Miguel Cabrejos Vidarte. Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y arzobispo metropolitano de Trujillo. Lideró las reuniones para hallar una solución al conflicto por la minera Las Bambas."No hay una política de Estado permanente. Esto (el conflicto) ha pasado en Conga, en Quillabamba, en Espinar. Se repite la historia",Monseñor Cabrejos moderó la mesa de diálogo que el jueves pasado se realizó en Challhuahuacho para resolver el conflicto entre las comunidades y la minera. Remarca que para llegar a buen puerto es necesario que todos cedan y que el Estado vele para que se cumplan los compromisos de las nueve mesas de trabajo acordadas. ¿Qué disposición encontró en Challhuahuacho para resolver el conflicto por Las Bambas? Encontramos un ambiente de mucha serenidad y tranquilidad. No hubo ningún gesto de violencia sino una gran disposición al diálogo de parte de todos. Ha habido muchos comuneros. La reunión fue en el estadio pero fue todo ordenado y organizado. Además del premier y las otras autoridades, estuvieron representantes de la mina y su presidente dio un saludo. Creo que fue bueno que lo hiciera. No hubo protestas por ese saludo. PUEDES VER Comunidades llegaron a acuerdo con minera Las Bambas y desbloquearán vía [EN VIVO] ¿Cómo se llegó a ello? Días antes, incluso, apedrearon a una delegación de ministros... Esto se debe al triunfo del diálogo, de la disposición a entenderse racionalmente, sin violencia, producto de dos largas sesiones que hubo acá, en la Conferencia Episcopal, la última el sábado 6 que duró diez horas, aproximadamente, y previamente hubo otra, donde atendimos a dos grupos: los llamados emprendedores y los que están en pie de lucha, como ellos llaman, liderados por Gregorio Santos y otros. Ellos pidieron que la tercera sesión, que se fijó para el jueves pasado, sea en Challhuahuacho y dijeron: “Nosotros garantizamos que va a ser pacífico, no tengan temor de nada”. Ciertamente ha sido llevado muy bien. Hubo más de 27 interlocutores. ¿Qué sentimiento escuchó en esas demandas? Había 9 puntos, que son las 9 mesas de trabajo, y se ha añadido una más sobre justicia con la presencia del Ministerio Público. Ellos se han expresado con absoluta libertad, a su estilo, en castellano y a veces en quechua, han expresado todo lo que sienten, que se puede sintetizar en que ha habido un gran abandono del Estado en general, no solo de este Gobierno. Y el premier lo ha reconocido. Ellos dicen “el papá”, que es el Estado, debe preocuparse por garantizar y velar por los acuerdos que se tomen. Ellos expresan que hasta la anterior minera iba bien. Lo interesante es que son pro explotación minera, pero con las atenciones adecuadas. Entonces, cuando MMG empieza a quebrar los compromisos, se comienzan a levantar. Y ellos piden que el Gobierno los ampare, que haga la función de padre, que vele por las poblaciones indígenas. Ese es el gran reclamo, y el otro es que la minera cumpla sus compromisos. Ciertamente, uno es el problema de las vías. La gente reclama porque al principio debía hacerse un mineroducto y ahora es una carretera no asfaltada y el impacto lo sufre la gente. Cuentan que hay contaminación, ruido, se afectan los animales y cultivos. Hay una serie de cosas que se debe atender. Se ha firmado un acuerdo para empezar a buscar soluciones es el inicio, ¿no? Lo que se ha hecho es el inicio de un diálogo que será largo. Ellos dicen si se pudiera en un mes, pero creo que no es posible, pero sí el inicio. Y para eso es importantísimo cumplir el primer acuerdo que consiste en hacer una resolución con decreto supremo que institucionalice la mesa de cumplimiento. Eso se puede hacer ya… Pueden hacerlo el lunes. Hay muchas cosas que hay que aclarar, que deben volver a su cauce, como pasó en Espinar (Cusco), donde están caminando bien ahora, pero producto de una gran protesta en la cual lamentablemente hubo muertes, como en Conga. En épocas anteriores aquí (el corredor de Las Bambas) también las hubo, y le entregaron al premier una bandera con sangre de la gente que murió. De todas maneras, hay que saludar lo avanzado en las tres sesiones, que es el inicio del diálogo. PUEDES VER Las Bambas: Monseñor Cabrejos se reunió con comuneros de Fuerabamba ¿Cómo incrementar la pequeña confianza que se está generando? Es una gran verdad que ellos la han dicho públicamente varias veces: no confían en el Estado porque se instalaron muchas mesas de diálogo que quedaron en el papel. Por ello pidieron que entre la Iglesia. La manera de que recuperen la confianza es establecer estas mesas, pero ya no solo de diálogo sino de solución de problemas. Si así empieza hará mucho bien no solo para Las Bambas sino para otros conflictos. En las mesas todos tendrán que ceder ¿Ve esa disposición? He visto una gran disposición, del Gobierno, de la minera y de los comuneros. Todos tiene que ceder algo. Tienen que aprender a cambiar la mirada. La empresa tiene que ver de otra manera la explotación minera; el Gobierno también tiene que cambiar y eso implica preocuparse como Estado, como padre de una nación, tiene que velar por los intereses de los comuneros, por el cumplimiento de los acuerdos con grandes empresas de explotación sea minera, de petróleo, de gas; y tienen que cambiar los comuneros, que al menos han cumplido el primer paso, que fue recibirnos sin violencia. Un sector dice que el Gobierno ha cedido a todos los puntos de la agenda. ¿Qué garantiza que no se retroceda? El gran acuerdo fue que nos reuniéramos en Challhuahuacho. Se ha escuchado el pedido de las 9 mesas. Ahora vendrá la gran capacidad de negociar para bien de todos. No es tú ganas y yo pierdo, sino ganamos todos, en esa línea debe ir la mesa. Algunas voces dicen que se ha cedido mucho, pero yo creo que todavía no se ha cedido nada, simplemente pidieron las mesas y ahora comenzarán a dialogar y ver qué conceden o qué no. ¿Este conflicto no debe ser tomado por el Gobierno como un llamado de atención para otras zonas olvidadas? Yo estuve (de mediador) en Conga, Espinar, Quillabamba, y este sería el cuarto conflicto en el que participo. Las comunidades están allí desde siglos, al igual que la Iglesia, pero los Gobiernos no, porque viene uno y, luego, aparece otro. El cardenal Landázuri cuando (mediaba en) un conflicto le dijo a un presidente: “Duerma tranquilo, las sotanas no dan golpe”. PUEDES VER Conferencia Episcopal se pronunció sobre el caso de Pedro Salinas ¿A qué presidente? Fue al presidente Fujimori. Y otra frase famosa de Landázuri, dirigiéndose a Palacio de Gobierno, y lo recuerdo en sentido positivo: “He visto pasar a tantos inquilinos en esa casa”. Se refería a que un presidente viene, está 5 años y se va, viene otro y se va. La Iglesia está permanente, las comunidades también, los gobiernos no. Y ese es el gran problema. ¿Falta de una política de Estado? No hay una política de Estado permanente. Esto (el conflicto) ha pasado en Conga, en Quillabamba, en Espinar. Se repite la historia. ¿Por qué no desarrollar una política de Estado permanente de escuchar, de solución de conflictos? En Domingo de Ramos, ¿qué invocación hace al país en este momento que vivimos conflictos sociales y enfrentamientos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo? Necesitamos momentos de reflexión, de paz, de tranquilidad, de dirigirnos a Dios para que nos ilumine y fortalezca, a todos los niveles. Es el momento para que todos, Estado, particulares, profesionales, entidades, hagan un alto y reflexionar. El papa Francisco dice tres palabras claves: escuchar, discernir y actuar, pero todo con transparencia. Necesitamos reflexionar para corregir acciones que quizás no están bien. Hay un principio latino que dice: guarda el orden y el orden te guardará a ti.