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Ciencia

Vacuna de inmunidad duradera contra la COVID-19 supera primer ensayo clínico

Esta novedosa vacuna, más adelante, puede ayudar a pacientes con cáncer que no desarrollan una inmunidad clásica al infectarse con coronavirus.

Con esta nueva vacuna se busca una inmunidad más duradera contra la COVID-19. Foto: referencial/AP
Con esta nueva vacuna se busca una inmunidad más duradera contra la COVID-19. Foto: referencial/AP

Los primeros ensayos (fase 1) en Alemania de un proyecto de vacuna contra el coronavirus denominado CoVac-1 mostraron que estimulaba una inmunidad relacionada con los linfocitos T, según este estudio publicado en la revista Nature.

Los linfocitos T son un tipo de glóbulos blancos responsables de la segunda etapa de la respuesta inmunitaria, la inmunidad celular, que completa la de los anticuerpos mediante el ataque directo a las células infectadas y no solamente contra los virus que circulan en el organismo.

Para la primera evaluación clínica de esta vacuna participaron 36 personas de 18 a 80 años de edad, quienes recibieron una sola dosis de esta vacuna experimental.

El CoVac-1 tiene como objetivo provocar una inmunidad duradera contra el SARS-CoV2, producida mediante los linfocitos T, para reproducir en la medida de lo posible la inmunidad adquirida a través de una infección natural.

Esta inmunidad inducida por las células T es una “respuesta importante para el control de los virus y podría ser utilizada para las personas inmunodeficientes”, destaca el artículo.

Todos los participantes mostraron una reacción “específica” al SARS-CoV2 mediante los linfocitos T, “28 días después de la vacuna, reacción que persistió durante al menos tres meses”.

Esta nueva vacuna puede ayudar a las personas que no sostienen una inmunidad clásica por sufrir alguna enfermedad específica. Foto: referencial / Thomas Lohnes / AFP

Esta nueva vacuna puede ayudar a las personas que no sostienen una inmunidad clásica por sufrir alguna enfermedad específica. Foto: referencial / Thomas Lohnes / AFP

Esa respuesta sobrepasó la provocada por la infección natural del coronavirus. Y no fue “alterada” por ninguna variante actual (alfa, beta, gama y delta).

Estos resultados son, sin embargo, muy embrionarios, y solamente ensayos más amplios podrán confirmar el interés real de esta vacuna para proteger contra el COVID-19.

Una vacuna clásica provoca en el cuerpo humano la creación de anticuerpos tras la inoculación de un virus. Los linfocitos T permiten una respuesta potencialmente más amplia y ha demostrado combatir eficazmente la COVID-19.

Pero, en todo caso, pueden ser una ayuda decisiva para los pacientes con cáncer que no consiguen desarrollar una inmunidad clásica, explica el estudio.

Por otro lado, las células T pueden facilitar “la producción de anticuerpos protectores mediante las células B”, que son otro tipo de glóbulos blancos, recuerda el artículo de Nature.

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