En este momento, en nuestro país hay 7 209 personas que esperan un trasplante para tener una mejor calidad de vida o incluso sobrevivir. El órgano que más se necesita es el riñón (908 pacientes en espera), mientras que entre los tejidos, la córnea es la de mayor demanda (6 248).
No obstante, cubrir esta necesidad es difícil debido a que, según el Ministerio de Salud, la tasa de donantes es de solo 1.8 por cada millón de habitantes, cifra que incluso ha disminuido en comparación a 2018, y solo el 13% de ciudadanos peruanos se ha declarado donante en su Documento Nacional de Identidad (DNI).
Y la situación se complica más debido al hecho de que no siempre se respeta la decisión de la persona; ya que es su familia la que tiene la última palabra en estos casos. Por ello urge conversar sobre este tema en casa.
El doctor Juan Almeyda, director general de la Dirección General de Donaciones, Trasplantes y Banco de Sangre (Digdot) del Ministerio de Salud (Minsa), habló con La República sobre el tema.
Él señaló que en el 2018 fallecieron más de 200 personas con diagnóstico de muerte encefálica, pero solo 62 familias permitieron la donación de órganos de sus parientes, mientras que otras 150 no lo hicieron.
‘‘Este año lamentablemente la situación no ha variado, las familias siguen diciendo que no, entonces por eso es que se realizan campañas’’, expresó.
Un motivo por el cual los parientes muchas veces no aceptan donar los órganos de su familiar es por la falta de información. Aún no se termina de entender por completo la diferencia exacta entre la muerte encefálica y estar en coma.
En la primera ‘‘no hay forma de recuperarse, ya esa persona está muerta’’, mientras que cuando una persona está en coma ‘‘todavía hay posibilidad de estar mucho tiempo así o incluso poder mejorar, de repente no totalmente, pero con algunas secuelas’’.
Juan Almeyda explicó que solo hay una forma de morir. ‘‘A veces se asocia la vida al corazón, con estos famosos monitores donde están los latidos hasta que se escucha un pito, la línea plana’’. Sin embargo, ello solo significa que el órgano ha dejado de latir, ‘‘una persona muere cuando muere el cerebro’’.
El director general de la Digdot aseguró que es ahí cuando comienzan los problemas con los parientes. ‘‘Al ver el monitor de latidos les es más difícil entender que el familiar está muerto’’.
Con la muerte encefálica es posible que los profesionales de la salud mantengan de manera artificial los órganos, ya sea con medicamentos o respiradores, de 24 a 48 horas. Luego de ese tiempo comienzan a deteriorarse, motivo por el cual una decisión rápida también es favorable para su conservación.
Recientemente, un joven, de casi 18 años de edad, esperaba a que el bus se llene cuando de repente recibió una bala perdida. Él era hijo único y planeaba convertirse en sacerdote. Lo llevaron al hospital, pero al llegar el diagnóstico era de muerte encefálica.
‘‘La mamá estaba en shock. Su pareja llegó y le preguntó ‘¿recuerdas que nos dijo que quería ser donante de órganos?’ y fue ella misma quien llamó para preguntar si su hijo estaba apto para donar. Como todo fue rápido se llegaron a salvar a ocho personas’’, contó el doctor mientras resaltó la importancia de conversar con la familia.
Juan Almeyda recordó que el excongresista Carlos Bruce presentó un proyecto de ley para fomentar la donación de órganos. Este consistía en que todos los peruanos, de manera automática, se conviertan en donantes a menos que su DNI diga los contrario.
Sin embargo, agregó que existía un problema con la propuesta, ya que el 80% de las personas han marcado en su DNI que no quieren ser donante de órganos, por lo que ni siquiera se podría consultar con su familiar la posibilidad.
‘‘Este tema nunca es de imposición (...). Al final nosotros creemos en la educación, que la gente conozca, por eso estamos enfocándonos bastante desde que son adolescentes’’, explicó el médico.
En julio de este año el Poder Ejecutivo promulgó la Ley N° 30980, la cual Promueve la Donación Voluntaria de Sangre en la Educación Básica Regular.
Precisamente el objetivo es el de incorporar a la Ley General de Educación el principio de la donación voluntaria de sangre en la educación básica regular, lo que implica enseñar a los menores sobre el tema. Almeyda indicó que el Minsa trabaja con el Minedu en algo similar, solo que para cultivar la donación de órganos.
En lo que va del año se han realizado 745 trasplantes, 396 de córneas, 143 de riñón, 41 de hígado, 13 de corazón, dos de páncreas y uno de páncreas.
Asimismo, 63 es el total de donantes cadavéricos hasta el momento. En el 2018 fue de 62 y el 2017 la cifra registrada fue de 52.