Dos científicos de la Universidad de Harvard han propuesto que el Sol tuvo una estrella compañera. De acuerdo con su investigación, la presencia de este astro desconocido explicaría algunos misterios de nuestro sistema solar que aún no han sido resueltos.
Uno de ellos es la existencia de la nube de Oort, una región que envuelve al sistema solar a una distancia de miles o decenas de miles de UA (una UA es la separación entre la Tierra y el Sol). Se cree que alberga alrededor de 100.000 millones de gigantescos objetos helados. De vez en cuando, estos cuerpos ingresan a nuestro vecindario planetario como cometas.
Ubicación de la nube de Oort. Crédito: NASA.
Para explicar el origen de esta población de objetos lejanos, se ha sugerido que la interacción con los planetas gigantes los expulsó del sistema solar interior. Otra posibilidad es que la gravedad del Sol capturó a los objetos de otros sistemas solares. Sin embargo, ambos modelos mostraron ser poco probables cuando se realizaron simulaciones por computadora.
Por esa razón, Amir Siraj y Abraham Loeb, los autores del nuevo estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters, idearon un nuevo escenario: una estrella compañera similar al Sol y ubicada a 130 UA de este durante la infancia del sistema solar. La presencia del segundo astro habría ayudado a capturar objetos tan lejanos.
Sorprendentemente, las simulaciones por computadora mostraron que la existencia de este sistema estelar binario explicaba mejor el misterio de la nube de Oort. Además, le dio más sentido a la evidencia encontrada sobre el hipotético Planeta Nueve: un mundo cuatro o cinco veces más masivo que la Tierra que desconcierta a los astrónomos por lo lejos que está del Sol (20 veces más lejos que Neptuno). En efecto, una segunda estrella explicaría mejor cómo el enigmático planeta terminó allí.
Esta conclusión no tiene por qué ser controvertida, ya que, como explican los científicos, la mayoría de las estrellas similares al Sol nacen con su compañero binario.
Un planeta que orbita dos estrellas descubierto por la NASA.
La investigación indica que el Sol y su compañera estuvieron ‘juntos’ en los primeros 100 millones de años del sistema solar, cuando la Tierra aún era un mundo volcánico y la vida aún no hacía su aparición. Desde nuestro planeta, la segunda estrella se habría visto como un punto muy brillante, aunque menos que la Luna llena.
Pero ¿cómo es que ese ‘segundo sol’ se alejó al punto de que hoy no tenemos rastros de él? Siraj explica que en esa época el astro todavía habría estado en su cúmulo estelar de nacimiento, la región donde varias estrellas se forman a partir de una densa nube de gas. Por tanto, las interacciones gravitacionales con una estrella cercana la podrían haber alejado y enviado a vagar sola por la galaxia.
“El compañero perdido del Sol ahora podría estar en cualquier lugar de la Vía Láctea”, dijo Siraj.