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Cultural

Javier Cercas: “Lo que es bueno para la vida, es malo para la literatura”

El escritor español sostuvo una conversación virtual en el programa “Imagina al mundo” de la BBC de Londres, en el marco del Hay Festival Gales. Aquí una versión de ese diálogo con el periodista Arturo Wallace.

Javier Cercas
Javier Cercas

Le tomaron la palabra al vuelo, vía online, y sin más, sin pelos en la lengua, el escritor español Javier Cercas, cuando le preguntaron si la pandemia del coronavirus daría lugar a obras literarias, señaló que probablemente sí, porque los escritores, los novelistas “somos un poco animales carroñeros, que nos alimentamos del dolor, del horror y de lo malo”.

Así le respondió al periodista Arturo Wallace, de la BBC de Londres, en una conversación virtual para su programa televisivo “Imagina al mundo” y que realiza en el marco del Hay Festival en Gales que va hasta el 31 de mayo.

La conversación se basó en la serie de preguntas que los cibernautas del todo el mundo habían enviado a Wallace para que este, a su vez, las alcanzara al autor de Soldados de Salamina.

Por supuesto que el tema de cajón fue el horror que ha causado el Covid-19 en el mundo y de cómo el miedo y la incertidumbre se han apoderado no solo de los individuos sino también de los estados. Y que el horizonte de este mal es totalmente desconocido.

“Lo que define en este momento es la incertidumbre, es decir la ignorancia. Nadie sabe muy bien de lo que va a ocurrir”, comentó Javier Cercas.

Cercas recuerda que esta no es la primera vez que hay una pandemia, que en la historia ha habido pandemias más terroríficas y destructivas que esta, pero de lo que sí está seguro, que no tiene noticia, es que nunca antes una pandemia ha llevado a “una paralización total en gran parte del mundo”.

Sin embargo, comentó, que de esta pandemia se puede aprender muchas cosas, como, por ejemplo, la necesidad de investigar; la necesidad de un sistema de salud potente que acoja a la gente. Pero igual, ante el panorama actual, confesó no sentir confianza: “Yo no soy optimista porque creo que no debemos ser optimistas, porque hay que trabajar para lo mejor pensando en lo peor. Es decir, a los seres humanos nos cuesta mucho aprender. Esa es la verdad. Yo cito mucho una frase de Bernard Shaw quien decía que “lo único que se aprende de la experiencia es que no se aprende nada de la experiencia”. Por eso los seres humanos repetimos una y otra vez los mismos errores. Hay que prepararse para lo peor”.

Y lo peor es la muerte, la desolación, la desmoralización, también la instrumentalización que hace el poder de estas debilidades humanas.

“La palabra que define nuestro tiempo es miedo. El miedo es fruto de la incertidumbre (...). El miedo genera ese repliegue porque el nacionalismo nos vende la ilusión de que los lazos irracionales de la sangre, de la comunidad, nos va a proteger mejor que los lazos racionales de la ciudadanía. De ahí su triunfo. El miedo es el instrumento político más poderosos que existe y es favorito de los autócratas”, afirmó. En otro momento, cuando se le consultó qué relato, libro o autor tiene en mente para cotejar la presente pandemia, arguyó que no era La peste de Camus.

“El escritor que presenta un espejo de lo que estamos viviendo es Kafka, porque lo que estamos viviendo tiene la textura de una pesadilla. Nadie ha dado mejor esa textura que las obras de Kafka. Se ha hablado mucho este tiempo de La peste. Yo soy un admirador de Camus, me parece un gran escritor, pero esa me parece una de sus peores novelas, porque a él también le parecía y porque, además, no trata de una pandemia, en realidad trata de la invasión nazi”, explicó.

No faltó quien le dijera que si enviaría a Wuhan a Melchor Marín, personaje investigador de su última novela, Terra Alta, premio Planeta 2019, para indagar el origen de la pandemia.

“Lo tendría muy complicado Melchor en China porque la información allí no fluye con gran facilidad. Hay que luchar mucho para conseguirlas”, dijo.

Oficio de carroñero

Sobre si la actual pandemia será un gran tema literario, dijo no saberlo. Comentó que la gripe española de 1918 fue mucho peor que la actual, mató a más de 50 millones de personas, más que la Primera y Segunda Guerra Mundial, pero los rastros literarios que dejó, que él sepa, “son escasísimos”.

Y en este tema, como lo dijo en su conferencia en el Hay Festival Gales, “la verdad a veces suena mal, suena incómoda, por eso la gente prefiere las mentiras, porque suelen ser más bonitas, más adornadas, más fácil de explicar, más halagadoras”.

“Y es que a menudo -arguyó- lo que es malo para la vida es bueno para la literatura, y a la inversa. Es decir, lo que es bueno para la vida no suele ser muy bueno para la literatura. La felicidad es nula. Es decir, en un mundo feliz, no habría literatura, al menos no habría novela, poesía tal vez... poca y mala, pero novela seguro que no”.

Y enfiló a definir a los escritores, ese oficio que Vargas Llosa también llama “carroñero”.

“Los escritores en general, los novelistas en particular, somos un poco animales carroñeros. Nos alimentamos del dolor, del horror, de lo malo. En el mejor de los casos, los mejores, los grandes escritores, son como los alquimistas, aquellos chavados que querían transformar el hierro en oro”, comentó.

Sustentó que los mejores escritores transforman el horror y el dolor en belleza y en sentido y por eso la literatura es útil, “siempre y cuando no se proponga en ser útil. En el momento en que la literatura se propone en ser útil, se convierte en propaganda o pedagogía, deja de ser literatura y, por tanto, deja de ser útil”.

Carburantes literarios

También señaló que, a pesar de la catástrofe que se vive, las epidemias tienen poco de épico a diferencia de las guerras. La Primera y Segunda Guerra Mundial ha dado lugar a miles de novelas, películas y todo. No así las pandemias.

“La guerra tal vez es uno de los temas centrales de la literatura desde el principio de los tiempos. Bueno, aunque no provoque novelas, poemas, literatura, arte que trate sobre eso, esta pandemia es muy posible que sea un carburante ideal para la creación. Insisto, lo que es malo para la vida, a menudo suele ser bueno para la literatura”, reiteró su convicción.

Explicó que la lógica de la literatura es distinta de la lógica del periodismo y la historia, “es decir, tiene la lógica de los sueños”, pero explicó que los sueños tienen como carburante los conflictos de nuestras vidas.

“Kafka escribió una de las grandes novelas del siglo XX, La metamorfosis. El tema es la de un hombre que se levanta en la mañana convertido en un escarabajo, pero el carburante de esa ficción, de esa pesadilla, es en realidad el profundo desarraigo existencial de Kafka. Así que, aunque nada directo o no muchas cosas surjan directamente de esta pandemia, probablemente sea fructífera desde el punto de vista literario”, finalizó Javier Cercas

“En nuestro tiempo campea el poder de las mentiras”

“Lo que hemos visto de manera alarmante, y que ha provocado deterioro de la democracia, es el poder de las mentiras. Mentiras se han dicho siempre, ahora hablamos de fake news. Mentiras en la política y fuera de la política se han dicho siempre. Lo que ocurre ahora, y es un fenómeno de nuestro tiempo, es que ha ido a más, y lo veo imparable. Y es que las mentiras tienen una capacidad de difusión mayor que nunca, porque los medios de comunicación tienen una potencia mayor que nunca: internet, la redes sociales. Eso significa que las mentiras se difunden mucho más. Eso da un miedo terrible”, dice Javier Cercas.