El 18 de mayo de 1980, más de cinco millones de peruanos eligieron a su presidente tras 12 años de dictadura militar. Los comicios no solo representaron el retorno a la democracia, sino también la posibilidad de que las personas analfabetas participen en un proceso electoral.
Pero también marcó la última vez que las elecciones se realizaron bajo una sola vuelta. La Constitución de 1979, en uno de sus artículos sobre disposiciones generales y transitorias, señaló que se proclamaría como presidente al candidato que haya alcanzado la votación más alta, siempre que esta no sea inferior al 36 % del total de votos válidos.
Si ello no ocurría, el Congreso, con un quórum no menor del 55 % de senadores y diputados, escogería al nuevo jefe de Estado entre los candidatos que hubieran alcanzado las dos mayores votaciones directas.
Dicha elección sería por votación pública y nominal de más de la mitad del número legal de cada cámara, en sesión permanente y continua.
Finalmente, aquel escenario no se dio, ya que Fernando Belaúnde Terry se impuso como el ganador de las elecciones de 1980 con 46 % del total de votos. Mientras que Armando Villanueva, Luis Bedoya y Hugo Blanco obtuvieron 28 %, 10 % y 4 %, respectivamente.
Fernando Belaunde Terry
Cuarenta años después, la idea de realizar las elecciones del 2021 en una sola vuelta ha sido retomada por la congresista Leslye Lazo, de la bancada Acción Popular.
El pasado 27 de abril, la legisladora presentó el proyecto de ley 5079, el cual plantea que en el próximo comicio electoral se gane la primera vuelta con 40% de votos válidos. Es decir, reduce en un 10 % los votos válidos necesarios para que se proclame al presidente de la República y los vicepresidentes.
En ese sentido, se incorporarían disposiciones transitorias especiales en la actual Constitución, tal como ocurrió en la del 79. No obstante, el PL no detalla qué ocurriría si en dicha vuelta electoral no se llega a ese porcentaje de votos válidos.
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Lazo Villón sustentó su propuesta en la emergencia sanitaria y nacional que vive el Perú debido a la pandemia de la COVID-19, una enfermedad que se aproxima a los 300.00 casos en el país y ha develado los grandes problemas en el sector Salud que arrastra el Gobierno desde hace décadas.
Esta iniciativa, si bien se encuentra en la Comisión de Constitución del Congreso, aún no se debate del todo en dicho grupo de trabajo. Además, varios legisladores se han mostrado desde un inicio en contra del proyecto, ya que le quitaría legitimidad a quien sea elegido por voto popular como el siguiente jefe de Estado.
Omar Chehade, presidente de la comisión, señaló que el PL no es una prioridad en estos momentos. “Estamos contra el tiempo en otros temas, como la inmunidad parlamentaria, los impedimentos para postular, etc. Hay varios predictámenes que van a verse este martes (30 de junio)”, declaró a La República.
Además, desde su punto de vista expresó que no cree que haya un consenso sobre esta idea, ya que incluso especialistas han subrayado que no es viable.
Entonces, ¿cómo podría realizarse un proceso electoral que no implique una masiva movilización de personas, tomando en cuenta que las cifras del coronavirus continúan al alza?
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El escenario en que se aplicó por última vez una vuelta electoral para elegir al presidente de la República fue al finalizar la dictadura militar, que se encontraba en su ocaso y enfrentaba una crisis económica y constantes protestas de diversos gremios de trabajadores.
Por su parte, la Asamblea Constituyente, liderada por Víctor Raúl Haya de la Torre, elaboraba una nueva Constitución. Al igual que el actual Congreso, su periodo de funciones fue de corto tiempo, iniciando el 28 de julio de 1978.
El lunes 2 de abril de 1979, se inició el debate de la propuesta del nuevo texto, que reemplazaría al de 1933. Ese día surgieron las primeras opiniones a favor y en contra de que se apliquen dos vueltas electorales.
Mientras Luis Sánchez, del Partido Aprista Peruano (Apra), se mostró en contra de esta disposición general transitoria; Roberto Ramírez del Villar, del Partido Popular Cristiano (PPC), manifestó que este modelo, importado de Francia, era beneficioso para la democracia.
Además, ya se realizaba en las elecciones del Colegio de Abogados desde 1911 con buenos resultados. Por su parte, Jorge Ortiz de Zevallos, del Movimiento Democrático Peruano, consideró adecuado el cambio a dos vueltas electorales. No obstante, sugirió que se aplique recién en las elecciones de 1985.
“Podría generar también, al igual que el voto de los analfabetos, un pretexto, una causa de perniciosa demora que impida que tengamos un futuro presidente civil a la brevedad posible”, señaló de acuerdo al Diario de los debates de la Asamblea Constituyente.
La segunda vuelta ha tenido por objeto que el presidente de la República cuente aparentemente con un respaldo popular de más del 50 %, pero lo interesante, a través de nuestra experiencia, es que no existe lo más importante: es la duración y la vitalidad de un período presidencial, sino sus conexiones y relaciones con el Parlamento.
El politólogo Fernando Tuesta, en conversación con la República, comenta que finalmente, se decidió que la segunda vuelta electoral se aplique desde las elecciones de 1985, luego de que el Apra y el PPC llegaron a un acuerdo.
“El PPC quería que se incorpore un artículo denominado “Economía social del mercado”, y el Apra aceptó a cambio de que no existan dos vueltas en 1980, porque tenía la esperanza de que Haya de la Torre gane la elección. Tenían el temor de que si había una segunda vuelta, el escenario ya no les fuera favorable. Pero él murió en agosto de 1979″, cuenta el expresidente de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política.
Alan García
Cuarenta años después, ante la pandemia de la COVID-19, lo cual implica evitar las aglomeraciones de personas ante el riesgo de contagio, Tuesta plantea tres propuestas, todas enfocadas en que solo debe realizarse una sola vuelta electoral.
La primera es que se gane las elecciones 2021 sin importar el porcentaje de votos válidos. Sustenta su idea en que de 106 procesos electorales en América Latina, el promedio que se obtiene al ganar en una sola vuelta es de 46 %.
Lo segundo es realizar una primera vuelta con votos positivos y negativos. Ganaría quien tiene una mayor diferencia entre positivos y negativos. Por último, es recoger la disposición general transitoria de la Constitución de 1979.
“Se articularían coaliciones de gobierno y no electorales y cuando se dan normalmente hay una preponderancia hacia el centro y no hacia los extremos”, señala el exjefe de la ONPE a 10 meses de que se celebren los comicios electorales del 2021.
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