Acciones y reacciones luego de la elección del domingo.,Keiko Fujimori. Su inesperada derrota en segunda vuelta, por segunda vez consecutiva, y esta vez por tan pocos votos, implica un golpe personal muy fuerte para quien trabajó con tanto esfuerzo, durante toda una década, para ser Presidente. Aún está por verse si volverá a ser candidata, siendo lo más probable que así sea porque la legítima búsqueda del poder es, para quien lo ha probado, un estímulo que nunca se pierde, pero antes que pensar en el 2021, Keiko Fujimori debiera pensar en el 2016 y, principalmente, en qué hará con los 73 congresistas –si realmente ejerce liderazgo sobre todos ellos– dentro de apenas 50 días. La actitud asumida ayer por sus principales dirigentes de no reconocer el triunfo de PPK puede ser una expresión comprensible del derecho al pataleo por la frustración de perder una elección que tenían ganada una semana antes de la votación, pero las insinuaciones de irregularidades implican riesgos institucionales graves. Lo que más le convendría a Keiko Fujimori ahora es reconocer el triunfo de PPK y ofrecer su bancada al servicio del país para que el lustro siguiente sea exitoso. Aunque luego haga todo lo contrario. Kenji Fujimori. No ir a votar por su hermana –ni en la primera ni en la segunda vuelta– constituye una expresión inequívoca del clima poco fraterno que existe hoy en Fuerza Popular, lo cual podría acrecentarse en el futuro. El fujimorismo duro viene ahora por la revancha. Lourdes Flores. Apoyo a PPK en las postrimerías de la segunda vuelta, en una apuesta que la puede ayudar a sacarse la fama de salada. Pero tiene un zafarrancho en el PPC que le va a costar mucho remontar. Alan García. El ex presidente sigue de tumbo en tumbo pues, desde hace varias elecciones, siempre apuesta por el perdedor, incluida esta segunda vuelta en la que respaldó a Keiko Fujimori, y la primera vuelta en la que su candidatura fracasó de manera estridente. Juan Luis Cipriani. El sábado previo a la votación se la jugó con todo por la candidatura naranja en su espacio radial. Y volvió a perder. Se va del arzobispado antes de que PPK culmine su mandato: ya solo le faltan dos años y medio para que, por límite de edad, deje de ser cardenal. Verónika Mendoza. Su valiente apuesta por PPK ocurrió recién al final de la campaña pero quizá, por ello mismo, fue bastante efectiva y oportuna para convencer al sur y a la izquierda de respaldarlo para evitar el triunfo de Keiko Fujimori sin que eso la comprometa con lo que ocurra de Pedro Pablo Kuczynski.