Gran oportunidad política para el presidente Vizcarra.,El presidente Martín Vizcarra no debería dejar pasar la oportunidad de realizar una intervención política que, respetando los fueros de cada poder del Estado, ayude a poner un poco de orden en el desmadre en torno a las investigaciones sobre los casos de corrupción vinculados a operaciones de Odebrecht en el Perú. En medio de mucho ruido y acciones que parecen pensadas para el arte del fuego artificial, se proyecta la sensación de que tanto en el Ministerio Público como en el Congreso se han montado shows armados para que nunca se llegue a sancionar a los peces gordos de la corrupción asociada a la operación de las constructoras brasileñas en el Perú. Por un lado, está la incapacidad demostrada hasta el momento por el Ministerio Público para cerrar los acuerdos de colaboración eficaz con el exresponsable de la operación de Odebrecht en el Perú Jorge Barata. Esto implica que Barata y otros ejecutivos de Odebrecht no podrán declarar en los juicios orales para dar su testimonio sobre los casos de corrupción, lo cual es crucial para hacer justicia, si no se firma previamente un acuerdo de no incriminación, algo que el Ministerio Público no acepta bajo el supuesto cada vez menos creíble de impedir la impunidad. La cuestión es la impunidad de quién es lo que realmente interesa a ciertos fiscales que usan su pachocha para llegar a un acuerdo como biombo para no avanzar. Y es lamentable que en la gestión del fiscal Pablo Sánchez no se haya podido coordinar el trabajo de los fiscales para, respetando la autonomía de cada uno, avanzar realmente. Por el otro lado, están los montos por reparación civil que Odebrecht debería pagar por los casos de corrupción, los cuales se van planteando desde la procuraduría con unos niveles tan altos que se presentan como preocupación por resguardar el interés del país pero que, en realidad, son barreras para no avanzar. Por último, es claro que la comisión lava jato del Congreso no es otra cosa que un biombo para enjuagar las eventuales responsabilidades de la mayoría fujiaprista que maneja el Parlamento y perseguir a quienes sean incómodos para el interés político de sus líderes. Eso es una lavandería. Entrampamientos como estos, armados con biombos para que no se vea lo que en verdad está pasando, significan oportunidades valiosas para que el presidente Vizcarra, en su condición de jefe de Estado, ponga al menos una voz clara al país a favor de la anticorrupción en medio de este desmadre que parece interesado.