras de seguridad revelaron que Daisy estuvo conversando por teléfono aquella tarde en que debía viajar. Por ello, sus padres pidieron al fiscal a cargo del caso que exigiera el reporte de geolocalización del celular que su abuelo le regaló. Así podrían enterarse con quién hablaba en ese momento.
“La tecnología en Ayacucho es muy inestable. Podría demorar 8 meses porque tenemos que mandarlo a Lima y de Lima a Ayacucho”, fue la respuesta que recibieron.
Protocolo que requiere precisiones
El protocolo para atender denuncias de mujeres desaparecidas se publicó en febrero de 2020, casi un año después de que debió estar listo. En la norma se especifica que la Policía Nacional del Perú (PNP) debe pedir a las empresas de telefonía los lugares desde donde el celular de la desaparecida recibió y realizó llamadas. Sin embargo, no se precisa cuánto tiempo tienen las compañías para entregar el reporte.
La congresista Rosario Paredes se reunirá esta semana con organizaciones dedicadas a buscar desaparecidas para elaborar un proyecto de ley que exija la entrega de estos documentos en 24 horas.
“La ley la vamos a ampliar porque es un problema que encierra a muchas más organizaciones que tendrían que ser incluidas dentro de esta propuesta legislativa”, comentó en entrevista con La República.
Según la parlamentaria, la iniciativa se debatirá en la Comisión de la Mujer, de Presupuesto y de Defensa Nacional.
“Se tiene que trabajar con el Ministerio del Interior porque en todos los casos es necesario dotar a la PNP. Tendría que haber un fondo especial para ver exclusivamente el tema de desapariciones. Cuando una mujer desaparece, la policía no reacciona adecuadamente y los órganos de justicia tampoco”, indicó.
¿Basta con una norma?
Edith Aiquipa, abogada del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, opinó que el protocolo no soluciona el problema de fondo que impide la búsqueda de las desaparecidas.
“Hay que ver capacitaciones, presupuesto, voluntad política. Esto último es nulo. Nadie se asombra, nadie se escandaliza. Desde el Ministerio del Interior, Ministerio de la Mujer y Ministerio de Justicia debe haber compromiso para aplicar esta normativa”, comentó.
Para ella, es poco probable que los policías puedan realizar el trabajo de investigación después de que soliciten el registro de geolocalización, pues no están capacitados para cruzar la información ni cuentan con la tecnología que el protocolo apunta.
“El tema de las compañías de teléfono es como un punto en una 'i', pero no es lo básico. ¿Quién se encarga de hacer el cruce de información? No lo puede hacer cualquier policía. Tiene que ser normalmente un área especializada en homicidios o la Divindad, que es la División de Delitos de Alta Tecnología. Pero la Divindad está solamente en Lima. Si ocurre una desaparición en Apurímac, por ejemplo, la policía especializada, las Depincris, tendrían que ir. Pero ya hemos tenido experiencia con el caso de Solsiret, cuando la investigación fue primero a Depincri del Callao y no hubo resultado”, añadió.
Hace falta que policías y fiscales aprendan a tratar con respeto a las familias de las desaparecidas. La desidia que muestran durante las investigaciones impide que se descubran nuevas pistas (videos, ubicación, testimonios) y daña la salud mental de las personas que las buscan.
Machismo institucionalizado
Poco tiempo después de que Daisy desapareció, uno de los fiscales encargados de hallarla le preguntó a sus compañeros de la universidad si ella salía con varios hombres.
“¿Tú conoces a Daisy? Dime la verdad. Así entre ‘nos’ que somos hombres. ¿Cómo era ella? ¿Le gustaba tomar? ¿Le gustaba salir a las fiestas? ¿No has visto si tu amiga era borracha? ¿Si le gustaba salir con muchos hombres?”, interrogó.
La activista feminista María Ysabel Cedano aseguró que las autoridades no sienten una real intención de buscarlas por el machismo que no les permite verlas como seres humanos.
“No es por falta de información, no es por falta de normas, sino que es por personas machistas que en realidad no tienen ninguna sensibilidad, ninguna solidaridad humana frente a estas víctimas", dijo.
A cinco meses de su desaparición, se sabe que los vecinos hallaron su carné universitario, una tarjeta bancaria y un carné de voluntariado cerca de un río que une la casa de sus padres y el lugar donde vivía con Noé.
Tras el inicio de la emergencia nacional, las indagaciones para ubicar a Daysi se paralizaron. Dicen que hay pocos policías para seguir buscándola.