Magnate prodemocracia hongkonés Jimmy Lai declara en su juicio por colusión extranjera
El magnate de los medios y activista prodemocracia hongkonés Jimmy Lai declaró este miércoles por primera vez en casi cuatro años en un juicio contra él por acusaciones de infringir la ley de seguridad nacional.
Lai, de 76 años, es el fundador del ahora cerrado diario prodemocracia Apple Daily y uno de los disidentes más conocidos que han sido perseguidos con esta ley impuesta por Pekín tras las masivas protestas ocurridas en Hong Kong en 2019.
El magnate, encarcelado desde diciembre de 2020, está acusado de colusión con fuerzas extranjeras, un cargo que puede acarrearle una pena de cadena perpetua, y de publicar contenido sedicioso.
El caso se centra en los artículos de su periódico, cerrado en 2021 tras operaciones policiales y las detenciones de sus dirigentes, que había respaldado las protestas, a menudo violentas, y criticado firmemente a Pekín.
"Los valores fundamentales de Apple Daily son actualmente los valores fundamentales del pueblo de Hong Kong... el Estado de derecho, la libertad, la búsqueda de la democracia", dijo Lai ante el tribunal.
"Participar en el reparto de la libertad es una idea muy buena en mi opinión (...) Cuanto más sabes, más libre eres", argumentó.
Su declaración ocurre apenas un día después de que un tribunal de Hong Kong decretara penas de hasta 10 años de cárcel contra 45 activistas prodemocracia en el mayor juicio celebrado hasta ahora bajo la ley de seguridad nacional.
Tras casi cuatro años entre rejas, la salud y las condiciones de presidio de Lai habían generado dudas. En otros juicios anteriores contra él, todos ellos saldados con condenas, había optado por no declarar.
Tanto las autoridades locales como las estatales en Pekín definen a Lai como "una herramienta política de fuerzas extranjeras que intentan frenar a China a través de Hong Kong".
La acusación argumenta que en múltiples ocasiones Lai pidió a Estados Unidos y otros países la imposición de sanciones "o emprender otras actividades hostiles" contra China y Hong Kong.
Tras las masivas protestas de 2019, China impuso una ley de seguridad nacional en antigua colonia británica que, en virtud del acuerdo de devolución entre Pekín y Londres, gozaba de unas libertades civiles y políticas excepcionales en el país.
Organizaciones de derechos humanos, opositores exiliados y países occidentales aseguran que esta ley aplastó la disidencia y el régimen semiautónomo de este centro de negocios internacional.
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