Todo se vende en la cárcel de Lurigancho

EXCLUSIVO: La República en penal de la muerte. En Lurigancho se vende de todo Textual La población penal total del Establecimiento Penitenciario de Régimen Cerrado de Lurigancho es de 6,934 internos Contra la vida, el cuerpo y la salud 390 Contra la familia 04 Contra la libertad 902 Contra el patrimonio 4,222 Contra el orden financiero y monetario 24 Contra la seguridad pública 123 Contra la salud pública 1,225 Contra la tranquilidad pública 13 Contra la administración pública 06 Contra la función pública 18 Otros 07 Por SILVANA VEGA ARATA.- Entrar al penal de Lurigancho es como esperar pacientemente en la antesala del infierno. O tal vez, como muchos aseguran, es como transitar por el infierno mismo."Yo no he tocado la chicha", le dice un efectivo policial que custodia uno de los pabellones a uno de los internos, mientras una mujer prepara baldes de chicha de jora en una de las celdas, y otro preso vende coca. Al parecer más vale, a ambos, hacerse de la vista gorda. "Acá el que no es corrupto, se convierte. Escobita nueva barre bien, pero eso no dura", dice "Paco", interno del pabellón 12, al referirse a la participación de la policía en el tráfico dentro del penal. "Total ellos prefieren tenernos contentos, porque nosotros también exigimos. Cómo crees que se puede vivir con dos raciones de comida al día, sin medicina y en el hacinamiento", explica. "Cuánto crees que te puede costar ingresar un arma acá, eso cuesta hasta 500 dólares; las piñas (granadas), 200 soles; lanzallamas, 400; cien gramos de pasta, 300; las chelas, 100. Eso sí, todo dependiendo de la cantidad, y acá todo cuesta. Un margarito está a 15 soles. Nada es gratis", cuenta. "Aquí todo es plata. Estas palabras son la ley en el penal de San Juan de Lurigancho, y aquí por la ley se puede llegar a matar, porque eso implica sobrevivir. En estos casos, la mejor coartada es que lo que suceda sea apenas una bronca entre barrios y un soplón". Esta es la excusa que justificó el reciente amotinamiento dentro de esa hacinada cárcel, que trajo consigo el asesinato de dos internos y heridas en una docena de ellos. Y por esta razón, es el único subterfugio que se escucha en los pasillos de San Juan de Lurigancho. A cada paso, los periodistas de este diario escuchaban que esta era la única respuesta, casi la consigna repetida por todos los internos. "No ha pasado nada, es pura envidia", dice "Cuchito", interno del pabellón 12. ¿Envidia de qué?, lo interrogamos. "De que todos los pabellones, ocupados por aproximadamente 700 internos cada uno, tienen seis delegados y que precisamente el pabellón número 6, que estuvo implicado en la trifulca, tiene además al delegado general", fue la respuesta obtenida. Esto encierra lo que nadie quiere confirmar pero es una realidad: "Tráfico de armas, drogas y alcohol en el penal, situación que se logra con la participación de los delegados y los policías", explica Cuchito. Hace algunas semanas los presos del pabellón 4 que pretendían ser delegados fueron trasladados a diferentes pabellones, entre ellos al número 6. Al ser transferidos, perdieron la oportunidad de estar en el puesto privilegiado que les permite ser la autoridad, pero no se quedaron tranquilos, cuenta el interno. Extrañamente, la policía realizó una requisa improvisada solamente a los internos del pabellón 4 y decomisaron las armas, explica Cuchito, quien asegura que este procedimiento siempre es advertido por los guardias para que los internos puedan ocultar sus armas u objetos prohibidos en el penal. FUEGO A DISCRECION Luego de la intervención, los presos del pabellón 6, considerados como los más peligrosos, se aparecieron con armas en el pabellón 4 y empezaron a disparar a fin de entrar y tomar el control, relata. Los presos del pabellón 4 solicitaron ayuda a los pabellones 8, 10 y 12, que acudieron inmediatamente y entraron al galope al 6, para tomar el poder. Es aquí dónde ocurrió la reyerta. Una de las celdas, que alberga aproximadamente a 8 presos, en el segundo piso, luce totalmente devastada. Las maderas y frazadas que servían como divisiones, así como las lunas para las ventanas, fueron totalmente quemadas, junto a las camas, colchones, ropa y enseres de esos presos. La lámina de metal que se encuentra en la escalera está perforada por los balazos y las paredes se encuentran totalmente quemadas, así como el baño de mujeres. Sin embargo, el "Chino", interno del pabellón 6, asegura que ellos jamás atacaron a los presos del 4 y que todos los pabellones los atacaron porque entre ellos se designó al delegado general del penal. "Nosotros sólo pedimos garantías para nuestras vidas porque no sabemos qué es lo que va a pasar". Para resumir, el pabellón número 6 podía obtener más drogas, más armas, más alcohol, más privilegios, porque los delegados (quienes son elegidos entre los propios internos según su cercanía) pueden acceder a las autoridades del penal, al coronel Pantaleón Valdivia, lo que significa poder hacer ingresar los objetos prohibidos, aseguró. Trasladan a 30 internos que promovieron reyerta Por OSCAR CHUMPITAZ.- La situación en el penal de Lurigancho no es aún de normalidad absoluta, y se podría hablar de una "tensa calma" tras haberse incrementado notablemente las medidas de seguridad, especialmente en los pabellones donde se hallan los internos más peligrosos, principales protagonistas de la reyerta del viernes. Después de sofocarse el conflicto que dejó dos muertos y 43 heridos graves, unos treinta internos fueron trasladados al penal de Huaral. Estos serían reclusos que participaron más activamente y sobre quienes se ha abierto expedientes disciplinarios por esta revuelta. Dos de ellos son Juan Aguilar Chacón "Negro Canebo" y Segundo Cruzado Arroyo "Cañando". Los castigos que podrían acarrear sobre los revoltosos son estudiados por una comisión técnica penitenciaria. PANORAMA DESOLADOR Según fuentes del INPE, luego de que concluyan las visitas ningún interno, a no ser por causa de fuerza mayor, va a salir de sus celdas. También aseguraron que la madrugada de ayer se ejecutó una nueva requisa que permitió confiscar cuatro revólveres. Muchas mujeres que ingresaron a la cárcel calificaron el panorama dentro del presidio como desolador, puesto que hay destrozos en el mobiliario e incluso agujeros en las paredes. Aseguraron que la revuelta estuvo instigada por cinco o seis líderes, gente muy respetada en la cárcel y muy peligrosa, con largas condenas. Sobre el número de heridos tras la reyerta, afirman que son mucho más de los que oficialmente se dijo. Hay varios que tienen la nariz rota, golpes, contusiones y huesos fracturados y sólo han recibido atención en el tópico. "Si no se toman las medidas oportunas, estos incidentes se pueden volver a repetir", denunció Laura Quiroz , hermana de uno de los heridos del pabellón 6 donde se encuentra recluida gente del Callao y San Martín de Porres. Ellos están pidiendo garantías, los del pabellón 4 (reclusos de La Victoria) han amenazado con masacrarlos, denunció. US$ 300 POR REVÓLVER Ingresar armas de fuego al penal de Lurigancho no es tan difícil como parece. "Entran en los sacos con arroz que lleva el camión con alimentos", confiesa por teléfono un interno. "¿Sabe cuánto cuesta un revólver acá (en prisión)? Los más ëfaitesí pagan entre 300 y 500 dólares por una pistola, aunque el precio puede variar", revela. Los celulares son vendidos en US$ 100 y las celdas en La Pampa a 300, mientras que en El Jardín cuesta 400, sostiene Chincho , del pabellón 6. La corrupción y la falta de seguridad por escasos efectivos y material logístico ha convertido a Lurigancho en una "olla de presión", en una verdadera tierra de nadie. En la prisión los ajustes de cuenta son cosa de todos los días. Existe toda una mafia encargada de traficar armas de fuego, muchas de las cuales van a parar a manos de delincuentes avezados. HABRÍA 120 ARMAS La policía, de acuerdo con un informe de inteligencia, estima que entre los 20 pabellones habría unos 120 revólveres, pistolas, lanzallamas y hasta granadas de fragmentación. Las armas, droga y licores son internadas en las bolsas de dinero recolectadas por los reclusos para el personal policial, denuncian los familiares de los internos que se mantienen ajenos a estos turbios negocios. Los refugios preferidos son los ductos del desagüe y los huecos que los presos hacen en el suelo convirtiéndolos prácticamente en auténticas galerías subterráneas. Allí se almacena todo tipo de armas y explosivos, chicha fermentada de arroz y frutas con elevado contenido de azúcar, ketes con pasta básica de cocaína, latas de cerveza y muchos otros artículos prohibidos. NO HAY DETECTORES "No tenemos detectores de metales. Cada día de visita ingresan a Lurigancho alrededor de 5 mil varones y 8,000 mujeres, pero los encargados de controlar el ingreso son apenas 16 policías. La revisión de paquetes está a cargo de otros diez efectivos, pero estos ni siquiera son pasados por máquinas de rayos X. La única revisión que se hace es corporal, con las manos. Para ejercer un mayor control se requiere de un promedio de 800 policías. En la actualidad el promedio es de un policía por cada 230 reclusos y en los días de visita la proporción varía de uno a 500. REQUISAS PERMANENTES Por su parte, el vicepresidente del INPE Moisés Hirsch asegura que las requisas dentro del penal son permanentes. El problema, añade, es controlar el ingreso de los objetos. Para implementar un sistema de control de alta calidad requiere una inversión de 40,000 dólares. Un bloqueador de teléfonos celulares bordearía los US$ 80,000. El coronel PNP Pantaleón Valdivia , director del penal, acepta que hay dificultades para incautar los objetos prohibidos. En un informe enviado al INPE reconoce que la seguridad es relativa y que faltan recursos tecnológicos, pues los mecánicos no son suficientes. 262% de sobrepoblación La población penal de nuestro país está conformada por 27.428 internos, de los cuales únicamente 10.192 (el 37.2%) tienen la condición jurídica de sentenciados; mientras que 17,236 (el 63.4%) se encuentran en calidad de procesados. Este porcentaje varía considerablemente de acuerdo con cada región; en Lima, por ejemplo, se tiene la proporción más alta del Perú, el 73.3% de los presos, es decir 10.190 internos, está pendiente de sentencia. Según un informe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), en noviembre de 1998, de los 84 penales existentes en nuestro país, el estado físico de 41 de ellos era considerado como malo, 25 como regular y sólo 18 penales se encontraban en buen estado. El porcentaje de sobrepoblación penitenciaria a nivel nacional es de 42%. El problema más grave de hacinamiento se presenta en el penal de Lurigancho, que tiene una capacidad para 1,850 reclusos y en la actualidad alberga a una población de más de 6,934 internos; es decir, tiene una sobrepoblación de 262 por ciento. Requisa en "Cachiche" Durante 5 horas los internos del penal Cristo Rey de Ica tuvieron que aguardar en el patio principal del presidio donde la madrugada de ayer la policía ejecutó una sorpresiva requisa. El director de la cárcel, mayor PNP Víctor Julca Hijar, informó que se incautaron 28 cuchillos, 21 verduguillos, 13 lanzas de fierro y 210 litros de licor macerado. También se encontró en las celdas tijeras, desarmadores y otras herramientas metálicas. Después de las operaciones se hizo presente el presidente de la Corte Superior de Justicia de Ica, Oscar Loayza Azurín, quien dialogó con los 550 internos. Luego se donó a la población penal un centenar de panetones, leche, chocolate y ropa. (H. Fajardo)