La naturaleza de los negocios, así como sus expectativas y retos, cambió drásticamente desde hace siete meses en el país, con la llegada del COVID-19.
Pese a las cifras negativas del desarrollo de la economía, y su paulatino paso a la (nueva) normalidad, los emprendimientos apelaron a su temple, valores y creatividad para adentrarse a un mercado cambiante.
“Giramos a otro canal, apuntando a lo digital, y a otro público con nuestras flores y un mensaje de amor inclusivo en todas sus dimensiones”, señala José Quispe, quien junto a su hermana Milagros administra la florería Shily.
Ambos crecieron en el negocio fundado por sus padres, José y Mery, a mediados de la década de los noventa, en la emergente Lima Norte, y desde hace un par de semanas rediseñaron por completo el emprendimiento familiar, implementando peluches, chocolates y arreglos florales para parejas de toda orientación sexual y condición física, lo que es un valor agregado para el negocio y frente a la competencia.
“Nos relanzamos y aún estamos afinando muchos detalles para poder consolidarnos, llevando el amor a través de la empatía con nuestros productos. Nos mueve la inclusión y no basta con decirlo, sino hacerlo. Nos preguntamos: ¿cómo un invidente aprecia un arreglo floral? A través del braille o con cascabeles nos acercamos a estas personas”, señala José.
Desde Shily son conscientes de que las personas invidentes han desarrollado mayores habilidades para el tacto y olfato, por lo que cada detalle se compone de un mensaje en braille o carga un aroma relacionado al sentimiento que se quiere expresar, y en caso de aquellos con dificultades auditivas, apelan a mascarillas inclusivas para facilitar la comunicación.
“Consideramos que todas las empresas, sin distinción alguna, deben considerar dirigirse a todos los públicos, conociendo realmente cómo se relacionan las personas. No solo es un negocio, esto es un sueño que nos acompaña desde pequeños, en memoria de nuestra mamá que ya no está en vida. Es importante llevar este mensaje porque también hemos sentido la discriminación en algún momento”, agrega Quispe, quien espera en lo inmediato ampliar su flota para transportar los pedidos desde su tienda en Los Olivos y, a largo plazo, afianzarse como la florería preferida por los peruanos.
Además, los hermanos juegan sus cartas en las redes sociales, convencidos de que la demanda yace en estas plataformas digitales, como Instagram y Facebook, sin dejar de lado el canal directo como WhatsApp.
El fútbol es una pasión de multitudes, de la que los peruanos no somos ajenos, sobre todo en estos últimos años en los que la selección nacional pudo consolidarse en el plano mundial, y en ese nicho la familia Berrocal encontró una oportunidad de negocio auténtica: artesanía y balompié.
“A raíz de la pandemia quisimos explorar el comercio a través del licenciamiento con un equipo de fútbol, algo que nunca se había experimentado en la artesanía, y llevarlo a un nivel superior como lo que representa Alianza Lima”, comenta Rubén Berrocal, gerente de proyectos y nuevos negocios de R-Berrocal, un emprendimiento creado por su padre hace cuarenta años y que en 2008 sacó la marca Piska para acercarse al consumidor local.
Reconoce que lograr que los peruanos inviertan en artesanía es muy difícil, por ser un producto no muy posicionado y valorado, como se hace con nuestra gastronomía, a pesar de que ambos están al mismo nivel de diversidad. “Nosotros, como empresa familiar, somos hinchas de Alianza Lima y vemos el fútbol como vehículo para acercar nuestra cultura a la gente”, añade Berrocal.
En estos quince días que han transcurrido desde que el club blanquiazul publicó en sus redes sociales las artesanías oficiales, Piska ha vendido 600 productos, y para el año, que dura el vínculo entre estas dos marcas, apuntan a colocar más de 6.200 productos.
“Aceleramos nuestro lanzamiento porque el mes morado es importante para Alianza. Ahora empieza la campaña navideña y esperamos los nuevos modelos de las camisetas del próximo año para tener mercancía más definida y personalizada”, agrega Berrocal, quien elaboró unos toritos de Pucará para la selección peruana en su travesía por Rusia 2018.
Sin embargo, el proyecto para incursionar masivamente tras esa experiencia se cortó de golpe con los escándalos directivos surgidos en la Videna poco tiempo después.
“Poder licenciar con Alianza permitirá a los peruanos acceder a toritos de Pucará o potrillos -lo reorientamos a este animal muy significativo para el equipo- aun cuando no estén aquí. Abrimos hace unos años operaciones de comercio electrónico transfronterizos, avanzando en nuestra primera experiencia de venta directa con el consumidor”, sostiene el emprendedor quien, en sociedad con su hermano Diego, planea llevar el arte también a otros equipos.
“Con el coronavirus las expectativas cambian. Buscamos ayudar al club con otras fuentes de ingreso ante el impedimento del público para los partidos. Todos los peruanos deben tener artesanías personalizadas de otros equipos. Realmente, nos han sorprendido las ventas y estamos trabajando en ello”, estima Berrocal, cuyo proyecto emplea a cerca de 70 artesanos, quienes se mantienen fieles a los procesos de elaboración y dedicación para cada pieza, las cuales son modeladas en arcilla en tres talleres artesanales dispersos en la capital.
Finalmente, el representante de R-Berrocal acotó que las exportaciones de artesanías se han visto afectadas con la emergencia sanitaria, y en el primer semestre de este año cayeron en cerca del 40%, y el decrecimiento continuará a medida que el turismo concrete sus fases de reactivación.
Inés Fernández y Carlos Bambarén forjaron su vínculo hablando de lo que más les gustaba en esta vida: el cine. Lo que empezó hace cinco años como una página de Facebook en la que se compartían críticas o se recomendaban películas, terminó en Cinestesia, un club miraflorino en el que se congregaban los amantes del séptimo arte, y aunque el COVID-19 modificó por completo sus planes, rápidamente optaron por levantar su propio servicio de streaming, compitiendo en la difusión de películas independientes y comerciales peruanas, al igual que cortometrajes, con plataformas nacionales como Cineaparte.
“Cerramos el cine club a causa de la pandemia justo a inicios de marzo, cuando empezábamos a capacitarnos en conceptos que no manejábamos, como administración y finanzas, buscando alternativas para ofrecerle al público un buen servicio. Queríamos ofrecer cine peruano, latinoamericano y algunas historias comerciales. No existe en el Perú una plataforma cultural con este servicio”, señala Inés Fernández, cofundadora de Cinestesia.
Fernández comenta que trabajan directamente con los directores o agencias distribuidoras de películas, y su streaming cuenta con tarifas de US$ 5 y US$ 40, para suscripciones mensuales y anuales, respectivamente, así como la posibilidad de alquilar desde US$ 2. También ofrecen de forma gratuita cortometrajes.
“Tenemos público de otros países, por eso trabajamos con dólares, que es la moneda más estandarizada”, explica, resaltando que su oferta busca acceder a todos los bolsillos con títulos innovadores, a la par que se apoya a productores independientes.
Cinestesia da sus primeros pasos con firmeza y apuesta por la creación de una red de trabajo para el sector cultural, uno de los más afectados por la paralización de actividades propias de la crisis.
“Cinestesia Network es como un LinkedIn para artistas. Aquí, completamente gratis, pueden crearse redes de contacto para visibilizar los trabajos de actores, productores, editores, hasta empresas”, aclara.
“El cine club nunca fue un negocio para nosotros, solo se mantuvo. En cambio, con la web es distinto. En el cine club cerca de tres mil personas pasaron en 2019. Ahora que tenemos un mes con la web, nos han visitado cerca de 35.000. A fin de año esperamos que nos visiten 80.000 usuarios y que la tasa de conversión se mantenga al alza. Nuestro objetivo actual es enfocarnos 100% en lo virtual”, puntualiza Inés, quien dejó su profesión como diseñadora para centrarse en lo que más la apasiona.
Inés considera que no hay un cine mejor que otro, por lo que su plataforma quiere acercar títulos independientes y cintas más comerciales en estos tiempos de confinamiento.
“Somos el país más cinéfilo de la región. Nuestra meta es ayudar a la cultura del país, promoviendo cintas peruanas como Samichay y trabajando con espacios culturales o festivales. Ser una alternativa ahora que los cines están cerrados”, concluye.
Finalmente, Fernández adelanta que preparan unos cursos de apreciación cinematográfica con el periodista Juan Carlos Ugarelli, e historia del cine, a cargo de la historiadora Alejandra Bernedo, así como otros talleres de edición, actuación y dirección para el público.
¿Cuáles son los aspectos fundamentales que deben tener los emprendedores para mantener a flote un negocio ante la crisis? ¿Cuáles son los beneficios de migrar a la digitalización? Renzo León-Velarde, gerente general de Digiflow, aclara estas dudas.
Respaldo. Shily mantiene su esencia familiar pese a apuntar a un nuevo público y canalizarse por las redes sociales.
Reto. Desde Piska, saben que asociarse a un fenómeno social como Alianza Lima no es pan comido, ya que el club está entre los diez lovemarks más importantes del Perú.
Proyectos. Inés y Carlos, junto a un programador web, son los únicos que mantienen a flote Cinestesia. Sin embargo, la pareja emprendedora apunta a crear sus propias producciones.