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Panaderas contra la violencia de género en México

El proyecto se llama Las panas y brinda asesoría psicológica, clases de emprendimiento y un espacio seguro para las mujeres en estado vulnerable y víctimas de violencia de género

Una de ellas aprendió a hacer donuts y mientras esperaba que la masa creciera aprendió sobre la contabilidad de un negocio. Foto: EFE
Una de ellas aprendió a hacer donuts y mientras esperaba que la masa creciera aprendió sobre la contabilidad de un negocio. Foto: EFE

Un grupo de mujeres de México, conocidas como Las Panas, enfrentan la violencia de género compartiendo sus experiencias, reflexiones y anhelos, mientras amasan y hornean pan.

Una de ellas aprendió a hacer donuts y, mientras esperaba que la masa creciera, junto a sus compañeras, pudo saber sobre la contabilidad de un negocio. De esta manera, Las Panas no solo brindan conocimiento; sino también, apoyo psicológico a mujeres en situación de vulnerabilidad.

Me di cuenta de que podía convivir con mis compañeras de otra forma cuando hacíamos pan. Se daba una convivencia bien distinta, sobre todo en tiempos de descanso que era cuando la masa leudaba (crecía por la levadura) y cuando los metíamos al horno. Esos tiempos nos daban la oportunidad de convivir, de compartir saberes, de darnos consejos”, detalla Rosalía Trujano, psicóloga y trabajadora social, quien creó el proyecto hace tres años.

Trujano percibió que mientras las mujeres esperaban que el pan se horneara, comenzaban a hablar de su vida, problemas con sus hijos o económicos. “Muchas de las cosas que contaban tenían relación con violencia de género”, señala Trujano.

Por eso, la metodología de las sesiones fueron evolucionando y el taller comenzó a buscar una manera de enfrentar la violencia contra las mujeres. Durante las clases, se habla sobre dónde pedir ayuda, además en el local se ofrecen terapias individuales.

Autonomía económica

Uno de los objetivos del proyecto es que las alumnas puedan ser independientes económicamente: “Para mí es importante que las mujeres tengan otras herramientas que les permitan autonomía económica. Es un proyecto súper integral porque se juntan, comparten experiencias, trabajan las emociones y (los talleres) se vuelven súper catárticos”, explica Mafer Rodríguez, panadera.

Además, las asistentes reciben talleres sobre emprendimiento y cómo iniciar un negocio de pan. Sin embargo, la pandemia no solo ha hecho difícil mantener esta dinámica, sino también construir “una red de mujeres”, donde todas estén conectadas y se ayuden en cualquier situación.

Ahora poco a poco se han reabierto los talleres, con aforo reducido, y mujeres como Rosario esperan con emoción que llegue el sábado, cada dos semanas: “Venir aquí nos hace sentir como una familia”, revela.

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