Precio del dólar en Perú HOY

Inteligencia artificial, por Raúl Tola

“Los cambios serían todavía más profundos porque, en los próximos cinco a 20 años, la IA podría superar a la inteligencia biológica”.

La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en nuestras vidas con ese vértigo que suele acompañar a las grandes novedades tecnológicas de las últimas décadas. Se trata de una revolución que ha despertado enormes entusiasmos y tiene demostrados efectos benéficos en la mejora de la ciencia médica, la creación de nuevos materiales, la prevención de terremotos e inundaciones, o el aumento de la productividad.

La IA tiene, sin embargo, un lado oscuro. Lo viene diciendo alguien como Geoffrey Hinton, ganador del Premio Turing (el ‘Nobel de la informática’) y exvicepresidente de ingeniería de Google, cargo al que renunció para emprender —aprovechando su prestigio— una campaña global de concientización sobre los efectos de esta invención que le debe tanto a sus propias investigaciones.

Sus diagnósticos son bastante sombríos. Hinton asegura que la IA tendrá un impacto pernicioso en la proliferación de noticias falsas (como aquellas fotografías generadas artificialmente del papa Francisco con un coqueto abrigo blanco de diseñador, de Donald Trump en el momento de su detención o de Jesús y los doce apóstoles haciéndose un selfie durante la última cena), en la eliminación de varias ocupaciones realizadas hasta ahora por las personas y en el aumento de la desigualdad económica.

Pero estos son solo los efectos superficiales. Los cambios serían todavía más profundos porque, en los próximos cinco a 20 años, la IA podría superar a la inteligencia biológica. ¿Podemos asegurarnos de que tendrá objetivos exclusivamente beneficiosos? ¿Que solo contribuirá al bienestar de los seres humanos? Esta es una ingenuidad porque, obviamente, uno de los campos que terminará empleándola (si no lo hace ya) es el bélico. Como pregunta Hinton: ¿qué pasaría si alguien como Putin tuviera la posibilidad de contar con un ejército de soldados robot?

Pero incluso si el objetivo del bienestar humano lograse incrustarse en la “conciencia” de la IA: ¿cuánto tiempo pasaría hasta que concluyera que para proteger al hombre tendría que dominarlo y frenar sus impulsos destructivos, como la guerra o el cambio climático? Anticipando la nueva era que comienza, la Unión Europea viene debatiendo un proyecto de ley para controlar los alcances de la IA.

Las medidas son bastante concretas y aspiran a poner un poco de sensatez: identificar qué contenidos son producidos artificialmente, impedir el uso de sistemas de identificación biométrica capaces de generar un ‘gran hermano’ estatal y prohibir los sistemas predictivos de crímenes. Los vaticinios de Hinton son tan pesimistas que considera que, de continuar por su actual camino, la IA llevaría al final de la civilización como la conocemos. Frente a esto, propone una alternativa: que se discuta en voz alta, en todos los foros posibles, en qué situación está y hacia dónde queremos llevarla.

Raúl Tola

El diario negro

Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.