Influencia mediática y TCA, por Lucia Solis

‘‘Es crucial reconocer y abordar las representaciones problemáticas que se hayan podido legitimar a través de los medios con relación lo que entendemos por belleza y salud’’.

Es muy probable que todas, o casi todas, las mujeres hayamos estado o estemos, actualmente, descontentas con nuestro cuerpo, especialmente en lo que respecta al peso. Por eso, hoy, en el Día para la Prevención de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), es necesario abordar la relación entre el contenido que producen los medios de comunicación y la construcción de estándares poco realistas de belleza. De hecho, la percepción de la salud e imagen corporal propias pueden verse directamente influenciadas por esta conexión.

Los medios de comunicación son actores sociales que influyen en el inconsciente colectivo, marcan agenda, construyen realidad. Además, desempeñan un rol determinante en la concepción de lo que es bello, saludable y/o condenable al normalizar una cultura de dieta que perpetúa constantemente modelos de belleza inalcanzables para la mayoría de personas. La distorsión que esto puede generar en la percepción individual del cuerpo contribuye, se quiera o no, al desarrollo de TCA, como la anorexia, la bulimia, los atracones o la restricción total de la ingesta de alimentos.

Parecen anecdóticos, ligeros y superficiales, pero los enfoques que asocian la delgadez con la salud y la belleza instauran y fortalecen los estigmas que rodean los cuerpos que no cumplen con el estándar. Al condenar el aumento de peso en futbolistas varones o aplaudir adelgazamientos drásticos, rutinas extremas de ejercicio y dietas restrictivas en actores, actrices, cantantes, influencers, etc. no se está personalizando solo en ellas y ellos. En realidad, repercute a gran escala, pues estas representaciones impactan directamente a infancias y adolescentes en proceso de aprendizaje y desarrollo, así como a adultas y adultos que ya tienen una carga emocional que estos enfoques comunicativos y periodísticos podrían exacerbar.

No ocurre solo con el lenguaje. La falta de inclusión de cuerpos diversos que no sean solo delgados, blancos y hegemónicos, también legitima ideales poco realistas y refuerza la exclusión de las personas gordas, racializadas, con discapacidad física, entre otras. Esta ausencia en la narrativa visual y audiovisual refuerza la idea (equivocada) de que solo ciertos tipos de fisionomía son dignos de ser presentadas, aceptadas y admiradas.

En 2021, EsSalud advertía sobre el aumento de casos de TCA en menores desde los 11 años. Este año, el Minsa informó que alrededor del 20% de adolescentes peruanos presentan alguna de este tipo de conductas. Frente a estas estadísticas, no se puede descartar que el alcance de los medios no sea un factor que haya influenciado. Se trata de una situación que puede tener consecuencias negativas en la salud mental de niñas, niños y adolescentes.

Es crucial reconocer y abordar las representaciones problemáticas que se hayan podido legitimar a través de los medios con relación lo que entendemos por belleza y salud. Además, debería ser responsabilidad de quienes conforman la sociedad, personas, profesionales y entidades, promover la diversidad corporal más allá de estereotipos para fomentar una cultura que finalmente difunda y acepte que lo bello y saludable viene en todas las tallas y formas.

Lucia Solis Reymer

Casa de Brujas

Periodista y editora de género en Grupo La República. Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y máster en Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid.