Acusada. El FBI dice que aprovechaba su apellido de casada para infiltrarse. Un agente encubierto del FBI que se hizo pasar como empleado del consulado ruso es el principal acusador de la economista y empresaria. Ángel Páez. La rusa Anna Chapman llegó a Nueva York en busca de la fama, pero jamás pensó que conquistaría las portadas de la prensa acusada de pertenecer a una red de espías que trabajaba al servicio de la Sluzhba Vneshney Razvedki (SVR), el Servicio de Inteligencia Exterior ruso. Los periódicos populares neoyorkinos la han comenzado a llamar “Mata Hari rusa”, “La Espía pelirroja” y “La femme fatale que vino de Moscú”. Bella, de 28 años, rusa de nacimiento, divorciada, con una maestría en economía y un negocio de bienes raíces por internet, el fiscal Michael Farbiarz, basado en una investigación del agente especial del FBI, Amit Kachhia-Patel, acusa a Chapman de haber aprovechado su condición de migrante rusa para trabajar de forma encubierta para la SVR en coordinación con otro ciudadano ruso, Mikhail Semenko. Chapman y Semenko son parte de los 11 presuntos espías detenidos por el FBI. En el mismo grupo están Vicky Peláez y su esposo Juan Lázaro. El FBI la mantuvo vigilada entre enero y junio de este año y comprobó que “en múltiples ocasiones ingresaba a las oficinas que tiene la misión rusa en Naciones Unidas en Manhattan”. La agente Kachhia-Patel también afirma que Chapman, la “Mata Hari rusa”, le pasaba información a un funcionario ruso “mediante comunicaciones electrónicas privadas”, las que fueron interceptadas. El FBI ha entregado a la justicia filmaciones del 20 de enero, 17 de marzo, 7 de abril y 21 de abril, en las que se observa comunicándose con el funcionario ruso. No se precisa, sin embargo, qué tipo de información secreta pasó la rusa de ojos verdes a la SVR. De acuerdo con la acusación fiscal, Chapman y Mikhail Semenko usaban el mismo sistema privado de comunicación electrónica para filtrar información al espionaje exterior ruso. Más recientemente, el 26 de junio, un agente encubierto del FBI que se hizo pasar como empleado del consulado ruso en Nueva York se contactó con Anna Chapman y pudo comprobar sus vinculaciones con el espionaje ruso. Incluso el agente descubrió que la mujer usaba un pasaporte falso. Todas las conversaciones entre Chapman y el falso funcionario ruso fueron grabadas. “Según el entrenamiento que he recibido, la experiencia y mi participación en la investigación, considero que Anna Chapman era parte de la red de espionaje”, la acusa la agente Amit Kachhia Patel. En el corazón de Nueva York El periódico “New York Post” informa que Anna Chapman arribó a la ciudad en febrero del 2010 con el supuesto propósito de hacer empresa. Recién se había divorciado. El mismo medio ha colgado una entrevista que le hicieron a Chapman como directora de la compañía “Time Venture”, dedicada a las tecnologías de la información. En la grabación afirma que algunos años laboró en Londres en una compañía de grandes inversiones y que en Moscú controlaba una empresa de compra-venta de inmuebles. Con aires de alarde, la rusa dice que trabajó para Warren Buffett, el multimillonario y filántropo rey de las textileras norteamericanas.