“Los mentirosos son así. Inventan una realidad paralela, falsa, ficticia, imaginaria, y la repiten muchas veces”. ,El origen de la famosa frase atribuida al jefe de propaganda nazi, Joseph Goebbels: “Miente, miente, que algo queda”, sería un artículo vitriólico escrito por el alemán en agravio del primer ministro inglés Winston Churchill. En 1941, bajo el título de Tiempo sin ejemplo, la editorial del partido nazi (NSDAP) publicó una colección de ensayos y discursos de Goebbels en el que incluyó el texto “La fábrica de mentiras de Churchill”. El jerarca nazi escribió: “No tiene sentido discutir con Churchill sobre el número de barcos ingleses perdidos, o el daño causado por los ataques aéreos alemanes. (...) Lo sorprendente es que Churchill, como un verdadero John Bull, se aferra a la mentira que profirió, y no hay nada ni nadie que le impida que la repita una y otra vez hasta que él mismo se la cree”. Goebbels pretendía convertir en victoria el frustrado intento de los nazis de destruir a la flota aérea inglesa, entre julio y octubre de 1940, como paso previo al proyecto de invasión mediante la ejecución de la “Operación León Marino”. De hecho, guiados por Churchill, los ingleses resistieron y rechazaron a Hitler, en lo que representó el comienzo de su derrota total. Sin embargo, por la prensa escrita y la radio, Goebbels engañaba a los alemanes asegurando que los ingleses habían sido doblegados y que el triunfo estaba a la vuelta de la esquina. Y lo siguió sosteniendo incluso cuando las tropas aliadas habían ingresado en territorio alemán. Los mentirosos son así. Inventan una realidad paralela, falsa, ficticia, imaginaria, y la repiten muchas veces. Y cuando llegan al poder, a la fuerza o mediante el voto, se convierten en autoritarios y persiguen o atacan a los que discrepan. Sucedió con el mismo Goebbels. El jefe de la oficina de la agencia de noticias Associated Press en Berlín, el estadounidense Louis Lochner, relató que en una conferencia de prensa dirigida por Goebbels el 10 de noviembre de 1938, desmintió vehementemente que pelotones de nazis armados eran autores de la oleada de destrucción de los negocios de los judíos, cuando los periodistas habían sido testigos oculares de la violencia que había ocurrido el día anterior. “¡Son apestosas mentiras!”, bramó el nazi. Lochner, por supuesto, no se atemorizó e informó a todo el mundo que Goebbels era un mentiroso puro y duro. El alemán no pasó por alto el incidente. El 19 de mayo de 1942, Goebbels escribió en su diario: “Lochner se está comportando de una manera particularmente despreciable. Sus ataques están dirigidos sobre todo contra la propaganda alemana y me apunta a mí, personalmente”. Poco después, en represalia, el periodista fue detenido e intercambiado por otros prisioneros. Pero nunca dejó de exhibir las mentiras de los nazis. Ahora, en tiempos de redes sociales, a la información fabricada se le llama “noticias falsas” o “fake news”, que se repiten una y otra vez con la intención de que sean reproducidas como hechos verdaderos. Sus autores no son otra cosa que imitadores de poca monta de Goebbels.