Pablo Vierci: "La sociedad de la nieve es un ejemplo extremo de generosidad"
El periodista escribió el libro que cuenta la proeza de los 16 jóvenes uruguayos que sobrevivieron al accidente aéreo en los Andes. En este diálogo cuenta cómo conoció a Juan Antonio Bayona, director de la cinta, y habla de la solidaridad como base para salir de experiencias límite.
En el libro La sociedad de la nieve, el periodista Pablo Vierci describe al detalle lo que sería estar en el fin del mundo. Hace 18 años subió hasta el glaciar del Valle de las Lágrimas, en la frontera entre Argentina y Chile, con los sobrevivientes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que en octubre de 1972 se estrelló en ese lugar. Estaban Roberto Canessa, Gustavo Zerbino, Adolfo Strauch y Ramón Sabella. “Allí no puedes respirar, estás con la mente alterada, el cuerpo no te funciona”, cuenta por Zoom. Su relato es parte del compromiso que tiene con sus compañeros de colegio, que quedaron a su suerte en los andes y esperaron 72 días por ayuda. “Ellos pudieron crear una sociedad tan diferente a la nuestra. Desde acá abajo pensamos: ‘En un accidente en el peor lugar del mundo va a surgir la jauría y el egoísmo’; pero ocurrió lo contrario”, dice.
Vierci fue alumno del colegio Stella Maris, un centro educativo privado de Montevideo al que también asistían los integrantes del equipo de rugby que sobrevivió al terrible accidente. Uno de ellos, Fernando Parrado, lo llamó en 1973 para darle su versión de lo que vivieron en las montañas. Poco a poco, Vierci fue recogiendo los testimonios de los otros 15 sobrevivientes y en 2008 publicó La sociedad de la nieve, el relato definitivo de la tragedia.
El libro de Vierci llegó a manos del director español Juan Antonio Bayona, cuando estaba ocupado con el rodaje de Lo imposible (2011). En mayo de ese año, el cineasta le envió una carta al periodista contándole que La sociedad de la nieve inspiró la película que protagonizó Naomi Watts sobre el tsunami que golpeó Tailandia en 2004. “Conocí una persona de otro continente, mucho más joven que yo, que pensaba exactamente igual”, relata.
Una nueva edición de su libro fue presentada medio siglo después del accidente, en 2022. Ese mismo año, Bayona concluyó el rodaje de la película inspirada en el libro de Vierci y que hoy es parte del catálogo de Netflix y que está nominada al Óscar como mejor película internacional.
En setiembre del año pasado proyectaron la película para los sobrevivientes, sus familias y los deudos de los fallecidos. “Fue la experiencia más conmovedora en mi vida. Fue una suerte de abrazo simbólico compartido, muchas veces postergado. Una experiencia sanadora”.
Testimonios. Fotografía real del equipo de rugby uruguayo cuyo avión cayó en la cordillera en 1972. Foto: difusión
-En el libro menciona a la “sociedad del llano”. ¿Qué reglas de La sociedad de la nieve deberían trasladarse a nuestra vida cotidiana?
-Uno no puede extrapolar lo que sucedió. Pero lo que sí creo es que estos chiquilines de 20 años nos mostraron que se podían hacer las cosas de una manera diferente. Yo creo que esa es la razón por la que la película y el libro están teniendo este éxito gigantesco, se convierte en el tema de los jóvenes en las redes sociales. No tenían nada y lo que surgió ahí fue una sociedad pauteada por la compasión y la misericordia. Tal vez tenemos que corregir el rumbo de ese avión para no estrellarnos contra la montaña, no tienen ningún sentido esas polarizaciones en las que vive el mundo de hoy.
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-¿Plantea que sobrevivieron por tener la misma formación?
-Creo que hay una ventaja sin ser mejores o peores que el resto de América y el mundo. Uruguay es un país muy equilibrado, donde no hay grandes distancias ni sociales ni económicas. (Albert) Einstein siempre resaltó que era el país más equilibrado que conocía, le recordaba a los países pequeños de Europa, donde no existía la megalomanía. Si no existe la megalomanía, tú nunca te vas a considerar más que el otro, en ninguna circunstancia. Yo creo que lo que nos enseña La sociedad de la nieve es que no existe la megalomanía. Nadie es más que otro, al grado extremo de que todos hacen un pacto de entrega: “Si yo no vivo, puedo servir de alimento para que tú sigas viva”, “si yo no lo logro, ojalá lo logres tú por mí”. Es un ejemplo extremo de generosidad y que es interesante que hoy esté en el debate universal.
-Es el mejor ejemplo de una sociedad igualitaria.
-Absolutamente. Es que, te das cuenta lo absurdo que son las guerras o lo absurdo que son las diferencias por pasaportes. Imagínate en La sociedad de la nieve que porque uno fuera, no sé, de pelo enrulado o porque fuera estudiante de Agronomía, se le discriminara. Ahí todos son fundamentales, todos dan el máximo y logran la hazaña. Cuando la sociedad se mancomuna, se logran cosas imposibles y eso es muy inspirador.
-Juan Antonio Bayona tardó 10 años en tener el financiamiento para rodar la película, ¿cómo fueron las conversaciones?
-Créeme que participé en muchísimas reuniones y lo que nos decían era una cosa que hoy me parece increíble. Nos decían que una película en español y contada desde Sudamérica, uruguaya, con actores no demasiado descollantes, era imposible. Se equivocaron porque subestimaron el español, subestimaron a los sudamericanos.
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-Bayona le dedicó los Goya a los que no creyeron y el posible Óscar también.
-(Ríe) Falta todavía ese paso. Tenemos que convencer de que nosotros tenemos cosas de mucha valía. Tenemos que convencerlos de que vean la película. El proyecto estuvo por caer 100 veces porque había requisitos que no podíamos ceder; tenía que ser una gran obra filmada en la montaña, en español y con actores que no sean descollantes para que hubiera ese equilibrio necesario.
Rodaje. A fines del 2021, Netflix anunció la película que tendría varias locaciones, incluyendo el Valle de las Lágrimas. Foto: difusión
-Hay otro punto interesante, el de mostrar esa masculinidad sin prejuicios. ¿Qué le pareció lo más importante de ese enfoque?
-Comparto lo que dices. Es que tenemos que acostumbrarnos a que no solo hay el héroe viril clásico. En este caso es sobrehumana toda esa fortaleza física y mental de los expedicionarios. Pero después están los otros heroísmos que son más vinculados con lo maternal. Uno de ellos murió este año —Coche Inciarte— y su rol era contener con ternura la explosión psicológica que estaba latente, en particular en los más jóvenes. Contener en esa situación, en que la muerte te pisa los talones, ¿no es heroico? Pero no es el heroísmo épico, pero es tan heroico como el otro, tiene menos visibilidad, pero es tan trascendente. No solo están despojados de un matiz de poder, es como dicen ellos, “el yo desnudo” al que se le quitan los disfraces, todo el teatro de la vida cotidiana.
-Usted es amigo de Nando y él decía que se sentía en el limbo de los vivos y los muertos porque fallecieron su madre y su hermana. ¿Qué necesitaron para que estas historias se diferencien de Viven?
-Hablamos con ellos, infinito. Solo para la película se rodaron 50 horas en formato cine y otras tantas solo de audio, con Bayona presente. No solo se rodaron esas entrevistas, sino que, cuando estábamos en el rodaje, todos los días me pedía detalles: “Habla con los sobrevivientes o con los familiares de los que no volvieron y pregunta cómo es este ambiente, qué elementos hay, cómo se están sintiendo”. Toda la minucia para tener el hiperrealismo que te permite llegar a la esencia y la esencia es la verdad.
-En la película no se habla de cómo se adaptaban a la “sociedad del llano”. ¿Tiene más proyectos con Bayona?
-Con el equipo de Bayona, ojalá siga con más proyectos, estamos conversando. La película deja un final abierto y lo comparto totalmente, soy productor asociado por eso. ‘Jota’ Bayona siempre dijo: “No le demos el final al espectador, dejemos que el final lo complete cada uno con su vida”. Cada uno tiene su cordillera, como dicen los sobrevivientes.