El análisis de la conducta humana es siempre una materia compleja. Sin embargo, su estudio, en medio de la pandemia, es de carácter obligatorio. Sobre todo, si lo que se quiere es intentar modificar las conductas de aquellas personas que mantienen una actitud desafiante frente a las medidas que buscan paliar los contagios y las muertes por el nuevo coronavirus.
Milton Rojas, psicólogo de Cedro y responsable del componente de soporte psicosocial del proyecto Alianza por la Amazonía frente a la COVID-19, señaló a la agencia Andina que existe un segmento de jóvenes y adultos que no aceptan el nuevo escenario originado por la pandemia y prolongan ciertos comportamiento de riesgo sin límite; incluso potencian sus actitudes luego de exponerse por no presentar síntomas y olvidan que pueden ser asintomáticos.
Ante ese estado de negación, Rojas propone campañas de comunicación preventivas que busquen cambiar las actitudes negativas de las personas que constantemente vulneran las medidas sin argumentos válidos.
El especialista de Cedro sostiene que no es suficiente proporcionar información racional y con evidencia sobre el contagio del COVID-19 para cambiar las actitudes desafiantes frente a la enfermedad. La autorregulación y la motivación, señala, no vienen precisamente de niveles racionales, sino de lo instintivo (miedo y resistencia al cambio). Es decir, de los emocional.
La información debe considerar los circuitos emocionales que facilitan su entrada e impacto en esos niveles y que generen motivación para el desarrollo de conductas seguras que eviten la amenaza en el público joven.
Finalmente, recalca que es importante visibilizar los actos positivos que llevan a cabo la mayoría de las personas frente a una minoría que violan las normas y son noticia. Esto es muy importante para convertir a esta mayoría en replicadores y que luego se puedan convertir en referentes para el cambio.