En 2009 se produjo un globo de ensayo de lo que sería la sistemática creación de falsos escenarios para asesinar a delincuentes. Los implicados son los mismos. Hoy como ayer, el general Vicente Álvarez.,El 22 de diciembre del 2009, una noticia alarmó al director general de la PNP, el general Miguel Hidalgo. El hijo de un empresario amigo del gobierno iba a ser secuestrado. La noticia se la había dado el ministro del Interior, Octavio Salazar. El empresario era Néstor Quispez-Asín, director del Grupo Deltron, vendedor de equipos informáticos. Cuando Hidalgo llamó al jefe de la División de Secuestros, el coronel Jorge Mejía, este no sabía nada. PUEDES VER: Estos son los PDF de las dos tesis autoplagiadas por Lucio Ávila Mejía también se preocupó. Envió al lugar donde se encontraba Quispez-Asín a uno de los jefes operativos, el comandante Ángel Toledo. Encontró a notables. Estaban el ministro Salazar; el coronel Vicente Álvarez, de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (DIGEMIN); y, entre otros, José Nava, hijo del secretario general de la Presidencia. Aparentemente, un intento de secuestro se había frustrado, pero se esperaba otro. Toledo empezó a preguntar a los presentes, pero nadie tenía una evidencia. Hoy como ayer El comandante informó a su jefe que no veía trazas de secuestro. Por si las moscas, Quispez-Asín envió de inmediato a su hijo a los Estados Unidos, con fuerte protección policial en el camino hacia el aeropuerto. Mientras tanto, se fueron esclareciendo los antecedentes. Quien había dado parte al ministro era el coronel de la DIGIMIN, Vicente Álvarez. A su vez, Álvarez la obtuvo de un informante relacionado con la delincuencia común. Un joven teniente estaba relacionado con el aprovechamiento de esta delación: Enrique Prado Ravines. Cuatro años después, de acuerdo con las denuncias ya públicas, Álvarez y Prado actuarían concertadamente en los numerosos operativos que se investigan sobre presuntos asesinatos de delincuentes por parte de equipos de la PNP. Ahora Álvarez es un general a cargo del Frente Policial del VRAEM. Prado, un mayor que opera en la Dirección de Inteligencia (DIRIN) de la PNP. En los operativos con muerte de supuestos delincuentes que se investigan –en un período que va desde el 2012 hasta el 2015– Álvarez, desde la posición de mando en que se encontrara, habría facilitado la actuación de policías de varios cuerpos: Robos, VRAEM, SUAT. Diríase que coordinaba la parte administrativa. La actuación siempre se producía a partir de un dato de inteligencia proporcionado por un “informante”. Era común que se reportara la inminencia de un secuestro. Pero estos operativos nunca se le encargaban a la División de Secuestros, que es la llamada a actuar. Volvamos al 2009, para apreciar cómo estos patrones de actuación se dieron en el caso Quispez-Asín. “Ya regreso...” La actuación de Álvarez cayó mal en la División de Secuestros. ¿Por qué Álvarez había avisado a todos menos a ellos? Por otra parte, ¿de qué información se trataba? No había ningún parte, ninguna nota de inteligencia. El coronel Mejía era de la opinión de que no había ningún intento de secuestro y el coronel Álvarez sostenía que sí. El Ministro del Interior, Octavio Salazar, dándose cuenta de la controversia, propició una reunión en su despacho. Estaban Álvarez, Mejía, y el director de la DIGEMIN, el coronel Abdul Abed. Cuando todos llegaron, Salazar les dijo. –Tengo que hacer, ya regreso. Pónganse de acuerdo, por favor. Y se fue. Sin embargo, los coroneles no se pusieron de acuerdo. La DIGIMIN prefería que no hubiera intervención fiscal. Pero Mejía ya había dado parte al Ministerio Público. Su investigación iba a determinar si la amenaza de secuestro era real o artificial. Dos atestados Aquel mismo año la policía elaboró dos atestados que se han tenido a la vista para esta nota. La reconstrucción de los hechos brinda luces respecto de lo que ocurrió. Hacia fines del 2008, Manuel Torres Fernández, apodado “Gato”, un ex trabajador de Deltron, fue a visitar a dos amigos de barrio que estaban en Castro Castro. Según “Gato”, uno de ellos era Willian Becerra, o “Chato”, próximo a salir en libertad. El segundo era Julio Bernales, alias “Pepe Loco”, quien se interesó vivamente por los bienes de Néstor Quispez-Asín. “Gato” le dijo a Bernales que tenía mucho dinero y que hasta usaba una avioneta. Días después de su visita recibió una llamada de un enviado de Bernales desde el penal, con instrucciones para estudiar a Quispez-Asín. Entrando en llanto A comienzos de diciembre, Manuel Torres y otros dos hombres fueron en una camioneta a filmar la fábrica del empresario. Uno de ellos era Willian Becerra, quien ya estaba en libertad. El descubrimiento de la identidad del otro fue una sorpresa mayúscula para los investigadores de la División de Secuestros. Era el suboficial Carlos Llanto. Trabajaba con el coronel Vicente Álvarez en la DIGIMIN. Llanto, precisamente, había hecho las filmaciones. Lo negó repetidas veces, aunque las evidencias eran abrumadoras. Después se supo que las filmaciones tenían un propósito distinto al del secuestro. El atestado, al respecto, no deja dudas de lo que hicieron los policías. Cinco mil dólares En enero del 2012, el coronel Álvarez le dijo a Deltron que el informante que alertó sobre la tentativa de secuestro tenía un material fílmico que permitiría identificar a la banda. Indicó que hicieran el trato directamente con el suboficial Llanto, de quien el informante era amigo. Quispez-Asín, desde el exterior del país, autorizó a pagar los cinco mil dólares que costaría obtener la información. Acto seguido, Llanto entregó el DVD y cobró el dinero. Dice el atestado: “Intencionalmente, en una instalación de la DIGIMIN, y empleando una computadora de ésta; así como con la presencia y anuencia del coronel PNP Vicente Álvarez Moreno…, se realizó la visualización de imágenes a comercializar…” Suscrito por el coronel Jorge Mejía, el documento añade que Llanto, apoyado por Álvarez, lejos de comunicar los hechos a la División de Secuestros, perjudicó las investigaciones, al preferir lucrar ilícitamente con la información. Patrón del mal La policía antisecuestros descubrió la identidad de “Gato” en un video intimidatorio que llegó a Deltron, con filmaciones de los exteriores de la empresa. Era el mismo que Quispez-Asín había comprado a los de la DIGIMIN y que aún la División de Secuestros no tenía. Cuando la empresa lo envió a los verdaderos investigadores estos apreciaron el perfil de una persona, luego identificada como Manuel Torres. Apretado por la policía, Torres confesó que había hecho las filmaciones en un recorrido junto con dos personas más. Identificó a Carlos Llanto, y la conspiración se esclareció. El caso fue archivado, Álvarez siguió en la policía y pudo ascender a general. Estuvo implicado en varias denuncias que no son tema de estas líneas. Prado ascendió a mayor y perfeccionó el sistema. Antes era solo para vender información artificial. Después para matar.