Economista. Director de Carrera Administración y Finanzas de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC),A propósito de la tercera Conferencia Internacional en Global Management, el economista analiza la situación empresarial en el Perú y afirma que hay un aire de optimismo en el sector privado. Advirtió que una economía informal puede tener tasas de crecimiento altas pero no genera desarrollo. La realización de esta Conferencia de empresarios calza con la llegada de un nuevo presidente, ¿cuál es la percepción de los empresarios? Ciertamente con el inicio de la era PPK, el sentir transversal es de optimismo, de mucha esperanza, en el que se retomaría la confianza y la senda de crecimiento, los patrones de emprendimiento que tanto lo necesitamos. Hay que ponerle fuerza al intraemprendimiento, que es el cambio disruptivo desde la misma empresa. En la medida en que las empresas crecen y se desarrollan, se acartonan y llenan de procesos, eso atenta contra el intraemprendimiento. ¿Y en el Perú hay este tipo de emprendimientos? En el Perú el grueso de las empresas son pequeñas, micro y en menor grado medianas. El emprendimiento suele darse justamente en estas empresas. Hay que tener cuidado con los subsidios que se dan en este ámbito porque por lo general afectan la competitividad. Pero los subsidios se dan para fomentar la formalización de los emprendedores... La formalidad es importante, es imposible hablar de desarrollo social y económico sin formalidad. Una economía sí puede crecer con altas tasas de informalidad, el Perú lo ha demostrado en los últimos años, pero resulta imposible transformar crecimiento en desarrollo cuando hay altos índices de informalidad. Ahí el Estado sí debería abordar ese flagelo. ¿Y reducir en 1% el IGV es una medida prudente? El problema no es tanto el reducir o no el IGV, el problema está en la calidad del gasto, si nosotros mejoramos la calidad del gasto público, no necesitaríamos tener un IGV de 18%. En el gobierno de Alan García se redujo el IGV en un punto porcentual (S/ 2.000 millones) y los resultados fueron positivos. En la medida en que no mejoremos el gasto, el Estado necesitará mayores recursos, pero la solución no está en gravar más y más, sino que gravar mejor. Bajar el IGV es una medida tributaria que debe formar parte de una reforma mayor que apunte a incrementar la recaudación, reducir la evasión y la elusión fiscal, ampliar la base tributaria y otras que vayan de la mano. No se olviden que hay regiones en el país como la selva en los que no hay IGV. Y entonces los microempresarios harán cola para formalizarse... Todo problema económico puede solucionarse en función de incentivos, hay que identificar cuáles son los incentivos que deberíamos abordar para solucionar la informalidad. Reducir en 1 punto porcentual el IGV o gradualmente como 'la' solución a la informalidad me parece una óptica miope, no es la solución, es parte de la solución. Parte de la reforma sería ver la forma de incrementar la participación del Impuesto a la Renta. Las cifras no son muy alentadoras, ¿a qué responde el optimismo del que usted habla? Lo que se requiere es un incremento de los índices de confianza, que empezó a regresar. Ahora tenemos un impase potencial adicional que es la relación entre el Ejecutivo y el Congreso, pero en la media en que el voto de confianza se dé, la cosa va tomar su rumbo, es cuestión de tiempo. Estos primeros cien días veremos bastante luz, pero necesitamos afinar las políticas macroprudenciales y sobre todo la política fiscal, en función de menores impuestos y un menor y mejor gasto, el problema no es el déficit fiscal, sino la cantidad del gasto. En el gobierno del presidente Humala, el gasto no financiero del sector público creció 65% y el corriente creció en 45%, eso es mucho sector público y el que genera la riqueza y empleo en el país es el sector privado.