Feminicidio: ir al fondo del problema
Antes que renuncias, se necesita una gran estrategia.
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No despedir a la ministra de justicia por un comentario desafortunado fue una decisión correcta del presidente Martín Vizcarra, pero el incidente debiera motivarlo a redoblar el esfuerzo del estado y de la sociedad para enfrentar este drama.
La respuesta de la ministra Ana Teresa Revilla a la pregunta oportuna del reportero Gino Tassara de Canal N por un caso reciente de feminicidio fue, sin duda, desatinada pues proyectaba falta de empatía con un problema nacional creciente, pero no se puede inferir que ella tenga desdén por este fenómeno.
Al contrario, la trayectoria de Revilla proyecta a alguien con compromiso con la defensa de los derechos de las personas y en particular de las mujeres, a diferencia de, por ejemplo, varias fujimoristas que le han atacado en estos días olvidando que ellas han sido una máquina de obstaculizar en el congreso normas contra la violencia en todas sus modalidades a la mujer.
Asimismo, sacar a Revilla por su declaración hubiera levantado preguntas como la de ¿y Edmer pa’ cuándo, presidente?, en alusión a las investigaciones por el hospital de Moquegua.
Pero sí es claro que la ministra Revilla no parece alguien con capacidad de acción política y de interacción fluida con la prensa, un asunto que es un déficit general del gobierno y que debiera llevar al presidente Vizcarra a pensar en ajustes especialmente en marzo, cuando se instale el nuevo congreso.
El problema de fondo, sin embargo, es el agravamiento de la violencia contra la mujer expresado en que, con 164 feminicidios en lo que va del 2019, este ha sido el peor año en la última década.
La corrección de esta penosa situación requiere una estrategia integral, pues la respuesta pasa por la toma de consciencia a todo nivel, desde la educación en las aulas hasta la capacidad de respuesta en el sector público, siendo lamentable lo ocurrido en una comisaría de El Agustino que no reaccionó con oportunidad para salvar una vida.
Nada se gana, sin embargo, pidiendo las renuncias del ministro del interior o de justicia, que más parecen solicitudes para la tribuna, pues lo que se requiere es una gran movilización en la sociedad civil y en el estado contra el feminicidio y la violencia a la mujer, un drama terrible, creciente y tolerado.
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