Brasil. Acusaciones de corrupción y el gran bajón en precios de materias primas pone en aprietos al partido gobernante., Adriana Gomez, AP Una economía que cada día se hunde un poco y un escándalo de corrupción de proporciones gigantescas no solo amenazan con derrocar a la presidenta de Brasil Dilma Rousseff, sino con echar abajo el legado del gobernante Partido de los Trabajadores y su lucha por empoderar a la izquierda latinoamericana. Especialistas consultados concuerdan en que el partido sufre el peor momento desde su creación, principalmente por un escándalo de corrupción y sobornos en la estatal Petrobras, que coincidió con un bajón en los precios de las materias primas, cuyas exportaciones habían impulsado el desarrollo del país en los últimos años. El entramado de corrupción transcurrió durante más de una década y ha involucrado a unos 60 políticos y a las más grandes empresas del sector petrolero y de la construcción en momentos en que la economía reportaba fuertes caídas en los últimos tres trimestres. Según economistas entrevistados por el Banco Central, el PIB se contraerá un 3,6% en 2015. Todo esto puede derrumbar el trabajo de años del Partido de los Trabajadores, o PT como se le conoce popularmente, que construyó su liderazgo lentamente, desde inicios de los 80 cuando la dictadura brasileña (1964-1985) languidecía. En ese entonces, el partido encontró su base política en sindicatos y movimientos sociales y su discurso, basado en el ejercicio ético de la política, caló entre el electorado. Durante años, se fue granjeando la simpatía de las clases populares con sus programas sociales que sacaron de la pobreza a millones y los insertaron en la clase media. “Era visto como un ejemplo de la izquierda moderna en América Latina”, dice Christopher Sabatini, profesor de Asuntos Latinoamericanos en la Universidad de Columbia. “Ahora está en una verdadera crisis. Está involucrado en corrupción y es víctima de falta de renovación en sus liderazgos”. Su principal activo político y fundador del PT, Luis Inácio Lula da Silva, fue reconocido como un mandatario carismático que defendió a los pobres. Ahora, la autoridad que se granjeó en la región y el mundo es motivo de indagación tras revelarse que fiscales federales brasileños están investigando acusaciones de tráfico de influencias. Lo mismo sucedió con el PT. Según Sabatini, el partido fue sobrevalorado y ahora corre el riesgo de arruinar su legado a largo plazo de promover la agenda de izquierda moderada entre los países en desarrollo del mundo. El PT también se debilitó a nivel interno al tomar medidas de austeridad como recortes de gastos, aumentos de impuestos y recorte de personal. “Va a tener grandes dificultades para mantener el poder en plano nacional”, dijo Rafael Cortez, analista. Expertos dicen que el juicio político podría tardar hasta ocho meses y, de seguro, distraerá al Congreso. A Rousseff y al PT les espera un año largo y difícil año. PT: imagen de partido corrupto El PT y Rousseff se han visto involucrados directamente en el entramado de corrupción de Petrobras. El ex tesorero del PT, Joao Vaccari Neto, fue condenado por aceptar al menos un millón de dólares en sobornos que utilizaba para hacer campañas políticas. Su líder en el Senado, Delcidio do Amaral, enfrenta cargos de obstrucción de justicia. Y su miembro más reconocido, Lula da Silva, sería interrogado por la fiscalía federal. “Ahora el PT no tiene cómo limpiarse de esa imagen de partido corrupto a corto plazo”, dijo el analista Luis Tejero. “No se ve cómo puede salir” de la crisis.