Cultural

Un caso vigente

 La obra Monstruo de Armendáriz revisa el juicio. “La realidad parecía más terrible que la leyenda urbana”, dice el director.

El "Monstruo de Armendáriz" se presentará en el Teatro de La Pacífico este 23 de abril. Foto: difusión
El "Monstruo de Armendáriz" se presentará en el Teatro de La Pacífico este 23 de abril. Foto: difusión

Un crimen y una condena a muerte envuelta en prejuicios. En Lima de la década del 50, Carlos Mora acaba de egresar de la universidad y es contratado en el Poder Judicial. La propuesta es que empiece llevando “un caso sencillo” bajo la tutela de un controvertido abogado. Se trata de defender a Jorge Villanueva Torres, apodado el ‘Monstruo de Armendáriz’. En realidad, se trataría de que “un caso perdido” se extienda con fines políticos.

“La primera motivación para hacer esta obra es sencilla: hacerla para la facultad de Derecho. La otra motivación era más compleja, revisar este caso que conocía, probablemente, como mucha gente, como una leyenda popular. Nunca quedó muy claro si mató o violó a un niño, pero fue condenado de una manera bastante sospechosa”, recuerda el director y dramaturgo Malcolm Malca Vargas. La obra se estrenó el año pasado y aborda los prejuicios de la época que ahora siguen vigentes.

“Cuando empezamos a investigar a la prensa de la época, los libros, nos dimos cuenta que la realidad parecía más terrible que la leyenda urbana ¿no? Eso nos terminó de convencer que la obra podía pasar del teatro universitario y dar el salto al teatro profesional”. Malca habla de este caso como una muestra de la discriminación sistémica. “No hay un diálogo sobre eso. Creo que todos tenemos la fantasía de que el Perú es un país igualitario donde no hay racismo ni clasismo.

 El caso del Monstruo de Armendáriz tuvo un desenlace bastante cuestionado. Foto: composición LR

El caso del Monstruo de Armendáriz tuvo un desenlace bastante cuestionado. Foto: composición LR

Para una persona que nace bajo una característica de clase y con ciertos rasgos físico, obtener justicia en el Perú u obtener cualquier cosa es mucho más difícil. Y las instituciones son las que, lejos de desalentar esa conducta, más bien pareciera que la alientan”. La ironía e identificar nuestra sociedad y a la clase política en pasajes de la obra parece una montaña rusa que arranca risas y momentos de absoluto silencio. Si bien se trata de un caso emblemático, el director señala que quisieron hacer de su protagonista un abogado idealista. “Es el abogado de la ficción, no es necesariamente sobre cómo se haya comportado en la vida real. Queríamos que el espectador pueda identificarse con alguien”, comenta. Al revisar el caso, dice que quedó claro que “la justicia fue usada políticamente”.

De hecho, la obra que va viernes a lunes en el Teatro de la Pacífico toma como modelo a un partido político. “En el protagónico se pueda reconocer algo que todos de alguna manera hemos vivido en nuestro proceso de adultez: ir viendo cómo funciona la vida aquí e ir comprendiendo cómo lamentablemente o nos acriollamos o no hay manera de sobrevivir. El personaje es desolador. Y el uso del APRA tiene que ver con que, nos guste o no, es finalmente el partido que más se ha sostenido en el tiempo y termina siendo un paradigma de cómo funcionan los partidos. Son inconsistentes ¿no? Por lo menos si mantuvieran una línea, uno podría decir, bueno, tienen aciertos y errores. Pero no es así, son incoherentes. En la época, parece que el APRA era del pensamiento anárquico y con Haya de la Torre esto ya sucedía, todo insostenible, todo falso”.