Sociedad

La ciudad de Perú que quedó SEPULTADA bajo toneladas de lodo y piedras tras un terremoto: tragedia dejó 20,000 muertos

Un sismo de 7.8 grados provocó un aluvión que arrasó con una ciudad peruana en minutos, dejando miles de víctimas y convirtiéndose en una de las peores tragedias de la historia del país.

Este terremoto dejó más de 75,000 muertos en toda la región. Foto: composición LR
Este terremoto dejó más de 75,000 muertos en toda la región. Foto: composición LR

Un día que parecía común en una ciudad ubicada en la sierra de Perú terminó siendo el escenario de una tragedia inimaginable. La naturaleza se desató con una fuerza descomunal, generando pánico entre los residentes. Lo que comenzó como un fuerte temblor se transformó en un aluvión mortal que arrasó con la ciudad y a miles de sus habitantes en cuestión de minutos. La mayoría de las casas, hechas de adobe, no soportaron el impacto del sismo. La catástrofe dejó solo unos pocos sobrevivientes que buscaron refugio en las zonas más altas.

¿Qué ciudad de Perú quedó sepultada tras un terremoto?

La ciudad de Yungay, una tranquila localidad situada en el Callejón de Huaylas, Ancash, fue la víctima principal de este desastre en 1970. Antes de la tragedia, Yungay era conocida por su historia colonial y su proximidad al imponente nevado Huascarán, la montaña más alta del Perú. Fundada en el siglo XVI, la ciudad era un centro económico y cultural, con una población de alrededor de 20,000 habitantes. Con calles pintorescas, plazas llenas de palmeras y una vibrante comunidad, Yungay representaba un baluarte del desarrollo local en la región.

El 31 de mayo de 1970 , muchos de los habitantes estaban en sus hogares viendo el partido inaugural del Mundial de Fútbol en México, que enfrentaba al equipo anfitrión contra la Unión Soviética. Mientras algunos disfrutaban del evento deportivo, otros se encontraban en un circo instalado en la parte alta de la ciudad. Sin embargo, la ubicación estratégica de Yungay, al pie del Huascarán, la convirtió en el principal blanco del aluvión. El desprendimiento del glaciar del Huascarán generó una avalancha de hielo y rocas que en cuestión de minutos sepultó toda la ciudad de Yungay dejando 20,000 muertos. A pesar de la magnitud de la tragedia, aproximandamente 300 personas lograron salvarse al refugiarse en el cementerio general, el punto más alto de la zona.

¿Cómo fue el impacto del terremoto en la región de Áncash y en Yungay?

El terremoto de 1970, que tuvo una magnitud de 7.8 grados en la escala de Richter y tuvo una duración aproximada de 45 segundos, afectó a varias localidades de Áncash, pero el impacto más devastador se concentró en Yungay debido al aluvión. La tragedia no solo marcó el fin de una ciudad entera, sino que también alteró la geografía de la región. El glaciar que se desprendió del Huascarán arrasó con todo a su paso, formando una avalancha de más de 30 millones de toneladas de lodo, hielo y rocas. Este fenómeno natural afectó no solo a Yungay, sino también a localidades cercanas como Ranrahirca, Caraz y Carhuaz, dejando una huella de destrucción a lo largo del Callejón de Huaylas.

La magnitud del desastre fue tal que la nube de polvo levantada por el aluvión cubrió el cielo durante horas, dificultando la llegada de ayuda inmediata. La capital de Áncash, Huaraz, también sufrió daños significativos, con más del 80% de sus edificaciones colapsadas. Mientras tanto, los sobrevivientes en Yungay tuvieron que esperar 3 días para recibir la primera ayuda, ya que la inaccesibilidad de la zona complicó los esfuerzos de auxilio

¿Qué consecuencias tuvo el terremoto y aluvión de 1970?

El saldo de la tragedia fue abrumador: más de 75,000 muertos en toda la región de Áncash, con 20,000 de ellos en Yungay, además de 150,000 heridos y cerca de 600,000 personas que quedaron sin hogar. La tragedia dejó una profunda marca en la memoria colectiva del país y motivó cambios en la política de prevención de desastres. Dos años después del suceso, en 1972, se creó el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) para centralizar la respuesta a desastres naturales y mejorar la preparación del país ante futuros eventos sísmicos.

 La tragedia ocurrió el <strong>31 de mayo de 1970</strong> a las <strong>15:23 horas</strong>, cuando un terremoto de 7.8 grados sacudió la región de Áncash en Perú, desencadenando el aluvión que sepultó la ciudad de Yungay​. Foto: El Peruano

La tragedia ocurrió el 31 de mayo de 1970 a las 15:23 horas, cuando un terremoto de 7.8 grados sacudió la región de Áncash en Perú, desencadenando el aluvión que sepultó la ciudad de Yungay​. Foto: El Peruano

A nivel internacional, la tragedia de Yungay atrajo una ola de solidaridad sin precedentes, con ayuda humanitaria proveniente de países como Estados Unidos, Canadá, Japón y varios países europeos. A pesar de la respuesta internacional, la reconstrucción de la región fue lenta y complicada por la corrupción y la falta de infraestructura adecuada, lo que dejó a miles de personas en condiciones precarias durante años.

¿Qué significa Yungay?

El nombre Yungay tiene sus raíces en el idioma quechua y se traduce como "valle templado". La región era conocida por su clima agradable y su paisaje rodeado de montañas y valles fértiles, que contrastaban con la fuerza impredecible del Huascarán, el cual se convertiría en el origen del aluvión mortal de 1970. Antes de la tragedia, Yungay era un símbolo de tranquilidad y prosperidad, con habitantes que mantenían tradiciones ancestrales en armonía con la naturaleza.

 La provincia de Yungay fue creado como provincia el&nbsp;<strong>28 de octubre de 1904</strong>

La provincia de Yungay fue creado como provincia el 28 de octubre de 1904

Para los sobrevivientes, el nombre de la ciudad adquirió un significado más profundo después de la tragedia, simbolizando tanto la pérdida como la resiliencia. La nueva Yungay, fundada al norte de la antigua ciudad, se convirtió en un símbolo de renacimiento y de la capacidad del ser humano para sobreponerse a las adversidades, preservando el legado histórico y cultural de la ciudad original.

¿Qué visitar en Yungay?

Hoy en día, Yungay se ha transformado en un destino turístico y de memoria. Uno de los principales atractivos es el 'Camposanto de Yungay', que conserva las ruinas de la ciudad antigua y se ha convertido en un lugar de peregrinación y reflexión. La estatua de Cristo Redentor y las palmeras de la Plaza de Armas, que resistieron el aluvión, permanecen en pie como testigos silenciosos de la tragedia. Además, los visitantes pueden encontrar un autobús semienterrado, símbolo de las vidas truncadas por el desastre.

Restos del omnibus de expreso Ancash.

Restos del omnibus de expreso Ancash.

Otros lugares para visitar incluyen la 'Laguna de Llanganuco', famosa por sus aguas turquesas rodeadas de montañas andinas. El 'Parque Nacional Huascarán' ofrece senderos que permiten explorar la belleza natural de la región, con paisajes que incluyen lagunas, quebradas y el majestuoso nevado del Huascarán. La Cueva de Guitarreros, un sitio arqueológico cercano, ofrece una visión de los primeros asentamientos humanos en la región andina, completando así la oferta turística de la zona.

La nueva Yungay

La nueva Yungay, fundada a dos kilómetros al norte de la ciudad sepultada, representa un renacimiento tras el desastre. Actualmente, la ciudad cuenta con una población de aproximadamente 8,000 habitantes y ha logrado una recuperación significativa a través del turismo, la agricultura y actividades comerciales. Cada 31 de mayo, los pobladores conmemoran la tragedia con ceremonias en el 'Camposanto', recordando a las víctimas y reafirmando su espíritu de resiliencia.

Campo Santo de Yungay

Campo Santo de Yungay

El desarrollo turístico ha sido una parte fundamental en la recuperación económica de Yungay, con inversiones en infraestructura y proyectos como el 'Centro de Interpretación del Camposanto'. Las festividades culturales, ferias gastronómicas y artesanales también juegan un papel esencial en la revitalización de la ciudad, atrayendo tanto a turistas nacionales como extranjeros. La historia de Yungay, aunque marcada por la tragedia, se ha convertido en un símbolo de la capacidad humana para sobreponerse y seguir adelante.