Federico Prieto Celi: “El Perú no es un país constituido”
El periodista ha reeditado Así se hizo el Perú, un libro de crónica política en el que revisa hechos y acciones de presidentes y gobiernos, donde no faltan sucesos y figuras de la cultura peruana.
Los periodistas son testigos de su época. Federico Prieto Celi, periodista de larga data, ha dado testimonio de lo que vivió y escuchó sobre la política peruana en su libro Así se hizo el Perú, crónica política de 1939 a 2018 (Ed. B), una nueva edición que aborda tiempos recientes. El texto refiere sobre hechos y vericuetos de nuestra política, pero entrelíneas también detalla sobre personajes y pasajes de nuestra cultura.
Los científicos sociales afirman que el Perú es un país inconcluso. Usted señala con su libro cómo se hizo el Perú. ¿Qué intenta?
En primer lugar, hacer una visión positiva del Perú, porque hay que sembrar esperanza en la gente joven. En segundo lugar, decir la verdad sobre parte de la historia del Perú. Como periodista, yo no he hecho una historia científica, como Basadre, Riva Agüero o como otros historiadores, sino una crónica periodística del siglo XX. Recorriendo anécdotas, recorriendo lo esencial de cada presidente y lo esencial de cada gestión. Tenemos una Constitución que no está cerrada. Cada presidente quiere una Constitución a la carta, para él, que es lo que estamos viendo en el caso de Vizcarra. Somos un país no constituido.
Hay una estadística, desde 1821 son 107 gobiernos, de los cuales 19 fueron elegidos y solo 9 completaron su periodo.
Hay un hecho bien interesante. En el siglo XX, los presidentes que no tenían mayoría en el Congreso no terminaban su mandato. Lo que indica que el esquema de trabajo de un presidente del Perú está hecho para tener mayoría en el Congreso. Es muy difícil para el presidente del Perú donde a un ministro se le puede censurar. Es una lección que tenemos que aprender.
¿Por qué su libro empieza con el gobierno de Manuel Prado?
Por una razón circunstancial. Yo nací en 1940. Entonces, yo quise escribir lo que yo había vivido o escuchado. Manuel Prado gobernó del 39 al 45. El segundo gobierno fue cuando yo estaba en Europa estudiando. Además, a partir del 39 comienza una etapa distinta para el Perú.
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En el gobierno de Prado, en el conflicto con Ecuador, ¿José de la Riva Agüero se pone uniforme dispuesto a ir a la guerra?
También Víctor Andrés Belaunde. Era gente honorable, que se tomaba las cosas en serio. Podrían haber usado mil argumentos para no ir a la guerra, pero no. Ahora no tenemos élite. Uno busca líderes. Eso es una crisis de la democracia representativa.
¿Y es verdad que a Prado sus aliados apristas y comunistas lo llamaban ‘Prado, el Stalin peruano’?
Era una incoherencia del pensamiento del pueblo. Cuentan que Prado saludaba a la gente y la gente le estaba gritando, y él saludaba como si le estuvieran aplaudiendo. En la foto salía como si lo estuvieran aplaudiendo, pero lo estaban pifiando.
Cuenta que Prado no le ganó las elecciones a José Quesada, prueba de ello es que la familia D’Onofrio halló ánforas llenas con votos para este último.
Es verdad. A mí me lo contó el almirante Parodi, quien estaba casado con una D’Onofrio. El empresario necesitaba fabricar carritos para sus helados con el metal del que estaban hechas las ánforas. Así que gestiona para comprar las que estaban en el depósito del Congreso. Las ánforas estaban llenas, cuando se abrieron, los votos que se contaron eran para Quesada. Lo mismo pasó en su segundo gobierno, Belaunde había ganado las elecciones, porque era joven y era la primera vez que votaban las mujeres. Cuando el presidente del Jurado Nacional de Elecciones va al hospital donde estaba internado Odría y le dice que Belaunde ha barrido, este le contesta: “Prado es el presidente del Perú”. O sea, Prado nunca fue elegido por el pueblo. Esa es una prueba de que la democracia en Perú no se ha consolidado nunca.
Usted afirma que el origen de la fortuna de algunas familias criollas está en la expropiación que se hizo a japoneses y alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Sí, fue así. Especialmente en Arequipa. Yo conozco gente descendiente de alemanes que perdieron su fortuna porque se les expropiaron sus bienes.
¿Palma recibió a Rubén Darío sabiendo que este había escrito “La marcha triunfal” sobre la invasión chilena a Lima?
Sí, eso lo puse porque no lo sabíamos los peruanos. Leyendo una biografía de Rubén Darío me encontré con este dato. Pero Palma tuvo la elegancia de no mencionarle el tema a Darío, que venía muerto de miedo. Es una historia en donde la gente se comportaba, en mi opinión, con más dignidad y decoro que ahora, a pesar de lo duro que era el que Darío haya cantado como victoria la invasión de Lima.
La famosa frase de Martín Adán “Hemos vuelto a la normalidad”, al enterarse del golpe de Estado, tuvo un testigo.
Sí, ese periodista fue Juan Zegarra, era subdirector del diario La Prensa. Con ese testigo, esa frase deja de ser un mito y pasa a ser parte de la historia.
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Para terminar, usted cuestiona cómo se administra la justicia. Aun así, ¿el Perú se va a construir?
Yo no creo que lleguemos al 2021 con un Perú unido. Los apristas han sido perseguidos por un antiaprismo furibundo durante 50 años. Ahora, lo que tenemos es un antifujimorismo hepático basado en el miedo de que vuelvan al poder y en el odio por haberlos humillado.
Pero no negará los hechos de corrupción en los gobiernos de García y Fujimori.
Es un tema muy opinable, porque no se ha hecho un recuento exhaustivo del monto de los robos de cada gobierno. En mi opinión, hay que hacer una raya en el primer gobierno de García. Yo creo que allí empezó la corrupción. Comprendo que no sean partidarios de Fujimori y globalicen la corrupción de los 10 años de Fujimori, pero yo tengo que decir que la corrupción de Fujimori la manejaba Montesinos, y él la llevó a otras esferas.
Sí, pero Fujimori era el jefe del Estado…
Sí, se le ha aplicado la teoría del mandato mediático que le inventaron a Hitler. Pero la corrupción ha seguido creciendo con Toledo, Humala y a pesar de Kuczynski, con Kuczynski.
El dato
- Presentación del libro. La cita es esta noche, a las 7 p.m., en la librería Crisol del óvalo Gutiérrez (Av. Sta. Cruz 814, San Isidro). Comentan Pablo Cateriano y Rollin Thorne.