Waru Waru: ¿cuál es el misterio de estos geoglifos que funcionan como un sistema agrícola ancestral ?
Su aparición se atribuyen a los extraterrestres y en esta nota te contamos cuál es su origen. Vistos desde una determinada altura, se muestran espectaculares a los ojos de los visitantes que llegan hasta Acora.
Se ha corrido el rumor de que los geoglifos en la comunidad de Caritamaya, del distrito de Acora, en Puno, sería obra de los extraterrestres; sin embargo, especialistas y autoridades comunales de la zona nos aclararon que se trata de Suka Q’ullus o Waru Waru, que es un sistema agrícola ancestral.
Estos Waru Waru de Caritamaya, al ser observados desde la superficie, parecen simples surcos; no obstante, visto desde lo alto, adoptan figuras espectaculares.
El Waru Waru es una tecnología andina ancestral y ahora también se impulsa como atractivo turístico. La República se trasladó a Caritamaya para verificar estos geoglifos, ubicados a 3.832 m s. n. m., y a 45 minutos de viaje desde la ciudad de Puno.
En el lugar nos recibe Vicente Ventura Lope, técnico en agropecuaria, y nos indica que en esta zona se ha encontrado vestigios de camellones, que también los denominan Suka Q’ullus, que en idioma aimara significa surcos elevados; y desde 1986 se les conoce como Waru Waru, término quechua del distrito de Huata (Puno), en el que también se hallaron huellas de este sistema agrícola ancestral.
Sin embargo, Vicente Ventura agrega que los vestigios más antiguos e importantes se hallaron en Pucará (Lampa).
Cómo se construyeron los Waru Waru
Vicente Ventura nos explica que, en 1990, tras previamente ejecutar un estudio minucioso de los Waru Waru, decidieron construir esta tecnología andina ancestral en Caritamaya. La característica de estos son los camellones o surcos elevados y los canales. Además, cumple la función de captación de agua, subirrigación y drenaje.
”Ese año organizamos a los comuneros para construir los Waru Waru. Con pico, pala, barretas y otros instrumentos que usan los agricultores, decidimos rescatar este sistema agrícola”, nos cuenta Vicente.
La construcción de un Waru Waru en una hectárea demandó la mano de obra de 80 personas y duró más de un mes. En Caritamaya existen 10 de estos, la mayoría con diseño circular y uno tiene el solar. “Estas figuras fueron realizadas por mi persona, teniendo previo conocimiento de los Suka Q´ullus antiguos”, agrega el técnico en agropecuaria.
Este sistema agrícola andino se caracteriza por el manejo del agua, del suelo, la selección de semilla, la rotación de cultivos y el microclima.
Por estudios arqueológicos se conoce que la construcción de los camellones en Puno se inició en el 1.000 a. C. y su proceso de desarrollo abarcó 1.300 años. A partir del 300 d. C., decae la intensidad de su uso, incluso se llegan a abandonar algunas áreas. Posiblemente en el año 1.000 d. C., se habría reiniciado su cimentación.
Waru Warus en inundación, helada y sequía
El ingeniero Alipio Cahuana detalla que las culturas preínca e inca, basadas en el conocimiento de las variaciones topográficas y ecológicas de este espacio, así como en la organización social para el trabajo solidario, desarrollaron infraestructuras agrícolas como: andenes (‘pata patas’) en las laderas; canchones e irrigaciones (‘huyos’ e ‘irpas’) al pie de los cerros; lagunas temporales (‘q’ochas’ o ‘q’otañas’) en las lomadas secas; y camellones en las planicies con nivel freático alto e inundables por la crecida de los ríos, lagunas y el lago Titicaca, en tiempo de lluvias.
Asimismo, Vicente Ventura nos explica que este sistema agrícola ancestral se puede adecuar a la época de inundación, época de heladas y época de sequía.
En la época de inundación, es decir, cuando hay exceso de lluvias, con esta práctica se puede hacer un control de agua; en otras palabras, se tiene un sistema de drenaje. Cuando sucede ello, se cierra la compuerta principal y el líquido discurre por canales del costado para su desfogue en el río.
En época de helada, el agua acumulada en los canales funcionan como una acción termorreguladora, que evita que los cultivos se congelen o se marchiten. Y en sequía, la humedad que se conserva en los estos funciona como microclima para los sembríos. En 1990, tras construir los Waru Waru, sembraron papa, previamente efectuaron el pago a la madre tierra invocando que les dé buenos frutos. Ese año la producción del tubérculo fue buena.
Vicente Ventura nos indica que en un campo de cultivo normal, en una hectárea de tierra, se producen cinco toneladas; no obstante, en el Waru Waru se cosecharon 12 toneladas de papa, más que duplicándolo.
Gran parte de los pobladores de Caritamaya aún mantienen sus costumbres de respeto a la madre tierra. El presidente de la comunidad, Demetrio Mamani, relata que, precisamente, por estos días se realizará una ceremonia ritual para el inicio de la temporada de siembra.
Ahora los Waru Waru se han convertido en un atractivo turístico impulsado por las agencias de turismo. “No sabemos con exactitud cuál es el mensaje que venden a los turistas; sin embargo, desde Caritamaya aclaramos que estos Suka Q’ullus, son un sistema agrícola ancestral”.
Cada día llegan más visitantes para observar los Waru Waru. Asimismo, recuerda que, anteriormente, llegaron periodistas de España y Alemania para conocer el misterio de los geoglifos de Caritamaya.