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“Pedro Castillo ha preferido mirar a otro lado. Su gesto lánguido y su estilo balbuciente lo acompañarán cuando el castillo de naipes de su presidencia se venga abajo”.

En un artículo de hace muchos años, Mario Puzo —redomado jugador de póker— planteó la máxima del apostador profesional: nunca apostar en contra de la lógica. Quienes saben hacerse una vida jugando su dinero al caballo ganador, al equipo victorioso, al boxeador campeón, nunca arriesgan su dinero confiando en un golpe a la polla o un resultado sorpresivo, inesperado, que rompa las estadísticas.

Como volvió a quedar demostrado en estas Fiestas Patrias, lo mismo ocurre en política. Ante el desafío del mensaje presidencial por el primer aniversario de su elección, Pedro Castillo tenía dos alternativas. Una era lanzar un mensaje valiente, que agarre por las astas al toro de la profunda crisis que viene atravesando su gobierno, se refiera directamente a la descomposición institucional, a la falta de resultados y a las denuncias por corrupción que alcanzan a su entorno más íntimo y lo señalan directamente, aventurando propuestas osadas, valientes, incluso dramáticas.

La otra era la que escogió el presidente: un discurso intrascendente, de espaldas a la realidad, que culpara a otros de sus males, se limitara a enumerar las escasas acciones de su gobierno, se atribuyera logros heredados de anteriores administraciones, incluyera muchas cifras (manipuladas en beneficio propio) y sumara toneladas de promesas. Un discurso fantasioso y aburrido, que animaba a apagar el televisor y resultó profundamente intrascendente.

Aunque incluyó una tímida frase de autocrítica en sus 86 páginas (“Debo admitir que hemos cometido errores con algunas designaciones, así como brindar confianza a quienes se aprovecharon y burlaron de ella”), este discurso de 28 de Julio ha mostrado a un Pedro Castillo aferrado a su estilo insustancial, de estricta supervivencia en el poder. ¿Para qué abandonar su galopante mediocridad si, de momento, tiene asegurados los votos mínimos que le permiten sobrevivir en la presidencia?

Solo el último mes se han acumulado la salida de Zamir Villaverde de la prisión (presuntamente por la calidad de la información ofrecida a la justicia), las investigaciones que involucran a Yenifer Paredes, la expulsión de Mariano González del Ministerio del Interior por conformar la unidad de policía que ayuda al equipo de fiscales creado para perseguir la corrupción en el poder, la entrega de Bruno Pacheco a la justicia y la detección —por la Unidad de Inteligencia Financiera— de transferencias bancarias de hasta 90 mil soles hechas por dos hermanos de la primera dama, Lilia Paredes, a Hugo Espino y Anggie Espino (vinculados al caso de Yenifer Paredes).

Para variar, Pedro Castillo ha preferido mirar a otro lado. Su gesto lánguido y su estilo balbuciente lo acompañarán cuando el castillo de naipes de su presidencia se venga abajo.

Raúl Tola

El diario negro

Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.