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Opinión

Indecopi: la medicina terminó siendo peor que la enfermedad, por Martin Fariña

"No hay nadie en el Perú que haya hecho más por reducir la pobreza estructural del país que los agroexportadores; ciertamente mucho más que el Estado”.

larepublica.pe
INVITADO

En el 2017, me invitaron a exponer sobre M&A (fusiones y adquisiciones) para un grupo de inversionistas de un país asiático. Una de las preguntas que me hicieron fue sobre la ley de fusiones, que en ese entonces era novedad. Mi respuesta fue que todo país que se respeta necesita tener mecanismos para combatir y prevenir las concentraciones que terminan afectando negativamente a los ciudadanos. Pero también dije que el Estado peruano no tenía las capacidades para asumir esa nueva responsabilidad y, por lo tanto, que la medicina terminará siendo peor que la enfermedad.   

Lo que no mencioné en frente de extranjeros es el proverbio chino que dice que cuando uno trata de atrapar a dos conejos al mismo tiempo, termina sin atrapar a ninguno. Antes de intentar regular las concentraciones, el Estado peruano debió haber tratado de resolver los grandes problemas que el Perú tiene. Los estudiantes de las escuelas rurales no están aprendiendo a multiplicar, mientras que en otros países los niños aprenden sobre inteligencia artificial. El 70% de los niños de entre 1 y 3 años en Puno tiene anemia, lo que significa que sus cerebros no reciben suficiente oxígeno como para poder aprender a sumar. El Estado peruano no entiende cuál es la real causa de la anemia en Perú y menos cómo solucionar un problema gravísimo pero básico. Lima tiene uno de los tráficos urbanos más intensos del mundo con un costo social incalculable. El crimen común y el crimen organizado se salieron de control.

Indecopi comenzó con un equipo de mujeres altamente competentes para gestionar la nueva ley anticoncentración, pero duraron pocos meses en sus cargos. En el 2017, no se sabía por dónde se iban a manifestar los daños que la nueva ley anticoncentraciones iba a causar. Hoy sí tenemos más claridad. Acá algunos ejemplos.

Banca

Los bancos son organizaciones frágiles por naturaleza, dado que absorben todo tipo de riesgos, incluidos los operacionales, de crédito, de liquidez, de tasas de interés, de duración, macroeconómicos, tecnológicos, entre otros.

Para que un país mantenga salud económica, es fundamental darles a los bancos todos los mecanismos necesarios para que puedan gestionar riesgos de manera preventiva. En la última crisis bancaria en Brasil, se pudo rápidamente vender US$2 billones de cartera de Banco Garantia cuando las crisis rusa y asiática afectaron la estabilidad bancaria. Esto fue crucial para poder vacunar al sistema. Los bancos europeos compran y venden carteras de regiones y de sectores para poder balancear sus riesgos. Hoy los bancos regionales en Estados Unidos están buscando vender sus préstamos relacionados con edificios de oficinas por si la situación se deteriora aún más. En Perú, no vale la pena intentar conseguir aprobaciones de Indecopi para vender una cartera de duración corta de consumo, tarjeta de crédito, micro-créditos o factoring.

Minería

Los precios de los metales los dicta el mercado internacional. Pero igual se necesitan aprobaciones estériles de Indecopi, que pueden tomar seis meses (incluyendo el tiempo para preparar los documentos), para poder comprar una mina. Por otro lado, la minería ilegal no requiere permisos. 

Si hacen un estudio para establecer un programa de rescate de víctimas de trata en la minería ilegal, se darán cuenta de que el proyecto no es viable por el entrampamiento legal que pone el Estado peruano. Por lo tanto, la víctima de trata seguirá siendo violada de 15 a 20 veces al día. El Estado debería transferir los recursos de Indecopi a rediseñar los procesos legales para poder rescatar legalmente a las víctimas de trata. También sería bueno que el Estado peruano comience a combatir la minería ilegal antes de estar pidiendo permisos a la minería civilizada que no se necesitan.

El cobre, que es esencial para la actual revolución medioambiental, requiere de algunos insumos para su producción. Dichos insumos tienen costos marginales relativos al precio del cobre, pero si no se consiguen a tiempo, el costo de parar la producción es material. Lo importante es maximizar la probabilidad de que se consiga el insumo y no minimizar su precio. Las grandes mineras tienen las capacidades para defenderse de sus proveedores siempre y cuando Indecopi tenga las facultades para entender qué le conviene realmente al sistema. Chile produce el doble de cobre que Perú, y Congo puede terminar produciendo más que nosotros. Asimismo, pedir permisos que no se requieren y no pedir los que sí se necesitan solo nos llevan al atraso. 

Agroexportación

No hay nadie en el Perú que haya hecho más por reducir la pobreza estructural del país que los agroexportadores; ciertamente mucho más que el Estado. Pero ese sector también es frágil por tener riesgo climático, de plagas, de precios, regulatorio, etc. Algunas empresas en ese sector están actualmente estresadas financieramente por razones climatológicas y la reciente crisis logística. Una solución es venderlas o fusionarlas, pero Indecopi les quita viabilidad a algunas de estas alternativas por el tiempo que se demora en entender y procesar una aprobación.

Cambio climático

El Perú es el país más competitivo en la producción de biofuels que conozco. Brasil no es tan competitivo como Perú porque ahí durante cuatro meses del año llueve y tienen que parar operaciones. Estados Unidos está lejos de la línea ecuatorial y por lo tanto los rendimientos naturales de los cultivos para biofuels no son tan buenos como en Perú. El ecosistema de controles y el riesgo político en Argentina les quita viabilidad. China no tiene el agua por hectárea que el Perú tiene.

Europa necesita nuestros biofuels para el transporte comercial, donde la alternativa eléctrica no es todavía viable. Lo que necesitamos es escalar los cultivos para biofuels para aprovechar nuestras capacidades naturales, generar empleo y descarbonizar el transporte. Pero pasar una transacción de expansión por Indecopi resultó siendo misión imposible. Por otro lado, el Estado peruano aprobó la nueva ley forestal, que viabiliza la deforestación industrial de la Amazonía.

Es fundamental combatir las concentraciones siempre y cuando Indecopi tenga capacidad operativa. Lo que terminó pasando es que estas se mantuvieron (como por ejemplo, Sedapal), pero se causaron daños colaterales materiales. Urge desactivar la ley anticoncentraciones hasta que Indecopi pueda convocar y retener talento (cantidad y calidad); replicar el exitoso modelo del Banco Central, Serfor y la Cancillería en Indecopi podría ser un camino.