Ha habido momentos en que el Perú parecía un distrito electoral homogéneo, articulado por el peso de Lima. Pero a partir del retorno de la democracia en el 2000 la antigua brecha histórica entre los Andes y la costa se ha ido poniendo en evidencia. ¿Qué quieren hoy los votantes del sur andino? En principio votar contra el candidato percibido como más a la derecha. El clima electoral predominante en la zona es un coctel de tradiciones que incluye izquierdismo, regionalismo e indigenismo, más un sentimiento de postergación económica. El sentimiento es real, aunque no siempre se justifica. La pobreza sin duda existe, pero la postergación es social, no tanto geográfica. En el mapa actual de la pobreza, solo Ayacucho, Apurímac y Huancavelica están en puestos altos. Puno ocupa un punto medio. Arequipa y Cusco hoy están entre los que alojan menos pobres. Pero igual hay un tono común en el reclamo económico. Es muy probable que si le dieran a escoger, el sur andino preferiría un Pedro Pablo Kuczynski mucho más a la izquierda y con resonancias culturales provincianas como las de Ollanta Humala. Pero por algún mecanismo la zona ha reconocido a PPK como algo más o menos parecido a sus deseos, pero ciertamente no como un Humala 2006 o 2011. Luego están también los deseos específicos del sur andino. Más poder nacional para sus gobiernos regionales, lo cual incluye mejores puertas de entrada a la política del gobierno central. Una postura más firme sobre los siempre tambaleantes proyectos de inversión en la zona, como energía e hidrocarburos. Más sutil, pero no menos fuerte, es el deseo del sur andino de un reconocimiento de sus liderazgos. Algo de esto lo logran ambos candidatos con sus pactos con la política regional. Pero a la vez ninguno de los candidatos tiene a una o más figuras destacadas del sur andino en la plana mayor de su campaña. Una de las ideas que circulan por estos tiempos es que un paso decidido de la izquierda y sus figuras al apoyo a PPK definiría esta segunda vuelta. Es posible, pero no seguro, pues una imagen más a la izquierda necesariamente viene con un costo/beneficio. A Humala el respaldo le sirvió mucho en el 2011, no tanto en el 2006.