Por: Sandy Carrión Cruz
A Laura Zapata le sobra talento, pero le falta modestia. Sabe lo que tiene. No tiene reparos en resaltar su larga trayectoria artística. También es solidaria. Hace dos años, la actriz de 63 años de edad no se incorporó al elenco de “Las Arpías” para dedicar su tiempo a llevar ayuda a los damnificados del último terremoto en México. Ahora, ella visita el Perú para demostrar lo tan arpía que puede llegar a ser, al menos en la ficción.
¿La gente te tiene miedo?
Algunos. Se me acercan con mucho respeto. Yo soy muy feliz con mi carrera y con el amor de la gente acá en el Perú. Siempre me quieren abrazar, dar de besos. Hay mucho cariño.
Laura Zapata
¿Tu imagen de malvada aleja a los que pretenden aprovecharse?
No creo que tengan esa intención. ¿Si sé reconocerlos? Claro, sobre todo a los labiosos. Vienen con mentiras.
¿Tus colegas te temen?
A veces. Por ejemplo, el papá de Jenni Rivera, don Pedro. Lo sentí asustado, pero platicamos y ya quedamos en hacer un disco de duetos.
No es el único.
Pues no, mi imagen de villana en la televisión se proyecta, pero yo soy un bombón de rica miel (se carcajea).
Mejor no ser tu enemiga.
¡Qué bueno no! Prefiero que me teman en vez del cariño (risas malvadas). Pero casi no me peleo con nadie. No me gusta hacerlo.
Laura Zapata
¿Pides perdón o eres orgullosa?
No me equivoco nunca (se ríe). El perdón, para mí, es difícil. Debemos ser cuidadosos para no tener que pedirlo.
¿Ya olvidaste que no te llamaran para el remake de “Cuna de lobos”?
El rating será su penitencia. Todo lo que han hecho me ha favorecido. El público ve el anuncio y piensa en mí.
Miles anhelaban verte en el papel de la nueva ‘Catalina Creel’.
Qué bonito que me estimen tanto y se peleen por mí. La audiencia deseaba verme en esa actuación.
Laura Zapata
¿Por qué Televisa no está apostando por contenidos nuevos?
¡Quién sabe! Prefiere un camino seguro y no experimentar. Más vale malo conocido que bueno por conocer.
Paz Vega ha recibido muchas críticas. ¿Qué le recomendarías a las actrices de remakes bajo la sombra de las grandes producciones?
Tienen que empezar desde abajo, como hemos empezado todas, con papeles medianos. El auditorio rechaza que le impongan una figura.
Si asumías ese papel, ¿le temías a las comparaciones?
De ninguna manera. Me considero absolutamente una buena actriz. Empecé haciendo tragedia griega y no cualquiera puede hacerlo. Soy la “Ifigenia en Áulide” de mi país, la “Andrómaca” de Jean Racine, la “Sally Bowles” de la comedia musical. No le tengo miedo a ninguna interpretación.