El pasado lunes, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) presentó los resultados de la Encuesta Nacional Agraria (ENA 2022). Ante ello, Laureano del Castillo, director ejecutivo del Centro Peruano de Estudios Sociales, con base en dichos resultados ofrece un análisis sobre la situación actual del agro en el Perú.
— ¿Cuál es la situación actual de la agricultura?
— Básicamente no hay cambios dramáticos, es decir, hay características fundamentales que se mantienen y creo que eso es clave. La mayor parte de las unidades agropecuarias son menores, es decir, el 89% tienen menos de 10 hectáreas, eso confirma que el país sigue siendo un país de pequeños propietarios y de minifundistas.
— ¿Y la agricultura familiar?
— Tenemos la confirmación de que nuestra agricultura familiar, que es el 97,6% del total de unidades agropecuarias, es de subsistencia, tanto crítica como no crítica. Entre ambas suman el 88% de las unidades agropecuarias.
— ¿Qué factores han llevado a que la agricultura familiar siga siendo de subsistencia?
— Un factor intrínseco es la tendencia al fraccionamiento de las unidades agropecuarias. Lo podemos explicar básicamente por la subsistencia de las prácticas de división de herencia. El otro factor tiene que ver con la ausencia de una política agraria dirigida justamente a este sector de agricultura familiar. Por ejemplo, las estadísticas nos muestran que solo el 6,7% de productores agropecuarios pertenecen a una asociación.
INEI: El 88% de la agricultura familiar en el Perú es de subsistencia. Foto: difusión
— ¿Cómo se podría promover la asociatividad?
— No podemos repetir los errores de la reforma agraria hecha en los años 70. Hay que encontrar los incentivos adecuados. Es decir, los beneficios que le reportan a un agricultor juntarse con otro. Eso no está suficientemente claro, no hay normas muy claras, no hay técnicos, no hay presupuestos.
— La ENA 2022 revela que la asistencia técnica se ha reducido. ¿A qué se debe?
— Las actividades de extensión y capacitación agraria que brinda el Estado hace mucho tiempo, que es bastante reducida, se encuentra sobre todo en manos de particulares. Ello puede explicar esta caída. Entre el 2015 y el 2022 ha pasado del 12,9% al 6,6% y está enfocada principalmente en los varones.
— Sobre ello, la brecha de género continúa siendo amplia en la agricultura.
— Las brechas de género en la agricultura aún son muchas porque las mujeres tienen menos tierras que los varones, además, las tienen de menor calidad y tienen más dificultades para acceder al riego porque todavía se sigue considerando que se necesita tener título para poder inscribirse en el padrón de regantes. Tienen menos acceso a capacitación, asistencia técnica, tienen por lo general menos educación que los varones, participan menos en las asociaciones y en las comunidades, normalmente no se las reconoce como comuneras y en general tienen menos acceso a puestos de decisión en sus comunidades.
— Por otro lado, ¿cómo se puede abordar la problemática del envejecimiento en la agricultura familiar?
— Lo que hay que pensar es en cómo damos acceso a los jóvenes a la agricultura. Al igual que las mujeres, los jóvenes están siendo dejados de lado. Los mismos agricultores, están empujando a que sus hijos salgan del campo. Aquellos que se quedan tienen pocas tierras.
— ¿Qué políticas se podrían implementar para incluirlos en la agricultura?
— Uno de los temas centrales pasa por cómo se promueve la transformación agropecuaria, transformar antes que transportar. En esto hay algunas iniciativas exitosas, como la producción de quesos, por ejemplo, en las zonas pecuarias, y la producción de mermeladas, jaleas y jugos en las zonas agrícolas. Eso tiene que impulsarse mucho más que ahora.
— La ENA también demuestra que la inclusión financiera en el agro es muy baja. ¿Cuáles son las barreras?
— La principal tiene que ver con los mecanismos financieros. En los últimos años se ha hecho muy poco para facilitar el acceso al financiamiento a los agricultores. Tiene que haber mecanismos más fáciles. Hoy la banca privada y otros más condicionan la entrega de créditos agrarios a tener un título de propiedad. Como lo demuestra la ENA, solo un pequeño porcentaje dice que tiene título. Eso es una exigencia grande.
— ¿Qué medidas debería anunciar la presidenta de la república en su mensaje a la nación para mejorar la situación de la agricultura familiar?
— Lo que tendría que hacer la presidenta es declarar una suerte de compromiso del país, del Estado y de la sociedad con la agricultura que es sumamente desatendida. Debería llamar a una suerte de cruzada por la agricultura e invocar al Congreso que estudie mecanismos para atender a esta mayoritaria agricultura familiar en el país frente a las lluvias, el alza de las temperaturas y las sequías.