La gente, sin mascarillas, se saluda por la calle, los amigos comen juntos en restaurantes y los aficionados acuden a eventos deportivos. Con la vacunación casi completada, Gibraltar se ha convertido en un ‘oasis’, en una Europa llena de restricciones.
Este pequeño territorio británico en el extremo sur de España es uno de los primeros lugares del mundo en inmunizar a la mayoría de su población adulta contra el coronavirus, lo que ha permitido el levantamiento de restricciones y el retorno a una vida casi normal.
“Esto es como un oasis”, asegura Rafael Cordón, un cocinero español de 63 años que acude a diario a trabajar a este lugar de casi 34.000 habitantes desde el municipio español de San Roque.
El pequeño trayecto diario es “como pasar de un mundo a otro”, asegura Cordón, quien también ha recibido las dos dosis de la vacuna en Gibraltar como trabajador transfronterizo.
En España, como en otras partes de Europa, la mascarilla es obligatoria además de otras medidas como un toque de queda que, a este chef, le hace sentir “como estar en un pecera, donde andas limitado y metido en agua”.
En Gibraltar, el toque de queda existente se levantó y devolvió la vida a los bares y restaurantes que habían reabierto con aforo limitado el 1 de marzo tras meses de cierre. La pandemia cobró 94 vidas en esta zona, la mayoría entre enero y febrero de este año, y dejó casi 4.300 contagios en su reducida población.
Foto: AFP
Sin embargo, gracias al impulso de la vacunación, no ha habido nuevas hospitalizaciones por COVID-19 en las últimas semanas en este territorio de apenas 6,8 kilómetros cuadrados dominados por un promontorio de más de 400 metros de altura conocido como el Peñón.
Bautizada como Operación libertad, la campaña de vacunación de Gibraltar permitió inmunizar con dos dosis a un 85% de su población desde comienzos de enero. Incluso han inyectado la primera dosis a casi la mitad de los 15.000 trabajadores fronterizos que acuden diariamente desde España a Gibraltar.
“Es un gran alivio”, asegura la ministra gibraltareña de Sanidad, Samantha Sacramento, desde su oficina en lo más alto del único hospital del territorio, con unas vistas magníficas del muelle.
Sacramento atribuye el éxito de la vacunación al reducido tamaño del territorio y al constante suministro desde el Reino Unido de los fármacos de Pfizer y AstraZeneca.
“Durante las primeras semanas estábamos vacunando siete días a la semana. Funcionábamos como una cinta transportadora”, dice la única mujer en el Gobierno de este territorio.
El personal sanitario de primera línea y los residentes y trabajadores en geriátricos fueron los primeros en recibir la inyección. Después se instaló un centro de vacunación en una galería comercial para la población general.
La relajación de restricciones se nota también en populares puntos de encuentro como el Ocean Village Marina o el Irish Town, donde los clientes vuelven a brindar con pintas de cerveza.
El ministro principal de Gibraltar ya anunció que el límite de reuniones de 16 personas se eliminará el 16 de abril y que tampoco se restringirá el número de comensales en los restaurantes.