Cada persona experimenta los orgasmos de diferentes formas. Estos pueden ocurrir como respuesta a la estimulación genital, de las zonas erógenas —como la parte interna de las piernas, de los pechos, las orejas—, de la mente, e incluso sin contacto físico.
Los orgasmos se pueden tener mientras se duerme, medita o durante los ejercicios. Algunos especialistas señalan que no existen diferentes tipos, sino múltiples formas de alcanzarlos y sentirlos, ya sea en mayor o menor intensidad.
En Infobae, la sexóloga y psicóloga argentina Cecilia Ce sugiere cinco formas para jugar con la intensidad y expandir el placer.
En primer lugar, es importante tomarse el tiempo para alcanzar la excitación adecuada. Cuando la pareja ya esté suficientemente estimulada, se puede empezar a variar la intensidad.
“Nos vamos a detener en el momento previo al orgasmo para poder prolongar todo lo posible el tiempo de excitación, de manera lenta y continua para ir aumentando gradualmente la tensión y demorar el pico”, indica la sexóloga.
Los humanos cuentan con cinco sentidos que, si se hacen más presentes durante el acto sexual, pueden generar diferentes sensaciones para experimentar nuevas formas o niveles de placer.
Por ejemplo, vendar los ojos puede ayudar a conectar con el resto de las percepciones o usar un estímulo visual para mantener la excitación, como escenas de películas, imágenes, recuerdos o fantasías. También se puede sumar música que apele a algo erótico en la propia memoria emocional o incluso recurrir al diálogo. Otra buena opción es sumar sabores, aceites, cremas y cambios de temperaturas.
La experta recomienda no ir directamente a los genitales. Se puede iniciar con un masaje de pies o de manos.
Cuando se llegue a lo genital, es importante darle atención a las zonas de mayores terminales nerviosas, las que más van a percibir la estimulación. Más allá del sexo biológico, la especialista habla de ir siempre de adelante hacia atrás y luego hacia adentro:
No es lo mismo estimular la piel con una pluma, soplar, besar, friccionar con las manos o usar un vibrador. Abrir el abanico de posibilidades desde lo más sutil a lo más intenso puede sumar experiencias distintas. Hay personas que tienen el umbral de sensibilidad más alto y necesitan estímulos más fuertes. También se puede conversar con la pareja la opción de incluir prácticas de BDSM.
Siempre que se incluya algo nuevo, la respuesta del cuerpo será mayor. Cuando se realizan prácticas repetitivas, se genera tolerancia, como un efecto de la costumbre. Al incorporar cualquier tipo de novedad es como si el sistema se reseteara.