El Cementerio Japonés años 1900 o Huaca Los Chinos guarda como valioso recuerdo el descanso eterno de los primeros japoneses que llegaron a trabajar en las haciendas azucareras de la región Lambayeque. Actualmente, el sociólogo Milmer Monteza Montenegro, el arqueólogo Juan Bracamonte Vargas y la comunidad en general han asumido el compromiso de preservar este monumento y transmitir su historia.
Este monumento arqueológico, tipificado como sitio arqueológico mixto por el Ministerio de Cultura, se extiende sobre el sector Santa Rosa del distrito de Tumán, en la provincia de Chiclayo. Este espacio fue declarado patrimonio cultural con resolución n.° 173- 2010 por el entonces Instituto Nacional de Cultura.
Recientemente, la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) Lambayeque, el Museo de Sitio Huaca Rajada Sipán y la Municipalidad Distrital de Tumán iniciaron actividades conjuntas para la recuperación de este espacio cultural.
“Es un monumento prehispánico con una reocupación funeraria contemporánea con la primera y segunda ola migratoria de Japón al Perú. Este monumento, al igual que la Huaca Túpac Amaru, también habrían servido de complejo para gente importante de las culturas Lambayeque, Chimú e Inca. Hay indicios de que estas culturas ocuparon estas huacas del distrito de Tumán. Posteriormente, se conoce que Huaca Los Chinos sufrió la reocupación con entierros de 47 súbditos de origen japonés”, expresó el director encargado del Museo Huaca Rajada Sipán, Juan Bracamonte Vargas, durante una entrevista con La República.
“Aún no se han hecho excavaciones que nos permitan determinar con exactitud una secuencia ocupacional del monumento (Huaca Los Chinos). No obstante, por evaluaciones de superficie y extensión, se puede precisar que se trata de ocupaciones que van desde las culturas Lambayeque y Chimú y, posiblemente, de los incas. Y, por supuesto, los entierros de japoneses que se han evidenciado por actividades de huaqueo en la zona”, añadió Bracamonte.
Milmer Monteza Montenegro, sociólogo y responsable de la Gerencia de Proyección y Desarrollo Social de comuna de Tumán, precisó a este diario que los 47 súbditos enterrados en Huaca Los Chinos, procedentes del llamado imperio japonés, llegaron a laborar en las haciendas azucareras por la falta de mano de obra en el Perú tras la Guerra del Pacífico (1879-1884).
Mincul promueve recuperación del sitio arqueológico Cementerio Japonés. Foto: Gobierno del Perú
“La primera ola migratoria de Japón arribó al distrito de Tumán el 8 de abril de 1899. Llegaron al distrito de Tumán un aproximado de 10 a 12 japoneses. Ya en la segunda ola migratoria, en el año 1903, cuando uno de los propietarios de Tumán era José Pardo y Barreda (expresidente del Perú), un promedio de 230 japoneses llega a trabajar en la empresa azucarera de Tumán”, expresó Monteza Montegro.
Seguidamente, Monteza Montenegro añadió que, con la segunda llegada de japoneses a Tumán, en 1939 los migrantes instalaron una cruz de cemento de más de tres metros de alto sobre el actual monumento arqueológico donde están enterrados los súbditos mencionados.
“En noviembre de 1939, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, los migrantes japoneses sabían que en cualquier momento podían ser reportados o requeridos por su país y decidieron instalar esta cruz de más de tres metros en homenaje a los 47 súbditos fallecidos. Esta cruz también tiene una connotación subjetiva, pues está mirando el oeste. No mira a la ciudad de Tumán. Mira al sol naciente que para Japón tiene un gran significado, pues se le conoce como el país donde nace el sol”, subrayó el sociólogo.
Mincul promueve recuperación del sitio arqueológico Cementerio Japonés. Foto: Gobierno del Perú
“Los 47 súbditos enterrados fallecieron luego de soportar enfermedades como la difteria, viruela o la fiebre amarilla. Se conoce que uno de estos súbditos falleció luego de sufrir un accidente durante su jornada laboral. Ellos están enterrados en este lugar (Huaca Los Chinos) porque la Constitución de 1860, promovida por el entonces presidente Ramón Castilla, decía que los ciudadanos o personajes que no eran católicos no podían ser enterrados en los panteones cristianos. Es por ello que buscaron este lugar también conocido como Cementerio Japonés, pues practicaban religiones no cristianas”, manifestó el especialista.
Bracamonte y Monteza coincidieron en precisar que se gestiona con la Asociación Japonesa de Auxilios Mutuos en Chiclayo y la municipalidad de Tumán concretar la propuesta de instalación de paneles informativos que visibilicen la historia del monumento arqueológico.
“Es importante el presupuesto para la investigación y conservación de este monumento, tanto del Gobierno como la empresa privada. También hago un llamado a la comunidad para conservar su historia y recordar la importancia de estos procesos históricos para el Perú”, comentó Bracamonte.