"El colegio calla, creyendo que así conserva su prestigio, cuando en realidad cada día que pasa en silencio revictimiza a la víctima y se coloca en las antípodas de su misión educadora",La Fiscalía dice que la vagina de una adolescente no está suficientemente rota o que el tiempo en que fue rota no coincide con el día en que ella asegura haber sufrido una violación sexual. La fiscal, Lourdes Morales Benavente, concluye también que como no hubo violencia física y lesiones vaginales evidentes, no hubo violación y, muy al estilo Hinostroza, archiva el caso. Ni siquiera conoce el nuevo código penal que señala que no se necesita probar que hubo agresión física para probar que no hubo consentimiento. Para que este sistema de justicia le crea a una mujer tiene que estar herida o muerta. La adolescente, una estudiante de intercambio de origen norteamericano, se llama M.S. y tuvo el coraje de denunciar a su agresor. Mientras tanto, el nombre del presunto violador, que ahora anda por ahí suelto sabiendo que puede violar otra vez sin pagar por ello, no lo sabemos y quizá nunca lo sabremos. ¿Por qué? Porque el chico es un limeñito bien, un alumno del Colegio Markham, uno de los más caros de Lima. Y ya sabemos que, si hay una tradición en Lima, es que los ricos no hacen colas, no pagan multas, no van a la cárcel. No, en este país la clase dirigente y privilegiada no suele dar el ejemplo. El colegio calla, creyendo que así conserva su prestigio, cuando en realidad cada día que pasa en silencio revictimiza a la víctima y se coloca en las antípodas de su misión educadora: enseña que sus alumnos, por ser del Markham, tienen el privilegio de la impunidad. Pero si la justicia demuestra que siguen existiendo ciudadanos de primera y de segunda clase, y que las mujeres le importan poco, sí hay cosas que han cambiado. La nueva ola feminista, la ruptura que significó Ni Una menos con esa cultura de la violación, ha impactado en muchas mujeres, jóvenes, adolescentes, incluso niñas, que ya no se quedan calladas. No hay nada que podamos esperar de la justicia, hay mucho que esperar de la nueva generación de mujeres.