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Sociedad

Al 2100 ya no habrá glaciares en Perú por el calentamiento global

Macizos son fuente de agua para la humanidad y otras especies. Especialistas señalan que tendremos que adaptarnos a los cambios que, al parecer, son irreversibles.

PELIGRO LATENTE. Deglaciación del nevado Salkantay podría provocar un nuevo aluvión en el distrito de Santa Teresa.
PELIGRO LATENTE. Deglaciación del nevado Salkantay podría provocar un nuevo aluvión en el distrito de Santa Teresa.

“Ya nada va a ser igual, tenemos que prepararnos para el cambio”, reflexiona Guillermo Rojas Gutiérrez, presidente del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem). Durante el receso de un simposio científico en Sabandía, en la ciudad de Arequipa, el funcionario señaló que para el 2100 los glaciares de los Andes peruanos habrán desaparecido por completo, por el calentamiento global.

Hay un rápido deshielo, en las últimas cinco décadas se perdió el 53,56% del área glaciar en el país. Rojas Gutiérrez opina que se trata de un proceso irreversible.

La afirmación de Rojas Gutiérrez suena apocalíptica, pues los glaciares son reserva de agua para humanos y otras especies. En invierno mantienen el recurso hídrico congelado que luego progresivamente desciende. Un ciclo que para el 2100 llegará a su fin.

El jefe del Inaigem remarca que frente al escenario, la humanidad debe prepararse en dos frentes: asegurar otras fuentes de agua y los riesgos por inundación a poblados abajo.

El Inaigem, como entidad estatal científica que estudia el comportamiento de los glaciares, genera la información para que las autoridades tomen acciones. “La mejor manera es tomar decisiones con base científica”, indica.

La vida después del hielo

Las consecuencias del deshielo variarán según la dependencia. La investigadora Luzmila Dávila Roller recuerda que hay 4 millones de peruanos que viven en zonas de cuencas altas o poblaciones norteñas que dependen del agua del río Santa, que se nutre de la Cordillera Blanca. Esto afectará otras actividades productivas, como la agricultura o la generación de energía hidroeléctrica.

Organismos no gubernamentales, como Condesan y Forest Trends, apoyan en el estudio de fórmulas para adaptarse al cambio que viene. Fernando Momiy, director de proyectos de infraestructura natural de Forest Trends, señala que una alternativa para almacenar agua podrían ser las lagunas y bofedales, la llamada siembra de agua. El problema es que los bofedales también sufren depredación, incluso —refiere Momiy— para venderse como abono en viveros de ciudades.