Fallo del JNE puede afectar legitimidad democrática., Más allá del efecto que pudiera tener la cancelación de la candidatura de Julio Guzmán en la competencia presidencial, el riesgo de la decisión del JNE en este caso es que puede afectar la legitimidad de la elección en marcha y la estabilidad democrática. Es obvio que la cancelación de una candidatura que, según las encuestas, tiene el voto válido de la quinta parte del país, significaría una alteración relevante de la competencia, especialmente si agrega que, según Datum, sería, hasta ahora, el único que podría ganarle a Keiko Fujimori en la segunda vuelta. Con Guzmán fuera, se pueden plantear muchas hipótesis sobre a dónde irían a parar sus votos. Él sería el perjudicado principal, y cabe la especulación sobre los beneficiarios. Pero el panorama electoral cambiaría dramáticamente. Ese sería el sueño de Alan García: sacar a Guzmán, que luego cayera César Acuña por las denuncias de plagio, y que, entonces, el sólo tuviera al frente a Pedro Pablo Kuczynski, a quien derrotar y que el camino se le allane para llegar a la segunda vuelta. Lo más probable, sin embargo, es que, en ese caso, se abriría el camino para otro candidato como Alfredo Barnechea o cualquier otro. Pero la candidatura de Todos por el Perú no sería la única con problemas administrativos. Como ha revelado Poder a través del par de estupendas notas de su director David Rivera, tanto Acción Popular como el PPC también tendrían errores en su inscripción, lo que llevaría a que, en un extremo, no solo quedara fuera del camino la candidatura de Julio Guzmán sino, también, las de Alfredo Barnechea y Alan García. (Para el candidato aprista esa posibilidad sería la que podría ayudarlo a salvarse del papelón al que se dirige a toda velocidad, con rumbo de colisión, con destino el 10 de abril, salvo que cambien sustantivamente las condiciones de la competencia mediante la eliminación de algunos postulantes y él siga adelante). Pero todas estas especulaciones sobre la competencia presidencial, que tiene incidencias sobre candidaturas particulares, no son nada en comparación con el daño terrible que se le haría al sistema democrático por la pérdida de legitimidad que se produciría en la elección del 2016. Es como que la FIFA diga que un jugador no puede seguir en la cancha cuando van diez minutos del segundo tiempo y acaba de meter un gol. Es una lástima que la normatividad electoral no haya previsto que las inhabilitaciones de los postulantes deban terminar con el plazo suficiente para que no se piense que estas se deciden según las encuestas, y en función de las leguleyadas de partidos con tradición de lograr, con ganzúa y pata de cabra, lo que no pueden ganar en las urnas.