NXIVM

Tienen que verla en HBO, ¡pero ya! Se trata de la serie documental El juramento (The vow), que no tiene desperdicio. Está dirigida por Jehane Noujaim y Karim Amer, y en nueve capítulos aborda el caso de la organización sectaria Nxivm (se lee Néxium).

Nxivm fue fundada en 1998 por el norteamericano Keith Raniere (60), que saltó a la luz mediática hace un par de años cuando las autoridades detuvieron a sus principales dirigentes.

En esta “empresa”, cuya sede principal quedaba en Albany, New York, ofrecían cursos y talleres, en plan coaching, supuestamente basados en la ciencia, para ayudar a la gente en su realización personal, darles un propósito de vida y empoderarlos.

Dentro de este, funcionaban como compartimentos estancos grupos decididamente perversos y secretos, donde se formateaba a los pupilos y se sometía sexualmente a las mujeres (incluyendo a menores de edad) y se les marcaba en el pubis con un cauterizador, imprimiéndoles las iniciales de Keith Raniere.

Con el propósito de asegurarse de que ninguna se atreviera a denunciar, pedían a estas adoctrinadas chicas fotos desnudas, además de “garantías”, las cuales consistían en requerimientos sobre secretos humillantes o comprometedores, para chantajearlas y así retenerlas, o en su defecto, no hablaran de lo que habían visto o padecido.

En el 2003, un informe de la revista Forbes expuso algunos de los hechos delictivos de este farsesco “programa de crecimiento personal”. Edgar M. Bronfman, magnate del imperio licorero Seagram, quien en ese entonces tenía a dos hijas que habían sido reclutadas por Raniere, declaró que Nxivm era “una secta” y un “lavadero de cabeza”.

Luego, un reportaje del New York Times, propalado en el 2017, reveló los escandalosos casos de esclavitud sexual. La captación de Nxivm se concentró en millonarios, actrices televisivas, cineastas, hijos de expresidentes (como Emiliano Salinas, hijo de Carlos Salinas de Gortari).

Recién hace un par de años detuvieron a Raniere, en Puerto Vallarta (México), y lo procesó un tribunal de Nueva York. Su condena se conoció hace una semana: 120 años de prisión. Los fiscales lo acusaron de crimen organizado. El jurado lo encontró culpable de robo de identidad, trabajos forzados, pornografía infantil, tráfico sexual y obstrucción de la justicia.

Los símiles con el Sodalicio peruano son inevitables. Culto al líder. Obediencia ciega. Abusos psicológicos. Rigores físicos absurdos. Cultura de abuso de poder. Formateo mental. Y así.

“La magnitud sin precedentes, la duración y el alcance de los crímenes de Raniere exigen la pena más seria disponible”, escribieron los fiscales.

El documental es imperdible. Porque muestra también cómo sectas como Nxivm usan todo su dinero, todo su poder y toda su fuerza para intimidar, amenazar y vengarse de quienes se atrevieron a sacar a la luz sus interioridades.