Cultural

Las charlas de E. M. Forster en la BBC

Puras lecturas. Habiendo cumplido con la novela, el notable escritor inglés se dedicó a difundir el gusto por los libros y la lectura en la radio.

¿Precursor de podcast literarios? La actitud risueña de Forster. Tenía muy definido a su público objetivo. Algunos libros (2018), disponible en BuscaLibre. Foto: difusión
¿Precursor de podcast literarios? La actitud risueña de Forster. Tenía muy definido a su público objetivo. Algunos libros (2018), disponible en BuscaLibre. Foto: difusión

El mayor invento de la especie humana, el logro que nos diferencia, no es otro que el libro. Sin el libro, la humanidad se hubiese quedado detenida, en un no espacio y en un no lugar. Su aparición a gran escala en 1455 (dato aceptado; no hay exactitud de la fecha exacta) vía la Biblia de Gutenberg, cambió el mundo para siempre. A partir de entonces, el conocimiento y el placer emprendieron un viaje al que está invitado quien desee ser parte de él. La lectura es hija natural del libro y en sus niveles de transmisión, ya en el tema que nos compete, la lectura literaria es una de las experiencias más adictivas.

Sirva esta introducción para recomendar Algunos libros. Las charlas de E. M. Forster en la BBC (Alpha Decay). Esta publicación, aparte de ser una implícita declaración de principios sobre las resonancias del libro y de la lectura, es del mismo modo un acto de generosidad (como lo es compartir conocimiento) de parte del autor británico.

Hasta 1929, cuando Forster tenía 50 años, ya había cumplido con la literatura. Tenía en su haber novelas que le aseguraban un lugar en el canon literario inglés del siglo XX, como las novelas Una habitación con vistas, La mansión y Paisaje a la India (de esta última, disponible en plataformas la homónima película de 1984 de David Lean), y aunque no dejó de escribir, “la parte del león de su trayectoria estaba culminada”, como bien señala Gonzalo Torné en el prólogo “Días de radio: divulgación y crítica”.

Desde 1929 hasta 1958, Forster acudió a las cabinas de la BBC para hablar de los libros que le gustaban, específicamente a los ciudadanos de las antiguas colonias británicas, a saber, la India. Aunque hizo estos programas de la serie Unos cuantos libros para ser “hablados”, es decir, no estaban lucubrados como registro escrito, su aparición como tal, bajo el título de Algunos libros, sí es para agradecer, porque nos devuelve lo que hoy parece extinto en el reseñismo literario (y no solo de Perú, por cierto): la recomendación sin afán protagónico.

Al sentarse en la cabina, Forster sabía a qué público se estaba dirigiendo. Se condujo, pues, en el “punto medio”, tal y como lo indica la escritora inglesa Zadie Smith en el epílogo “E. M. Forster. En el camino del medio”. Forster no podía repetir la fórmula del poeta T. S. Eliot, quien también tenía un programa en la BBC, sin embargo, lo suyo era más erudito. Y por lo que escribe Smith, se deduce que a Forster no le interesaba competir en erudición con el notable poeta, dramaturgo y ensayista. Su punto medio fluctuaba entre el conocimiento y el impresionismo, entre la alta cultura y la frivolidad. Ergo: Forster sin poserías, con una postura horizontal, que no tenía nada de humildad, pero sí mucho de sencillez.

Cuando se leen los textos “¿Son útiles los libros?”, “Coleridge y las angustias de los poetas contemporáneos”, “Libros no tan nuevos”, “Sobre poesía contemporánea”, “Noticias de la literatura estadounidense”, “Mark Twain y la inmadurez”, “James Joyce”, “Escritores y democracia”, “Hablar por uno mismo”, entre otros que tranquilamente pueden citarse, uno se pregunta por qué el reseñismo o la difusión de la lectura literaria no es así hoy, o por qué el aburrimiento discursivo es la marca y seña de su ejercicio en medios. Pudiendo ser pedante, Forster no lo fue. Pese a no mostrar rigidez intelectual, su credibilidad no estuvo cuestionada porque sus oyentes creían en él por la única razón de que, al exponer sus argumentos, no se salía de su enfoque: la obra, el autor, a los que no necesariamente rendía una entregada admiración. El dato menor, el chisme, el trascendido, no eran elementos prohibidos para Forster. ¿Cómo así explicar “Wordsworth y los placeres de la poesía” a razón de la biografía del poeta romántico William Wordsworth de Herbert Read?

Vale la pena buscar estas charlas de E. M. Forster. Se disfrutan por su tono de confianza. Que hace falta.