La súbita y previsible mejoría de Pedro Pablo Kuczynski en la encuesta Datum probablemente se vaya erosionando en los meses futuros, por el desgaste que causa gobernar. El 10%+ ha sido un reconocimiento del buen manejo de la emergencia en el trimestre por parte del Ejecutivo. La reconstrucción inevitablemente va a ser harina de otro costal. El otro peligro para la aprobación recién recuperada es la mezcla de desaceleración e inflación producida por El Niño costero. La cifra de inflación 2017 amenaza superar el rango-meta del gobierno, y los cálculos de crecimiento privados están muy por debajo de los oficiales. Tarde o temprano esto se volverá una factura política de la catástrofe. Sin embargo hay algunas perspectivas positivas para PPK. Fuerza Popular está rápido dejando de ser monolítica, y le está saliendo competencia por el flanco derecho. Para el keikismo atacar al gobierno puede equivaler a darles armas a sus enemigos dentro y fuera. Esto puede ayudar al gobierno a perfilar una imagen de estabilidad anclada en su vocación de centro político. Es notorio que al lado de la imagen presidencialista del gobierno ha ido avanzando a lo largo del trimestre una imagen de gobierno corporativo, con el gabinete como protagonista colectivo. Extrañamente esto estaría favoreciendo a PPK, al ubicarlo en cierto modo por encima de la pelea. Quizás es la nostalgia de un presidente-tótem como Fernando Belaunde. Luego está Lava Jato. La expansión de la marea acusadora va marcando una diferencia cada vez mayor entre los gobiernos anteriores y este año de nuevo gobierno. Los encuestados no están dejando de advertir que la marea de destapes toca a casi todos los demás partidos, hasta ahora con muy poco riesgo para gente del actual gobierno. ¿Cómo puede aprovechar PPK esta encrucijada favorable? Sin duda trasladando a la reconstrucción el espíritu de la emergencia. Pero también evitando escuchar los cantos de sirena de la austeridad fiscal, y pisando el acelerador de la reactivación, para la cual hubo iniciativas anunciadas hace ya varias semanas. Lo ayudaría mantenerse al margen de la campaña electoral regional que entrará a velocidad de crucero después de Fiestas Patrias. El gobierno no necesita someterse a un plebiscito de facto, ni atraer los rayos de los partidos participantes.