El científico en computación Ragi Burhum, quien forma parte de OpenCovid-Perú, dijo que la utilización de un semáforo epidemiológico como estrategia contra la pandemia va en el camino correcto, aunque los resultados por regiones deberán evaluarse de manera constante.
¿Le dejaron satisfecho los anuncios del Gobierno? Usted no es un especialista médico, pero ha seguido la pandemia desde lo estadístico a diario.
No creo que sea una estrategia perfecta, pero es un paso hacia adelante. En junio pasado escribí un artículo que se llamó “Un semáforo para el huayno”, donde se planteaban los argumentos de por qué se debía hacer una cuarentena focalizada, basada en indicadores, revisando la estrategia cada X días. Se está usando exactamente esa estrategia que no me la inventé yo, sino que es una recomendación…
¿Internacional?
De varias estrategias que se estaban utilizando en todo el mundo y todavía se usan en prácticamente todos lados. El semáforo epidemiológico te ayuda a ajustar tus medidas basadas en qué tan bien o mala está la situación.
Queda saber si las estrategias para cada luz del semáforo son las más adecuadas.
Las estrategias que usas para cada color, es decir las restricciones, tienen que estar adaptadas para cada realidad.
¿Le parecen suficientes las medidas adoptadas para cada color del semáforo?
Yo creo que se van a tener que reevaluar. Cada semana o dos se tiene que saber si las cosas están funcionando o no, midiendo los indicadores. Si estos no están mejorando, tienes que hacerte la pregunta de si son las restricciones correctas, si se está midiendo de manera adecuada. Es un proceso dinámico.
¿Se ha esperado demasiado para aplicar este semáforo?
Definitivamente que sí, ¿no? En junio del año pasado hubiese sido lo ideal, y ya era un poquito tarde. Bueno, mejor es hacerlo tarde que nunca.
Viendo las cifras, ¿le parece que la apertura económica de diciembre fue un error?
Creo que en retrospectiva sí, puede ser, se puede mirar de esa manera. Recuerdo cuando hablamos de esto antes. Decía que seguramente los números podrían aumentar en enero. Ahora hay muchas preguntas que nos tenemos que hacer. Sabemos que hay una variante más infecciosa y que los aforos en lugares cerrados son algo fundamental. ¿Cómo mides el aforo correcto en centros comerciales, supermercados? Hay tecnología para eso. Se puede medir el dióxido de carbono.
¿Es tecnología asequible?
No es muy complicado. Hay dos opciones: o haces algo para mantener el aforo correcto o cierras. Nadie quiere cerrar, cerrar todo es un impacto económico gigantesco, pero tampoco nadie quiere que la gente se contagie y muera con algo tan infeccioso como lo que tenemos ahora y que está creciendo en otros países. Lo que estamos haciendo es tratar de desacelerar la situación hasta que llegue la vacuna, no contenerla porque, digamos, eso ya será muy difícil.
Eso es importante. No se trata de contener, si no de que el contagio disminuya su velocidad. Nuestro R ya está por encima de 1.
Depende de la región, sí. A nivel nacional, está cerca a 2, pero en cada zona es diferente.
Entiendo que lo ideal hubiese sido diferenciar, incluso dentro de cada región, ¿no? Pienso en Lima y las diferencias que se ven cuando uno hace un análisis más granular. Al mismo tiempo, comprendo que implementar algo así sería muy difícil.
Es algo que se planteó desde el primer día. Creo que una de las razones por las que el artículo “El martillazo y el huayno” fue tan popular es porque tenía los valores de R a nivel distrital. Desde ese momento, abril, mayo, ya se hablaba de hacer ese tipo de cosas. Pero, sí, implementar algo así en Lima es difícil.
Claro, ¿cómo restringes la movilización de la gente que va entre distrito y distrito?
Se trata de qué tantas restricciones necesitas. La situación en la que estábamos el año pasado y la de ahora son distintas. Antes sabíamos menos del virus y no teníamos vacuna.
Bueno, en Perú todavía no hay vacuna.
Y es un factor que hay que tomar en serio, ¿no? Hay cosas que ya se deberían estar haciendo en este momento, como un padrón de personas que van a ser vacunadas antes. Le contaba que mi papá, mi mamá, mi hermano y su esposa ya están vacunados en Estados Unidos y me cuentan que, a pesar de tener registros muy actualizados, han implementado padrones a donde la gente va, ponen sus nombres, edad, sus documentos. Ya deberíamos estar viendo la logística de eso, no solo lo de la cadena de frío. ¿Quiénes se van a vacunar? ¿Qué día? ¿A qué hora? No se quiere que todos hagan una superaglomeración en la cola de la vacuna y tengamos el mismo problema de los bonos.
¿Hay manera de predecir hasta dónde se podría llegar en números de contagios y muertes?
Para hacer eso correctamente necesitas estudios de seroprevalencia en cada región. Han existido algunos que se han hecho pero no se han publicado, solo se pusieron los resultados. Después de tantas críticas, el Minsa liberó un poco más de información de resultados, pero no del estudio en sí. Gente externa al ministerio no ha visto eso.
¿Sigue siendo un problema el manejo de la información?
Eso es algo consistente que ha ocurrido durante toda la pandemia. Ahora, una crítica que yo tenía es que si se decidía poner restricciones, debían decir cuáles eran los indicadores. Bueno, ya dicen cuáles son esos indicadores sanitarios y económicos y por lo menos ya se sabe qué mirar. Si se está midiendo de manera correcta, es otra discusión.
¿Coincide con quienes señalan que hubo una falsa sensación de confianza que gatilló el incremento de los contagios? Incluso, en ciertos sectores se negaba la posibilidad de una segunda ola.
Esto de que la primera ola ha sido como un tsunami es verdad. Fue increíble, gigantesca. Pero eso no garantizaba que no llegara una segunda. Para añadir algo: no existe una definición epidemiológica de qué significa una ola. Sobre brotes o rebrotes puedes encontrar un montón de literatura, no de olas. Entonces, ahí venían los expertos -entre comillas- que te definían la ola como blablablá y por lo tanto te decían que no iba a haber. Pero, finalmente, eso no importa. Es semántica. Incluso hasta ahora otros miembros del Gobierno se pelean por decir si es ola, si no lo es, si es rebrote. Los casos están aumentando, eso es lo importante, y era irresponsable decir que no iba a haber una segunda ola.
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