Agencias

Las turbulencias mundiales empañan el arranque de la cumbre del G20


Pese a que Brasil quería evitarlo, las guerras de Ucrania y Gaza marcaron el arranque de la cumbre del G20 este lunes en Río, mientras el presidente chino, Xi Jinping, advirtió de que el mundo entra en un periodo de "turbulencia y cambio".

Después de que el mandatario izquierdista brasileño Luiz Inácio Lula da Silva abriera la cita de los mayores líderes mundiales con el lanzamiento de una ambiciosa alianza global contra el hambre, el presidente estadounidense, Joe Biden, entró en materia.

Al día siguiente de autorizar a Kiev a usar misiles estadounidenses de largo alcance contra objetivos militares rusos, el gobernante demócrata urgió a apoyar la soberanía de Ucrania.

"Estados Unidos apoya firmemente la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Todos en esta mesa deberían hacer lo mismo", dijo Biden en su discurso, en presencia del canciller ruso, Serguéi Lavrov.

Rusia perpetró el fin de semana pasado uno de los peores ataques en meses en suelo ucraniano.

Tras la luz verde de Washington al uso de misiles por Kiev, el 'premier' británico, Keir Starmer, se mostró en Rio elusivo sobre los planes de su gobierno: "No voy a entrar en detalles operacionales, porque el único ganador, si lo hiciéramos, es (el presidente Vladimir) Putin", dijo.

El canciller alemán, Olaf Scholz, reiteró que Berlín rechaza entregar proyectiles de largo alcance a Ucrania, pero que proveerá 4.000 drones con inteligencia artificial.

Biden pidió además a sus homólogos "aumentar la presión" para que Hamás acepte un alto el fuego en Gaza, algo que el movimiento islamista "actualmente está rechazando" para poner fin al conflicto con Israel.

"El mundo está entrando en un nuevo período de turbulencia y cambio", resumió Xi al reunirse con Starmer, al margen de la cita.

- El clima y Trump -

Ya antes de la apertura, no se auguraba un consenso fácil sobre los temas dominantes, incluido el cambio climático.

El texto final del G20 "ya está cerrado, pero algunos países quieren abrir algunos puntos sobre las guerras y el clima", explicó este lunes una fuente diplomática brasileña.

Los dirigentes de las principales economías, que representan el 85% del PIB mundial y el 80% de las emisiones de carbono, buscan destrabar puntos como el financiamiento de la lucha contra el cambio climático y la transición de energías fósiles a limpias.

El secretario general de la ONU, António Guterres, los urgió el domingo a hacer "concesiones" para permitir "un resultado positivo en la COP29" que se celebra en Bakú (Azerbaiyán).

"El fracaso no es una opción", dijo Guterres, mientras el mundo se encamina hacia un nuevo récord de la temperatura global este año.

En las negociaciones climáticas, pesa igualmente el regreso en enero de Donald Trump a la Casa Blanca. El republicano ha asegurado que volverá a sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, lo que podría lastrar los esfuerzos de la comunidad internacional.

- Alianza contra el hambre -

Lula expresó el domingo su deseo de que las guerras no acapararan la cumbre para que los líderes se enfocaran en las necesidades de los más pobres.

Como había prometido, lanzó una alianza global contra el hambre para acabar con esta "lacra que avergüenza a la humanidad", a la que se adhirieron 82 países.

La alianza propone erradicar el hambre y la pobreza de aquí a 2030, así como reducir las desigualdades.

Argentina no se sumó hasta después de su lanzamiento oficial, informó el gobierno brasileño.

Milei y Lula, que mantienen una relación tensa desde antes de que el gobernante argentino asumiera el poder en diciembre, protagonizaron un encuentro cuanto menos frío.

Ambos líderes apenas se miraron y posaron ante las cámaras con el semblante serio y distante, lo que contrastó con el resto de apretones de manos dados por el anfitrión, Lula.

El argentino replicó más tarde en redes sociales una foto del incómodo momento, junto a otra con su aliado Trump, en la que se les ve a ambos sonrientes.

Más allá de los gestos, Argentina podría pesar también en el resultado de la cumbre. Buenos Aires ha hecho objeciones al borrador de la declaración final y no tiene por qué "necesariamente" firmarla, indicó el jefe de la delegación de ese país, Federico Pinedo, sin detallar los puntos en discordia.

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