A un mes del desborde del Huaycoloro y el Rímac. El panorama en estas zonas de Chosica es desolador. Ayuda ha disminuido, pero las necesidades continúan.,Las familias de Los Huertos de Cajamarquilla, centro poblado del distrito de Lurigancho-Chosica, nunca imaginaron que el desborde del río Huaycoloro, ocurrido el 15 de marzo pasado, los devolvería a la pobreza. Ellos, en su gran mayoría criadores de cerdos, viven ahora en carpas que la Municipalidad de Lima les prestó para que se protejan del frío y de los mosquitos que abundan en la zona. PUEDES VER: Santa Eulalia: Caída de nuevo huaico en Cajamarquilla alarma a vecinos | VIDEO A un mes de ese hecho, su destino es incierto pues el negocio ha desaparecido y no tienen otros ingresos. “El día que cayó el huaico, nuestros animales quedaron atrapados. Tuvimos que usar sogas para rescatarlos. Aun así, se murieron diez cerdos de los treinta que tenía. Ahora tenemos que ver con mis tres hijos la manera de recuperar lo que se ha perdido. Estos animales los vendíamos en el camal de Yerbateros”, cuenta Víctor León Aguirre. Hay que mencionar que el cauce del río Huaycoloro, a la altura de Cajamarquilla, ahora tiene menos profundidad. Su lecho está cubierto de piedras y tierra seca y sus riberas lucen carcomidas o derrumbadas. Otra damnificada es Ericka Gutiérrez. Ella también pernocta con sus cuatro hijos en una de las carpas entregadas por la municipalidad. “Aquél día el huaico parecía un mar de barro que se venía hacia nosotros para llevárselo todo. Estaba presa del pánico y dudé en qué rescatar primero, si mis hijos o mis objetos de valor. Felizmente recibí ayuda y salvé a mi familia”, recuerda con humor esta vecina de Los Huertos. JORNADA DE LIMPIEZA Hasta aquí llegó ayer la ministra del Ambiente, Elsa Galarza, con alrededor de 200 personas para una jornada de limpieza. La actividad permitió la remoción cien toneladas de residuos sólidos, escombros y mobiliario inservible. “Hemos tenido una jornada de limpieza en la que ha participado el sector público, el sector privado y la sociedad civil. Y se ha beneficiado a más de 500 personas de Cajamarquilla”, expresó Galarza. EN CARAPONGO, CHOSICA A un mes del desborde del río Rímac, el panorama en Carapongo también es desolador. La ayuda humanitaria en esta parte de Chosica ha disminuido y los vecinos tienen que comenzar de nuevo, pero esta vez solos. “Agradecemos la ayuda que nos han brindado, pero la necesidad aún existe. Necesitamos utensilios de cocina para seguir haciendo ollas comunes. Los que tenemos son prestados y nos los piden”, manifiesta Rosa Muñoz Alberto, coordinadora de la Asociación Señor de los Milagros.